Madre.Rodrigo Sorogoyen. Crítica.
A RODRIGO SOROGOYEN SIEMPRE LE FALTA UN POCO DE VALENTÍA
Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí)
Crítica:
En el seno del Cine-club Lys de Valencia, hemos asistido a la proyección del último film de Rodrigo Sorogoyen, que, esta vez sí, ha sido seguida de un coloquio interesante entre los asistentes, que va más allá de las recurrentes etiquetas que evitan mucho trabajo al crítico y le permite salir pronto del embrollo y salvar su tarea. Y lo cierto es que el realizador se lo pone bastante fácil,como ocurrió cuando decidió abordar los casos de corrupción en la Comunidad Valenciana y, tras poner en marcha el ventilador, dejó al arbitrio de los espectadores decidir a quién representaba cada personaje, un ejercicio vacuo y poco atractivo, que separa todavía nuestro cine del norteamericano en el que, tanto el thriller como la película política señalan, incluso con imágenes reales en la televisión, carteles, periódicos y un largo etcétera de signos, a qué caso se están refiriendo y cuáles son sus protagonistas.
En 'Madre' se sale del enredo con una serie de etiquetas muy manidas, tales como el sentimiento de pérdida, la evocación, el recuerdo y un largo etcétera de sustantivos con el que definir un tema que se muestra muy complejo. Transcurridos diez años desde que la tragedia arrancó de los brazos de la protagonista, una Yocasta moderna, a su hijo de siete años, a causa de un grave descuido de su ex-marido, vemos a esta mujer en la misma playa, el lugar donde Sorogoyen ubica su exitoso corto, que llevó al cineasta a la puerta de los Oscar, entonces desierta en la imaginación de la 'madre', ahora poblada de fantasmas con los que se cruza sin sentir la más mínima curiosidad, hasta que se encuentra con un joven viscontiniano, estilizado, flexible y delgaducho, con cabellos largos y rizados, muy de Ozon y su cinéma à corps, que representa ese hijo inteligente con el que sueña una madre dominante, asexual o dominada por un deseo incestuoso, debilitado por la figura ausente del padre. Una categoría (complejo de Yocasta) definida por primera vez por Raymond de Saussure, psicoanalista suizo, que se había sometido al análisis freudiano.
Esta es la madre de Sorogoyen, a quien, según Victor Esquirol, le falta el atrevimiento de que hace gala el director francés, François Ozon, al que llama 'gamberro', para cumplir su objetivo de 'llevar al límite (el que sea) el amor maternal, sin miedo a lo que puedan opinar los demás'. Elena (Marta Nieto) se mueve en un territorio mental inquietante, una intranquilidad que se incrementa con la representación de una atmósfera vaciada, a pesar de estar llena de gente, mediante el recurso a grandes angulares, ralentización apenas perceptible de la imagen y un score musical que provoca un efecto de extrañamiento muy potente que estimula la atmósfera de desasosiego y ansiedad del espectador. Mas la indecisión de Sorogoyen lo obliga a dar vueltas en torno a un conflicto vacuo y prescindible con los padres del joven Jean (Jules Porier) que sienten la relación de su hijo con la 'loca' de la playa como algo perverso (¿?), unos circunloquios que acaban arruinando un film que podía haber sido una obra destacada que hubiera significado el ingreso del cine español en una dimensión desconocida hasta el momento.
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