Solaris. Steven Soderbergh. Ficha técnica y crítica
Ficha técnica:
Título original: Solaris
País: Estados Unidos
Año: 2002
Duración: 94 minutos
Dirección: James Cameron & Steven Soderbergh
Guión: Steven Soderbergh, basado en la novela de Stanislaw Lem
Casting: Debra Zane, CSA
Dirección de Fotografía: Peter Andrews
Música: Cliff Martínez
Edición: Mary Ann Bernard
Directores artísticos: Steve Arnold. Keith P.Cunningham
Decorador del set: Kristen Toscano Messina. SDSA
Diseño de Vestuario: Milena Canonero
Jefe de Departamento de maquillaje: Kathrine Gordon
Jefe de Departamento de peluquería: Kathrine Gordon
Productores: James Cameron, Raf Sanchini, Jon Landau
Co-productores: Michael Polaire, Charles V.Bender
Productor ejecutivo: Gregory Jacobs
Diseño de producción: Philip Messina
Compañías productoras: Lighstorm Entertainment. Distribución: 20th Century Fox
Intérpretes:
George Clooney: KelvinNatascha McElhone: Rheya,
Jeremy Davies: Snow,
Viola Davis: Gordon,
Ulrich Tukur: Gibarian
John Cho: Emisario DBA 1
Morgan Rusler: Emisario DBA 2
Sinopsis:
Cuando el Doctor Kelvin recibe una llamada pidiendo ayuda proveniente de una estación espacial situada junto al planeta Solaris, emprende un viaje hacia lo desconocido de consecuencias imprevisibles para su futuro. Ya en la base, se da cuenta de que casi todos sus habitantes han muerto y los pocos que sobreviven han enloquecido. Empieza a tener encuentros con el pasado que parece haber vuelto a la vida: su propia mujer, fallecida años atrás. Puede que todo sea fruto de su imaginación o puede que realmente se le esté brindando una segunda oportunidad. En un fascinante duelo entre la realidad y la ficción, Kelvin se enfrentará al más peligroso de todos los desafíos: el de su propia mente.
Lo que se dijo:
El film de Soderbergh no atrajo el interés de la prensa, y los 12,212 usuarios que emitieron su voto en la página Filmaffinity le dieron un aprobado muy justo, una nota media de 5,2; la página Imdb elevó esta media a 6,2, apoyándose en una muestra mucho más amplia: la opinión de casi 76,000 usuarios. Los críticos dijeron cosas un tanto absurdas, como que el film significa un retorno a la ciencia-ficción que no intenta deslumbrar a los adolescentes , sino hallar un contexto para desarrollar complejos asuntos humanos (John Anderson, Newsday); Claudia Puig (USA Today) define el film como una odisea cerebral inserta en una atmósfera de persuasiva ansiedad.
Crítica:
A nadie le cabe la menor duda de que las diferencias idiosincráticas y culturales entre Rusia y Estados Unidos son inmensas, y el tiempo transcurrido entre 1972, año en el que Andrei Tarkovsky hizo su película, cuando nadie pensaba que iba a caer la URSS y este país encabezaba la carrera espacial (el primer satélite artificial fue el Sputnik), y 2002, año en el que ve la luz de Soderbergh, no han pasado en balde. Pero llama la atención que un país como EEUU, la Meca del Cine mundial, que irrumpió con fuerza en 1968 en el género espacial con 2001: Una odisea del espacio, (casi la única película del género para ciertos sectores de la crítica), y cambió el cine para siempre con la introducción de la saga más famosa de la Historia del cine, Star Wars, que introdujo una nueva mitología en el imaginario colectivo, y con un director como el director de Georgia fuera incapaz de hacer un remake que se acercara mínimamente al estilo visual y la profundidad filosófica de un realizador como Andrei Tarkovsky, un cineasta de un talento inigualable, que conmocionó al mundo en su adaptación de la novela de Stanislaw Lem.
El cineasta ruso, que sorprendía a los técnicos norteamericanos por la creación de un estilo visual que con frecuencia se basaba en un arte povera, un espacio distópico que conseguía mediante la acumulación de toneladas de basura y paredes toscas merced a la superposición de capas goteantes de pintura, una imperfección notable que afectaba también a paredes y puertas, parecía no tener rival. Todo ello, unido a la apariencia de gente corriente de sus actores y la música profunda e inquietante de Eduard Artemev, fue reemplazado, cuando ya había desaparecido (el ruso falleció en 1986), por un estadounidense que comienza su historia con una serie de planos consecutivos de naves espaciales muy utilizadas en su país, que evocan, en especial, el film de Kubrick, con paseos por una estación construida con sets de la forma más convencional, y poniendo el foco en la influencia de Solaris, cuya cercanía provoca el enloquecimiento de los tripulantes de la nave, que verán de nuevo a sus familiares y amantes desaparecidos, centrándose además en el relato de todo aquello que los separó cuando convivían. En este film como en el que ahora acaba de estrenar James Gray la compañía encargada de hacer funcionar la estación espacial es privada, la DBA, que compró la empresa a la NASA. Un detalle difícil de interpretar.
Ya no queda nada del proyecto de Tarkovsky que "instalándose en una narrativa de ciencia-ficción, imagina un planeta en el que existe un océano, Solaris, que un científico, el Doctor Messenger, considera un cerebro gigante capaz de pensar; el agua, en todas sus manifestaciones simboliza el conocimiento al que el hombre intenta acceder, y lo que está por resolver no es la solarística o el estudio del comportamiento de este océano, sino los límites del conocimiento humano, al que no se puede poner coto de manera artificial, lo que supondría un duro golpe al pensamiento ilimitado..." (Cinelodeon, 17 de Noviembre de 2010 y 10 de mayo de 2013). En el film de Soderbergh todas las cuestiones filosóficas, los monstruos que atormentan al hombre han quedado reducidas al sentimiento de culpa por la pérdida de la amante y su resurrección fantasmal gracias a la influencia de Solaris, cuya existencia nos la recuerda, cada cierto tiempo, un plano inserto de un extraño 'mar' azul-violeta del que emana un gas inexplicable. A esta simplificación significativa se une una narración rutinaria en un contexto muy reconocible por los fans del subgénero espacial, que significó tanto para quienes fueron testigos de los lanzamientos de cohetes y de la imagen del hombre pisando el modesto satélite de la Tierra: la Luna. Desenlace más decepcionante todavía, si no profundamente ridículo, con signos que me niego a interpretar. Ni el atractivo George Clooney logra salvar el proyecto.
Páginas consultadas: Filmaffinity e Imdb
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