Gracias a Dios. François Ozon. DVD. Reflexión de Juan Manuel Pastor





LA PEDERASTIA EN  LOS COLEGIOS RELIGIOSOS FRANCESES TRATADA CON VALENTÍA

Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice (pinchad aquí)



Gracias a Dios es una película atípica pero necesaria en la filmografía de François Ozon. El director francés debe su prestigio a la creación de largometrajes bonitos, cuidadosamente diseñados y que giran en torno a lo conflictivo de la sexualidad, la libertad, y en los que el cuerpo suele ser el objeto del fetiche fílmico; por eso se adscribe a la corriente francesa que conoce como cine del cuerpo “cinema du corps”, muy influenciada por la Nouvelle Vague. Películas como Una nueva amiga (2014) o Joven y bonita (2013) son perfectos ejemplos de cómo este director se define cinematográficamente. En su cine, los cuerpos bellos son filmados de manera muy estilizada, y los personajes se llevan a situaciones de incomodidad moral. 

Pero este no es el caso de Gracias a Dios, ya que cambia el paradigma típico de su forma de hacer y pasa de la provocación a la denuncia. La película trata acerca de las víctimas de pederastia, que, ya adultas, denuncian al sacerdote que abusó de ellas siendo niños en los campamentos de los boy scout. El film, basado en hechos reales, acusa a la iglesia de proteger al sacerdote conociendo su culpabilidad. Es muy interesante ver cómo el cineasta francés pone sus habilidades al servicio de un posicionamiento político claro, y a favor de la denuncia de la institución eclesiástica, tan influyente todavía en la sociedad actual.

La estilización de su cine sirve en este caso para representar la vida de las víctimas, la mayor parte de ellas de clase alta y aburguesada, que 30 años atrás tuvieron una educación de colegio privado y religioso, y así accedieron a los boy scout. Una iluminación cuidada y natural, junto con un diseño de planos y secuencias sutil y elegante, acompañan las interpretaciones no excesivas de los actores, y de esta manera se representa la vida burguesa, libre de sobresaltos y grandes dramas. En este entorno, Ozón muestra cómo los recuerdos reprimidos de las víctimas surgen de pronto, al aparecer el nombre del pederasta de nuevo en sus vidas, - Bernard Preynat, sacerdote de la diócesis de Lyon -, y se descubre que gran parte de las frustraciones y problemas personales de los protagonistas están conectados con los abusos que sufrieron de niños.

A modo de corolario, la escena final sucede en una rueda de prensa en la que el obispo de Lyon , Philippe Barbarín, afirma que “gracias a dios” los casos denunciados ya han prescrito y por tanto se elude el castigo del crimen, a lo que un periodista le responde que cómo es posible que diga semejante barbaridad, siendo que el propio cura pederasta ha admitido los abusos; así acaba el film. De esta manera Ozon muestra la impunidad de la iglesia respecto a sus abusos, que gracias a que gran parte de la alta sociedad y la burguesía siguen contribuyendo a su moral y a la solidez de la institución, llevando a sus hijos a colegios religiosos, muchos de ellos caros, y evitando cualquier tipo de conflicto ideológico, sigue siendo un poder intocable.

Ha salido en formato DVD.






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