El huevo de la serpiente, 1977. Ingmar Bergman.





MIRANDO HACIA ATRÁS CON PRECAUCIÓN





Vivimos tiempos convulsos y no está de más, cuando Amenabar ha estrenado en España u film que profundiza en la psique de las masas, 'Mientras dure la guerra', volver la vista al título  más terrible del realizador sueco, Ingmar Bergman, El huevo de la serpiente, incluso la más inquietante de las que se acercan al tema del nacimiento del nazismo; no hay apenas violencia física, pero mucha psicológica. Todo contribuye a crear un clima inhumano: los colores fríos, las calles desiertas, las sombres humanas, la pareja de ancianos descuartizando un caballo en plena vía pública para poder comer carne, y especialmente la descripción del hombre como un error genético,cuyas aberraciones son difíciles de evitar. Planos psicológicos y políticos se combinan para crear este clima que llega mucho más lejos de lo que lo haría una cinta comprometida del género. 

Berlin 1923, fecha del golpe de estado frustrado de Hitler." Los alemanes viven unos momentos muy difíciles, presas del terror, el hambre y la desesperación". Abel Rosenberg (David Carradine), es un americano que regresa a la pensión, donde vive con su hermano Max, y lo encuentra muerto, víctima de sí mismo. Abel, Max y su esposa Manuela (Liv Ullmann) habían formado un trío de trapecistas en el circo, pero un accidente inhabilita a Max y deberán buscarse otro modo de vida. En torno a Manuela deambula , un científico, Hans Vergerus, antiguo conocido de ambos hermanos. El cerco se irá estrechando en torno a Abel, judío, y deberá incluso matar para sobrevivir. 

Según Miquel Porter-Moix (1977), Bergman reflexiona sobre la posibilidad de destrucción total de las capacidades humanas a partir de un locura provocada artificialmente que abre el camino al nazismo. El mito del doctor diabólico, que tiene su origen en el Doctor Mabousse, personaje ficticio creado por el luxemburgués Norbert Jacques, se mezcla con el "vouyerismo" representado por cámaras fotográficas que filman el proceso de enloquecimiento, mientras que los objetivos de Bergman filman todo el proyecto. J.M. Compnay recrimina a Bergman que siempre que intenta explicitar  la humillación y el terror sobre individuos aislados, el referente histórico de sus films, acaba siendo anulado por el peso de unas connotaciones ideológicas que lo desbordan: la guerra concreta se convierte en una guerra abstracta. Convendría que reflexionáramos muy seriamente sobre esta advertencia. El propio Bergman dice, en relación a su posicionamiento ideológico: " Desde hace veinte años estoy convencido de que el ser humano es un producto deforme de la naturaleza; si no ¿cómo explicar lo que ocurre ".

Cuando el autor habla del presente, no está haciendo una crítica al sistema capitalista imperante y al resurgimiento del nazismo en su seno, sino reflexionando sobre algo más eterno y metafísico: la condición humana en abstracto, y esta reflexión puesta en boca de un médico mabusiano niega toda posible dialéctica histórica. Serge Dancy se preguntase pregunta hasta dónde se debe remontar uno en la historia de Alemania (¿Bismarck, Lutero, Othon el Grande ?) para salir de la zona llamada "ascensión del fascismo". De la mano del autor (Voz en off) Abel Rosenberg, perdido entre la multitud ciudadana, cuya imagen triste y aterrada abre y cierra el film, se convierte en el judío universal, el judío errante.

En un contexto sombrío en el que el huevo de la serpiente ya ha sido inoculado, en el que el arte se manifiesta a través del grito de Munch, los dibujos de Grosz o el cine de terror de Frizt Lang, el film plantea, según J.M. Company tres puntos para el debate:


  • El nazismo como pesadilla cinematográfica del artista sensible, mediador de la pequeña burguesía, víctima social de la serpiente. 
  • El malestar social manifestado a través de la neurosis individual: Rosenberg intentando romper su propia imagen.
  • La contradicción entre el sujeto existencial, que se reconoce en el espejo, y el sujeto histórico que se siente observado por la cámara tras el espejo, el paso de lo imaginario (dual-especular) a lo simbólico, que incluiría a un tercero que observa, devolviendo al personaje a su individualidad 

No puedo estar más de acuerdo con Juan Miguel Company cuando afirma que " en el huevo de la serpiente, la historia es percibida como una pesadilla de la que resulta imposible despertar ". La sensación de miedo e inseguridad que te queda es tan grande, que es difícil desprenderte de estos sentimientos.

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