The Old Man & the Gun. David Lowery. Crítica
Materiales usados para la promoción del film, cedidos por Vértigo
NO PRETENDO GANARME LA VIDA, SINO VIVIR LA VIDA
Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice, cartel, trailer (pinchad aquí)
Crítica:
Robert Redford, el gran Mecenas de Sundance Institute, que celebra un Festival de Cine Independiene en verano, ha elegido para despedirse de la gran pantalla un género de acción en esencia, amable y ligero en la práctica, una feel good movie muy apreciada por el público de mediana edad; un director indie , David Lovery que triunfó en el prestigiosos certamen con Ain't Them Bodies Saints, y un elenco-amigo, formado por Danny Glover, Casey Affleck y Tom Waits. Y dentro del thriller de acción, muy tranquilo (Forrest Tucker sólo enseñaba la pistola, amable y siempre sonriente), se decanta por una buddy movie, en la que se enfrentan un fugitivo y un sabueso dispuesto, generalmente, a seguir hasta la muerte a un caco-atracador de bancos, que había logrado evadirse de diferentes cárceles 17 veces, con una salvedad: ni el viejo atracador, a cuyo grupo había puesto nombre John Hunt (Casey Affleck), un tranquilo padre de familia y un buen policía, se esforzaba mucho para esconderse, ni el inspector parecía tener demasiado interés en detenerlo. La secuencia en la que ambos se ven cara a cara e intercambian una pequeña conversación en la que los dos ponen sus cartas al descubierto, es una de las más bonitas del film, que evoca el impactante primer encuentro del honesto policía Richie Roberts (Russell Creowe) y el peligroso gángster Frank Lucas (Denzel Washington),en American Gangster de Rildley Scott; tanto Redford como Affleck demuestran haber sido dignos de los premios que la Academia de Cine Norteamericano les otorgó.
La partner de Redford es en este caso la dulce Sissy Spacek, en el papel de una viuda sesentona, propietaria de un finca extensa en la que cría caballos, aunque su situación económica es como mínimo delicada. Pero en este recorrido por el cine que protagoniza el homenajeado, en el que se busca la mínima ocasión para mostrar fotografías y algún fragmento de alguna película del galán, uno de los más amados por hombres y mujeres, de un gran atractivo que el tiempo se ha encargado de arrebatarle, recordamos que la sonriente y angelical actriz, protagonizó películas tan terribles como Bad Lands (Terrence Malick, 1973) y Carrie (Brian de Palma, 1976), que han ocupado un lugar preeminente en el espacio del terror bien hecho del imaginario colectivo. Una buena compañera de viaje en su despedida. Danny Glover y el músico Tom Waits, que trabajó con Francis Ford Coppola en 'Rebeldes' (1983) completan el elenco, muy reducido pero de calidad, que acompañan al que no sólo nos hizo soñar como Sundance the Kid en 'Dos hombres y un destino' , 'El Gran Gatsby' , 'Memorias de África' o 'Solos en el parque', sino reflexionar, cuando se puso detrás de las cámaras con películas como 'Ordinary people' o 'El río de la vida', una selección injusta por reducida, que dan testimonio del actor al que hoy despedimos.
El lenguaje se ha puesto al servicio del discurso que se quería transmitir, y varios planos cenitales, que se justifican en cualquiera de sus películas, saltos de eje, panorámicas que evocan los pseudo-atracos de 'Sneakers', nos hacen no sólo ver la historia que discurre ante nuestros ojos, sino evocar tantas otras que Redford protagonizó. Aquí reside el gran valor de un film que se despide de uno de los suyos sin histrionismo, con elegancia, con una sonrisa y grandes planes a los 75 años. Como dice Jodorowsky, bastante mayor que él, sabe que la muerte está cada vez más cerca, pero es posible que, si las fuerzas le acompañan, cualquier día decida volver a las pantallas, como ha ocurrido con tantos otros. De momento a su público lo ha dejado contento.
El lenguaje se ha puesto al servicio del discurso que se quería transmitir, y varios planos cenitales, que se justifican en cualquiera de sus películas, saltos de eje, panorámicas que evocan los pseudo-atracos de 'Sneakers', nos hacen no sólo ver la historia que discurre ante nuestros ojos, sino evocar tantas otras que Redford protagonizó. Aquí reside el gran valor de un film que se despide de uno de los suyos sin histrionismo, con elegancia, con una sonrisa y grandes planes a los 75 años. Como dice Jodorowsky, bastante mayor que él, sabe que la muerte está cada vez más cerca, pero es posible que, si las fuerzas le acompañan, cualquier día decida volver a las pantallas, como ha ocurrido con tantos otros. De momento a su público lo ha dejado contento.
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