Amenábar en los Cines Lys de Valencia




QUIEN ACUSA A AMENÁBAR DE EQUIDISTANCIA IDEOLÓGICA, SIN NI SIQUIERA ALCANZAR LA MAGNITUD INTELECTUAL DE UNAMUNO, ES PORQUE TODAVÍA NO HA APRENDIDO A LEER EL LENGUAJE AUDIOVISUAL Y SU CAPACIDAD DE QUE ÉSTE CRISTALICE EN LA REPRESENTACIÓN DE SÍMBOLOS.


Ayer, día 8 de Octubre de 2019, el Cine Lys de Valencia presentaba un aspecto impresionante en una de sus salas, un clima de respeto y reverencia ante el hecho que se iba a producir, una cita cultural inusual. La mayor parte de aquellos que habían pagado sus entradas, con una fila 7 que aparecía durante casi todo el tiempo vacía, probablemente porque sus ocupantes estaban en otro lugar con el mismo propósito, estaban en la entrada de la sala esperando al realizador para llevarse en su móvil una fotografía del cineasta más notable y controvertido del cine español. La entrada de este hombre de apariencia pequeña, pero portador de un gran talento, que todavía no ha sido entendido por muchos que se manifiestan como los más 'entendidos' del país, fue seguida por la proyección de la película y un debate en el que el público habló de todo, menos de aquello que nos había concentrado en la sala: de cine.

Los personajes de Amenábar hablan, pero expresan mucho más con sus gestos, contextualizados en un espacio temporal constituido por símbolos que han marcado, marcan y, si no somos capaces de evitarlo, marcarán, el devenir político del pueblo español (banderas, himnos, amistades indisolubles amenazadas por la ideología, intransigencia, figuras de papel que se transforman en un material indispensable para esquematizar un discurso, dolor de madres, hermanas e hijos...). Pero hay algo que duele más: la ceguera del intelectual que cambia de posición para seguir teniendo razón, pasando de la defensa de la república a la monarquía, del marxismo a la financiación de asonadas militares, sin que aparentemente sufra su conciencia. Sencillamente, quien cree que siempre tiene razón, cree también que los demás, desorientados, necesitan que alguien, concretamente un militar con armas en la mano, los reconduzca, aunque, al final, temiendo por él y su familia, se vea obligado a coger la mano que le brinda la esposa de quien acaba de auto-proclamarse jefe de estado "mientras dure la guerra".

Pero Unamuno era un 'intelectual' oficial, al que cuestiona uno de sus amigos ejecutado por los militares, Salvador, interpretado por Carlos Serrano-Clark, mientras que muchos que se consideran a sí mismos tales es posible que, en su situación, quedando sometidos ala tutela del dictador de turno, está por demostrar que fueran capaces de admitir su error y morir al poco tiempo con este dolor. Hoy muchos vemos que se están reproduciendo excesos del pasado y, cuando un cineasta nos pone delante de nuestras narices una realidad que creemos que pertenece al pasado, le pagan con el desprecio más absoluto. Los que ayer decidieron no acudir a la cita no pudieron advertir, siguiendo con cuestiones que consideran 'inevitables' y que se pueden considerar como el 'chocolate del loro', hasta qué punto se equivocan cuando hablan de equidistancia, al menos ideológica y de praxis cinematográfica.

Amenábar construye un film sobre España y los españoles, pero también nos muestra  de forma bella e inteligente cómo aplicar la nueva forma de hacer cine a un género, generalmente casposo, académico y convencional, como es el histórico, utilizando las imágenes para construir un discurso vivo y envolvente. Una cita que afianza el esfuerzo de los responsables de los Lys para crear un foro de debate en torno al cine en su propio seno.

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