Mula. Clint Eastwood. Crítica


UN CANTO A LA VEJEZ DE UN LIBERAL


Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice. ( Pinchad aqui)


Crítica:


Se puede constatar cierta decepción del público en relación con las expectativas que había levantado la última película del octogenario actor/director Clint Eastwood, tanto por su talento particular, como por la contundencia de un título que había hecho concebir en más de un crítico y espectador la ilusión de que, de alguna manera alcanzara la excelencia de la que muchos habían considerado su última película, la que pasaba revista a los acontecimientos más importantes de la vida de un veterano de Corea, hijo de un obrero metalúrgico y una empleada de un fábrica de IBM, 'Gran Torino' (2008) que se había convertido en un icono del cine americano gracias a los personajes-protagonistas de la 'Trilogía del Dolar' de Sergio Leone  y su trabajo en 'Harry el Sucio'. Sin embargo, tras el éxito del film le invadió, cumplidos 78 años, la necesidad febril de estrenar una película cada año y en 2018 dos ('Invictus', 2009; 'Más allá de la vida', 2010; 'J.Edgar', 2011; 'Jersey Boys', 2014: 'Sully', 2016, y en 2018 '15,17 Tren a París' y 'The Mule'. En 2012 produjo 'Golpe de efecto'). Es evidente que mientras le quede un hálito de vida es un hombre absolutamente impredecible, al que define 'lo que hace'.

La apariencia de este hombre de 89 es frágil, pero conserva su gesto, es el Clint Eastwood de siempre, al que las fuerzas han abandonado y al que otros hombres más jóvenes pueden hacer sangrar, pero en esta historia, el superviviente, el que ha preferido perder a su familia y ser algo fuera del hogar, antes que un fracasado en casa, aprovecha su vulnerabilidad para realizar un trabajo muy peligroso en cualquier otro de su clase: convertirse en 'mula' y trasladar droga por los diferentes estados del país, y regresar con las ganancias obtenidas, para volver a empezar. El gran valor que representa para los narcotraficantes, que lo llaman 'Tata', es precisamente la debilidad presente de un veterano de guerra blanco, que no levanta sospechas en ningún control, por mucho que los perros lo delaten. Como ocurre en otros films en los que, sin llegar a constituir un subgénero,  sin llegar a ser una buddy movie, dos hombres establecen una conexión, -uno huye y el otro lo persigue - la secuencia en la que ambos se van a ver la cara, representa una set piece, una recompensa emocional, especialmente cuando ambos ya se han visto las caras con anterioridad, aunque el policía, Colin Bates, interpretado por Bradley Cooper, jamás hubiera sospechado del amable anciano.

De este modo el actor y director republicano que no se somete a ninguna regla, el máximo exponente del individualismo americano, el cascarrabias que azota verbalmente a los 'negritos', los 'rollitos de primavera' y otros colectivos a los que designa con apelativos parecidos, ayuda a una familia afroamericana tirada en la carretera a cambiar la rueda pinchada de su coche, deja en herencia su 'gran Torino' a un vecino asiático, defiende la eutanasia en 'Million Dolar Baby', o venga una agresión a unas mujeres prostitutas en 'Sin perdón'; en resumen no parece someterse a ningún credo o religión. En 'The Mule', que de nuevo muchos considerarán de nuevo su testamento, hace unos cuantos cameos de sí mismo, unos guiños a sus fans que lo saben agradecer. Para contar esta historia, que incorpora la dosis justa de la tristeza que acompaña a un largo trayecto en esta vida, como el suyo propio, opta por una estructura circular, como revela el último plano del film, que encierra un gran flashback que adopta la forma de road movie. Todo genuinamente norteamericano, como corresponde a un hombre que exhibe su patriotismo americano cada vez que se le brinda la ocasión. Una película hecha a la medida de un Clint Eastwood de 89 años, que parece tener energía para rato.





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