Un atardecer en la Toscana. Jacek Norcuch
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y/o las compañías productores y distribuidoras
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Ficha técnica:
Título original: Dolce Fine Giornata
País: Polonia
Año: 2019
Duración: 92 minutos
Dirección: Jacek Borcuch (2009, 'Aquello que amamos'; 2013, 'Indeleble')
Guión: Jacek Norcuch
Dirección de Fotografía: Michal Dymech
Música: Daniel Bloom
Edición: Przemyslaw Chruscielewski
Decoración del set: Elwira Pluta
Diseño de Vestuario: Zofia Bebej, Malgorzata Karpiuk
Maquillaje: Aleksandra Dutkiewicz
Edición: Przemyslaw Chruscielewski
Decoración del set: Elwira Pluta
Diseño de Vestuario: Zofia Bebej, Malgorzata Karpiuk
Maquillaje: Aleksandra Dutkiewicz
Productores: Marta Habior, Marta Lewandowska
Diseño de producción: Elwira Pluta
Compañías productoras: Beteam Pictures, No Sugar Films, Tank Produktion, , Aeroplan Studios, Motion Group, Polski Instytut Sztuki Filmowe
Intérpretes:
Krystyna Janda: Maria Linde,
Antonio Katania: Antonio Linde,
Lorenzo de Moor: Nazeer,
Vincent Riotta: Lodovici,
Katia Smutniak: Anna
Sinopsis:
La ganadora del Premio Nobel, Maria Linde (Krystyna Janda), una mujer judeo-polaca de espíritu libre que vive junto a su familia en la Toscana, mantiene un affaire secreto con un joven egipcio dueño de un hotel de la playa cercana. Cuando un suceso atroz sacude los cimientos de la vida de ambos, Marie se propone resistir ante la histeria que se ha generado a su alrededor. Decidida a cambiar las cosas, y aprovechando que recibe un premio local, Marie pronuncia un discurso que crea una auténtico caos a nivel personal y social para el que no estaba preparada.
El film ha sido relativamente bien valorado por la prensa. La página Filmaffinity ofrece una media de 6,3,eso sí, basada en tan solo 48 votos; la página norteamericana Imdb, reduce un poco esta cifra, basada, también, en muy pocas valoraciones: 174. El Tomatometro de la página Rotten Tomatoes solo da un índice de aceptación de la prensa de 83%, sustentado en la ridícula cifra de tan solo 6 reseñas.
Esto datos muestran un divorcio cada vez más patente, entre unos críticos 'profesionales' que, o se ponen pilas y empiezan a hacer un poco de pedagogía con sus lectores, o pierden la batalla de un tiempo en el que las adhesiones absolutas y la fe en lo que muchos denominan autoridad moral de una élite indiscutible gozan de escaso predicamento, ya que las nuevas generaciones, si bien cada vez tienen menos oportunidades, están mejor preparadas para la nueva era que comienza a despegar.
Los argumentos que dan los pocos críticos que se pronuncian son como mínimo discutibles y tan extendidos como el populismo que se critica. Javier Ocaña, (Diario 'El País') afirma que Europa tiene miedo porque no conoce las respuestas a los problemas que se le plantean, razón por la que Jacek Norcuch evita el dogmatismo de muchos realizadores y opta por un final abierto; el hecho de que el realizador no haya estrenado antes un film en España, y que sea una película apta para quien esté dispuesto a valorar una vez más las posibles manchas de sus (in)flexibles ideales (errores de percepción frente a la inmigración, la resurrección de los fascismos y los recelos con cualquier tipo de otredad, no parece un argumento suficiente para apoyar el film. Janire Zurbano (Cinemanía) da otra interpretación, más clásica, al subtexto del relato, una denuncia del antisemitismo, basado en el poeta norteamericano Ezra Pound, la Ley Marcial polaca y el Holocausto, en una Europa que parece haber perdido la memoria y que está obligada a hacer un examen de conciencia.
Dice Federico Marin Bellón que "La Toscana es más chula que sus películas. dónde va a parar...". Y es una afirmación que se puede aplicar a un film con un título tan sugerente como 'Atardecer en la Toscana' (Hay a quien incluso le sugiere la trilogía de Richard Linklater de 'Antes del amanecer, del atardecer y del anochecer). También se han buscado referentes en Fellini (obvios), Bertolucci (no tan claros), y algunos casi disparatados, entre ellos Luga Guadagnino (Call Me by Your Name) y Paolo Sorrentino. Jaeck Norcuch es un cineasta polaco que se inclina por el cine independiente de Sundance, y, parafraseando a Jonathan y Josh Baker, que debutan con un film de ciencia-ficción, Kin, "la persona que tiene más opciones gana", y el director de 'Un atardecer de en la Toscana', al elegir una forma de hacer y estar en el mundo cinematográfico, se ha 'cerrado otras' oportunidades. Desde que el film se pone a andar, se observa que entre el cielo de la Toscana, el colorido de Siena y el público, se interpone un velado que matiza, desacraliza y priva de la poética que el viajero busca en esta zona de Italia; se ha elegido un formato de auteur, porque evoca otros tiempos, y se ha echado la cámara encima de los personajes.
Las primeras secuencias son un tanto desconcertantes. Una mujer, María Linde, una poeta que ha sido distinguida con un Nobel de literatura, espera como un personaje pudiente, con apariencia de 'nueva rica', la llegada de los pequeños barcos de pesca, en uno de los cuales se traslada como un preciado tesoro un pescado de un tamaño respetable, que bien puede ser una dorada, para disfrute de la potentada, a la que los marineros italianos tratan como un miembro de la nobleza. Un corte directo nos sitúa en la mansión de la enorme y en cierta medida temible señora, que emana cierto aire de autoridad y ante la que el comisario de policía, que acude a su mansión para avisar de que se ha escapado un peligroso grupo de migrantes y apaga las luces del coche oficial para no incomodar a los señores, los trata como si él fuera un siervo de la gleba, llegando a fumar un canuto de yerba para no incomodar a unos anfitriones a los que tiene la obligación de detener. A partir de ahí comienza una puesta en escena que demuestra la clarividencia de Marx cuando afirmó que la historia se da primero como drama y luego como farsa. El baile en el campo de esta nueva élite, surgida de las cenizas del comunismo, que intenta evocar el comportamiento de los aristócratas romanos de 'rancio abolengo' de 'La dolce vita' de Federico Felini, ambientado con un score musical a lo Nino Rota, realizado por Daniel Bloom, y la aportación de diversas piezas muy populares roza el ridículo y el patetismo.
La muy comentada desorientación europea y norteamericana en torno a los movimientos de masas a causa del cambio climático y la pobreza que la era tecnológica extiende por todo el mundo en su origen y expansión va conduciendo por un camino muy trillado hacia el aislamiento de los pueblos que construyen muros para impedir filtraciones de otros pueblos diferentes a través de sus fronteras y que va acabar por quedar enjaulado dentro de su propio territorio. Esto no es nuevo y ha sido ampliamente tratado por cineastas de diferentes estilos y género estadounidenses. Las imágenes son siempre polisémicas e interviene la idiosincrasia, el gusto, la sensibilidad y la predisposición del espectador para darles un significado concreto, y, en este relato, desde los primeros fotogramas hasta los últimos, dan mucho juego a la interpretación del público.El Jurado del Festival de Sundance de este curso creyó que el film merecía su Premio Especial; el público y buena parte de la prensa ha sido de otra opinión, sin necesidad de ser portadores de ideales inflexibles; quizá la mayor parte de la población mundial si conocemos soluciones para evitar es
Trailer en Youtube.
Lo que se dice:
El film ha sido relativamente bien valorado por la prensa. La página Filmaffinity ofrece una media de 6,3,eso sí, basada en tan solo 48 votos; la página norteamericana Imdb, reduce un poco esta cifra, basada, también, en muy pocas valoraciones: 174. El Tomatometro de la página Rotten Tomatoes solo da un índice de aceptación de la prensa de 83%, sustentado en la ridícula cifra de tan solo 6 reseñas.
Esto datos muestran un divorcio cada vez más patente, entre unos críticos 'profesionales' que, o se ponen pilas y empiezan a hacer un poco de pedagogía con sus lectores, o pierden la batalla de un tiempo en el que las adhesiones absolutas y la fe en lo que muchos denominan autoridad moral de una élite indiscutible gozan de escaso predicamento, ya que las nuevas generaciones, si bien cada vez tienen menos oportunidades, están mejor preparadas para la nueva era que comienza a despegar.
Los argumentos que dan los pocos críticos que se pronuncian son como mínimo discutibles y tan extendidos como el populismo que se critica. Javier Ocaña, (Diario 'El País') afirma que Europa tiene miedo porque no conoce las respuestas a los problemas que se le plantean, razón por la que Jacek Norcuch evita el dogmatismo de muchos realizadores y opta por un final abierto; el hecho de que el realizador no haya estrenado antes un film en España, y que sea una película apta para quien esté dispuesto a valorar una vez más las posibles manchas de sus (in)flexibles ideales (errores de percepción frente a la inmigración, la resurrección de los fascismos y los recelos con cualquier tipo de otredad, no parece un argumento suficiente para apoyar el film. Janire Zurbano (Cinemanía) da otra interpretación, más clásica, al subtexto del relato, una denuncia del antisemitismo, basado en el poeta norteamericano Ezra Pound, la Ley Marcial polaca y el Holocausto, en una Europa que parece haber perdido la memoria y que está obligada a hacer un examen de conciencia.
Crítica:
Dice Federico Marin Bellón que "La Toscana es más chula que sus películas. dónde va a parar...". Y es una afirmación que se puede aplicar a un film con un título tan sugerente como 'Atardecer en la Toscana' (Hay a quien incluso le sugiere la trilogía de Richard Linklater de 'Antes del amanecer, del atardecer y del anochecer). También se han buscado referentes en Fellini (obvios), Bertolucci (no tan claros), y algunos casi disparatados, entre ellos Luga Guadagnino (Call Me by Your Name) y Paolo Sorrentino. Jaeck Norcuch es un cineasta polaco que se inclina por el cine independiente de Sundance, y, parafraseando a Jonathan y Josh Baker, que debutan con un film de ciencia-ficción, Kin, "la persona que tiene más opciones gana", y el director de 'Un atardecer de en la Toscana', al elegir una forma de hacer y estar en el mundo cinematográfico, se ha 'cerrado otras' oportunidades. Desde que el film se pone a andar, se observa que entre el cielo de la Toscana, el colorido de Siena y el público, se interpone un velado que matiza, desacraliza y priva de la poética que el viajero busca en esta zona de Italia; se ha elegido un formato de auteur, porque evoca otros tiempos, y se ha echado la cámara encima de los personajes.
Las primeras secuencias son un tanto desconcertantes. Una mujer, María Linde, una poeta que ha sido distinguida con un Nobel de literatura, espera como un personaje pudiente, con apariencia de 'nueva rica', la llegada de los pequeños barcos de pesca, en uno de los cuales se traslada como un preciado tesoro un pescado de un tamaño respetable, que bien puede ser una dorada, para disfrute de la potentada, a la que los marineros italianos tratan como un miembro de la nobleza. Un corte directo nos sitúa en la mansión de la enorme y en cierta medida temible señora, que emana cierto aire de autoridad y ante la que el comisario de policía, que acude a su mansión para avisar de que se ha escapado un peligroso grupo de migrantes y apaga las luces del coche oficial para no incomodar a los señores, los trata como si él fuera un siervo de la gleba, llegando a fumar un canuto de yerba para no incomodar a unos anfitriones a los que tiene la obligación de detener. A partir de ahí comienza una puesta en escena que demuestra la clarividencia de Marx cuando afirmó que la historia se da primero como drama y luego como farsa. El baile en el campo de esta nueva élite, surgida de las cenizas del comunismo, que intenta evocar el comportamiento de los aristócratas romanos de 'rancio abolengo' de 'La dolce vita' de Federico Felini, ambientado con un score musical a lo Nino Rota, realizado por Daniel Bloom, y la aportación de diversas piezas muy populares roza el ridículo y el patetismo.
La muy comentada desorientación europea y norteamericana en torno a los movimientos de masas a causa del cambio climático y la pobreza que la era tecnológica extiende por todo el mundo en su origen y expansión va conduciendo por un camino muy trillado hacia el aislamiento de los pueblos que construyen muros para impedir filtraciones de otros pueblos diferentes a través de sus fronteras y que va acabar por quedar enjaulado dentro de su propio territorio. Esto no es nuevo y ha sido ampliamente tratado por cineastas de diferentes estilos y género estadounidenses. Las imágenes son siempre polisémicas e interviene la idiosincrasia, el gusto, la sensibilidad y la predisposición del espectador para darles un significado concreto, y, en este relato, desde los primeros fotogramas hasta los últimos, dan mucho juego a la interpretación del público.El Jurado del Festival de Sundance de este curso creyó que el film merecía su Premio Especial; el público y buena parte de la prensa ha sido de otra opinión, sin necesidad de ser portadores de ideales inflexibles; quizá la mayor parte de la población mundial si conocemos soluciones para evitar es
Trailer en Youtube.
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