La noche de las dos lunas. Miguel Ferrari. Crítica



MIGUEL FERRARI ATRAPADO EN LA TRAMPA DE LA DIVERSIDAD

Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí)


Crítica:



Miguel Ferrari, actor formado en las series televisivas de la RCTV, que posteriormente debutó en el  con cine con Cortos interruptus (2011) y Azul y no tan rosa (2012) que obtuvo el premio Goya a la Mejor Película Hispanoamericana en 2013, no ha conseguido en esta ocasión, en la que si es posible que haya mejorado la financiación (  'Azul y no tan rosa' recaudó algo más de cuatro millones de euros; no hay datos sobre las inversiones), mucha atención de la crítica y el público. La página española Filmaffinity ofrece una nota media de 5,7 puntos, basada en tan solo 35 votos, una nota que Imdb elevaba a 7, basada en tan solo 7 usuarios, El público que asistía a la sesión de cine club de una de las salas del Lys, (multisala de Valencia) reaccionó con escasos y tímidos aplausos, Los pocos críticos que se han decidido a escribir una crítica han tildado el film de estimable con un salto adelante en materia de producción, factura técnica y narración (Javier Ocaña, diario 'El País'); tremenda y efectista por momento (Sergio Pinilla, Cinemanía), y dotada de un estilo visual ambicioso y cuidado con un toque poético de innegable belleza (Roger Salvans, Fotogramas.

El proyecto es una colaboración de España y Venezuela, y la principal aportación de nuestro país ha sido la de colocar a la 'desaparecida' María Barranco haciendo de sí misma, escena escatológica incluida, gags y chistes manidos que dan a la narración visual un toque almodovariano. Pero lo más significativo es el jardín en el que se ha metido el realizador amparado en una poesía naïf, de adolescente enamorado, con que abre y cierra su película, que habla de dos lunas: la verdadera y Marte cuando se aproxima demasiado a la Tierra, que por circunstancias obvias son de diferente tamaño, como las protagonistas de la historia, dejando al espectador la elección de quién es quien de las dos. Y la consecuencia más lógica derivada del planteamiento es que el público elige.

Ferrari comete dos errores de bulto, estos voluntarios y no como los de la historia que narra: atrapado sin remedio por la trampa de la diversidad retuerce la historia real italiana hasta convertirla en un bodevil sin salida (¿quién tiene más derecho a un hijo, la propietaria de un óvulo fecundado por el esperma del hombre que elige con esta finalidad, o la que lo lleva en su vientre, lo gesta colaborando con todo su cuerpo y sus fluidos y pare?) No me atrevería a hablar de dilema bioético ni de cuestión moral, ya que la situación se produce por un error involuntario y ya lo decían los latinos: "humanum est errare, sed perseverare diabolicum" (errar es humano, pero perseverar en el error diabólico). Pero añade un apéndice, este sí, moral: el verdadero padre es el que te cuida. Ahora sí que estamos perdidos. Toda el relato está trufado de concesiones a las reivindicaciones de aquellos que defienden cuestiones que tienen que ver con las diferencias derivadas del género y la diversidad sexual, y, como ocurrió en la transición española de la dictadura a la democracia, en la que proliferaron desnudos que entonces se afirmaba que no 'estaban justificados por el guión', y que intentaban compensar las múltiples ocasiones en que se había exhibido a las mujeres como objeto sexual con el objetivo de estimular la escoptofilia del espectador, que rozaba y roza en ocasiones el ridículo. La cuestión es que la convertían en un verdadero espectáculo del sexo.

El tratamiento visual es demasiado clásico y convencional, y la banda sonora, incluido el escore y alguna que otra canción, perjudica la atmósfera que intenta crear, pero sobre todo llama la atención el hecho de que presente una sociedad moderna, con buenos servicios sociales, casas muy dignas y modernas, decoraciones actuales, hasta tal punto que parece que el film esté rodado en Madrid, al tiempo que desliza en el coloquio que ha contado una historia evitando la situación por la que pasa su país, lo que no resuelve la cuestión de si lo que vemos son los decorados de Catalina de Rusia, y que, suprimidas estas vallas publicitarias, nos encontramos con un país con el estado de bienestar hundido,  y los supermercados vacíos, o no. Al parecer Ferrari ha querido sublimar la crisis que afecta a su país, y para ello sólo ha tenido que elegir una de las dos lunas que anuncia en su título.Una verdadera y otra falsa.

Un film con vocación de cinéma vérité que opta por colocar una mirada utópica que oculta una auténtica distopía, según su realizador, y que sólo consigue cierta tensión cuando una de las dos mujeres actúa como una verdadera villana hasta que entiende que ha perdido la batalla.Aunque también esto se deja al criterio del espectador.

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