Yesterday. Danny Boyle. Ficha técnica y crítica.




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Ficha técnica:


Título original: Yesterday
País: Reino Unido
Año: 2019
Duración: 116 minutos

Dirección: Danny Boyle (Tumba abierta, 1994; Transpotting, 1996; La Playa; 127 horas, 2011; Trainspotting 2017)
Guión: Richard Curtis , basado en una historia de Jack Bath
Casting: Courtney Bright, Nicole Daniels, Gail Stevens
Dirección de Fotografía: Christopher Ross
Música: Daniel Pemberton, canciones de los Beatles
Edición: Jon Harris
Directores artísticos: Sophie Bridgman, Lorna Houlihan
Decorador del set: Cathy Cosgrove, Naomi Leigh

Diseño de vestuario: Liza Bracey
Diseño de maquillaje y peluquería: Ivana Promorac

Productores: Bernard Bellew, Tim Bevan, Danny Boyle, Richard Curtis, Eric Fellner, Matthew James Wilkinson
Productores ejecutivos: Nick Angel, Lee Brazier
Diseño de producción: Patrick Rolfe
Compañías productoras: Working Title Films, Etalon Film; distribución: Universal Pictures.


Intérpretes:


Mimesh Patel: Jack Malick,
Lily James: Ellie Appleton,
Sophia Di Martino: Carol,
Ellise Chappell: Lucy,
Harry Michell: Nick,
Vincent Frankin: Brian,
Joel Fry: Rocky,
...

Sinopsis:


Un músico que lucha por abrirse camino se da cuenta de que es el único que recuerda a los Beatles.


Crítica:



Ha llegado la hora de homenajear a músicos que ya están muertos (Freddie Mercury), o que todavía viven pero que están a punto de retirarse de los escenarios (Elton John, Paul MaCarthy, Ringo Starr), mediante la realización de un biopic lo más espectacular posible, de acuerdo con la capacidad y los recursos del cineasta de turno. Danny Boyle comienza bien su 'glorificación' de los Beatles, aquellos jóvenes 'melenudos' que conectaron plenamente con una generación ávida de cambios, y el planteamiento da pie a una mirada realista sobre el mundo de la música en general, basada en un hecho excepcional: el célebre grupo ha caído en las redes, algo parecido a una muerte real, y sus restos se han convertido en muertos vivientes a los que ya nadie reconoce como sujetos activos que conmocionaron al mundo con sus canciones, un hecho que aprovecha un joven pakistaní con memoria  para llegar a la gloria resucitando las canciones que hicieron temblar de emoción a miriadas de  adolescentes.

Pero, tan pronto como pasamos de los prolegómenos y las presentaciones, el relato se torna convencional, utópico, con un sentido equivocado de la nostalgia, y un planteamiento inverosímil de cómo se alcanza la gloria en un tiempo record, por muy excelentes que sean los temas que defienden sus autores; es mucho más creíble la situación que padece el protagonista cuando acude por primera vez a un festival en el que flaquea su ánimo y siente la tentación de dejarlo todo y volver a su puesto de reponedor en una tienda de comestibles. A partir de su fichaje por una gran compañía discográfica, que dispone de grandes equipos de técnicos, comienza un auténtico disparate narrativo, agravado por la entrada en escena de una historia de amor romántico convencional y casposa, en la que la chica, una profesora de High School que en sus ratos libres actúa de manager, y que 'teóricamente' lucha para conseguir que su patrocinado, Jack Malik, interpretado por Himesh Patel, alcance la fama, cuando consigue su propósito, pone de manifiesto que lo que en realidad quiere es que el chico se quede con 'la pata quebrada y en casa', una situación muy  habitual con independencia del género de quien quiere vivir de acuerdo con sus capacidades y gustos, tachado generalmente de visionario y vago por amplias capas de la sociedad, de tal manera que el final brillante, explosivo y lleno de ritmo y color, la set piece más lucida de este musical-a-medias es, en realidad, el enaltecimiento de un fracaso.

Es una pena que uno de mis directores favoritos no haya entendido bien que hacer cantar a un chico las canciones de uno de los grupos más importantes de la época de las revueltas, rebeliones y revoluciones que cambiaron el mundo, superado el Ecuador del siglo  XX, no es suficiente para hacer un film memorable, siendo más que probable que, en las circunstancias actuales, el mito de ayer no lograra hoy un puesto modesto en el Olimpo del famoseo, y menos en tan poco tiempo; Marta Medina (El Confidencial) sostiene que ni Boyle ni Curtis saben qué convierte una canción en imprescindible. Es, quizá la película que menos me ha gustado de Danny Boyle, un cineasta al que admiro, realizador de un film inolvidable: Trainspotting, del que hizo una segunda parte cuando habían transcurrido veinte años desde que sus protagonistas cumplieron sus veinte años de edad biológica, conservando gran parte de su frescura. Cuando ha querido emular a su compatriota, Dexter Fletcher ( Brian Singer se retiró del proyecto de Bohemian Rapsody), en su enaltecimiento de Freddie Mercury o Elton John (Rocketman), no ha conseguido estar a la altura. Esta no deja de ser una opinión más, y las hay muy favorables, aunque no son pocos los que sitúan el protagonismo de su ejecución en el guionista Richard Curtis,  director de Love Actually y Notting Hill (Carlos Boyero, diario 'El País, Alberto Luchini, diario 'El mundo'), mientras otros tildan la película de boba (Nando Salvá, diario 'El Periódico'), bastante tonta (John DeFore, The Hollywood Reporter), fantasía musical genérica que no podrían salvar ni los Beatles (David Ehrlich, IndieWire)...Podían, por ejemplo, habernos contado como consiguió llegar al lugar en que se encuentra Ed Sheeran, protagonista secundario de su película.


Páginas consultadas: Imdb, Filmaffinity, Wikipedia.

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