El editor de libros. Michael Grandage.Ficha técnica y crítica.





NO QUIERO ESTAR AQUÍ CUANDO SALGAN LAS CRÍTICAS


Ficha técnica:  



Título original: Cenius
País: Reino Unido
Año: 2016
Duración: 104 minutos
Disponible en Filmin

Dirección: Michael Grandage
Guión: John Logan (Gladiator, El aviador), basado en el libro 'Max Perkins, Editor of Genius' de Scott Berg
Dirección de Fotografía: Ben Davis
Música: John Logan, , basado en el libro de A.Scott Berg
Edición: Chris Dickens
Dirección artística: Alex Baily
Decoración del set: Michelle Day

Diseño de Vestuario: Jane Petrie
Diseño de maquillaje y peluquería: Christine Blundell

Productores: James Bierman, Michael Grandage, John Lodgan
Productores ejecutivos: JamesJ.Bagley, A.Scott Berg, Tim Bevan, Nik Bower, Tim Christian, Ivan Dunleavy,  Arielle Tepper Madover, Deepak Nayar
Compañías. Riverstone Pictures, Pinewood, FilmNation Entertainment, Desert Wolf Productions, MGC; Distribución: a contracorriente/Films, Filmin


Intérpretes:


Collin Firth: Max Perkins,
Jude Law: Thomas Wolfe,
Nicole Kidman: Aline Bernstein,
Laura Linney: Louise Perkins,
Guy Pearce: F.Scott Fitzgerald,
Dominic West: Ernest Hamingway,
Vanessa Kirby: Zelda Fitzgerald,
...


Sinopsis:



Nueva York, 1929. El editor de libros narra la historia real entre el escritor Thomas Wolfe y su inseparable editor. Wolfe es un diamante en bruto, un escritor de gran talento, pero incapaz de gestionar su creatividad. Su éxito y reconocimiento llegarán a través de su editor, el gran Max Perkins, descubridor también de Hemingway, Steinbeck y Fitzgerald. Perkins dedicó miles de horas a pulir los defectos de la literatura del genial Wolfe. Pero, sobre todo, compartió con él una extraordinaria historia de amistad.





Crítica.



Michael Grandage da en el clavo en su análisis del escaso interés que muestra el lector, y el público-espectador, por el proceso de creación, por el milagro de la escritura que traslada al papel las historias que nacen, crecen y se desarrollan en el storyteller, el contador de historias, una realidad a la que contribuye confundiendo el lenguaje con el que él mismo se expresa, el cinematográfico, compuesto por diálogos, si, pero sobre todo por imágenes. Su lenguaje es frío, clásico,académico y se podría calificar incluso de pretensión canónica; el único elemento que rompe 'tanta armonía' es la actuación inusualmente histriónica de Jude Law, un escritor anárquico, al que apoya un editor, cuya oficina linda con el sacrosanto templo del capital financiero, Wall Street, a punto de estallar.

Grandage deja su impronta de director y productor de teatro, y centra su interés en un personaje que los lectores ignoran: el que organiza y da forma a un personaje oscuro, que trabaja en la sombra, el editor,que hace suyo el principio con el que se justificaba  Mguel Ángel Buonarroti: "Yo sólo quito las palabras que sobran en cada página, detrás de las cuales hay, quizá, años de trabajo del escritor, hasta liberar la historia que se esconde detrás de ellas". Un trabajo de gran calibre intelectual, que hace de un literato que muchos rechazan, un Wolfe, un Fitzgerald o un Hemingway. El que consigue un amasijo de palabras en un gran betseller. Una secuencia temprana pondrá en evidencia la diferencia entre el papel oscuro del editor y el brillante del escritor, el dotado de la imaginación que hace falta para armar una historia. La secuencia protagonizada por Scott Fitzgerald muestra, sin embargo, que, incluso después de escribir 'Gatsby' el autor no podía pagar un psiquiátrico para curar y proteger a su esposa en un país que abandona a sus ciudadanos , incluso los más ilustres, en la adversidad.

Michael Grandge, enamorado de las palabras, de la escritura, como el propio Thomas Wolfe, se empeña en leernos el testo original del escritor (sus ojos azul azulados, no sus ojos azules), un bello ejercicio diletante, una evidencia de lo que hay que recortar para no agotar al lector. Pero ¿cómo hace este ejercicio el cineasta? Este es el problema , lo que ha hecho decir a los críticos que es una película sobre la literatura, que no es literaria ni cinematográfica (Javier Ocaña, diario 'El País'); película impecable y elegante pero pobre de pasión (Oti Rodríguez Marchante,diario 'ABC'); una película más pendiente de la piel que de lo de dentro (Luís Martínez, Diario 'El Mundo'); una película que fracasa por su ramplonería narrativa y su recurso a clichés como el del escritor torturado (Nando Salvá, Diario 'El Periódico').  Algunos, como se puede observar, andan bastante desorientados.

La cuestión a la que no ha dado respuesta el director, teniendo en cuenta que incluso muchos protegidos de Max Perkins adaptaron sus obras al nuevo medio de representación que emergía con fuerza, el cine, es cómo trasladar tanta poesía a imágenes y da la impresión de que resulta más difícil representar con éstas la desazón o la inseguridad que provoca el acto creativo, cuyo éxito depende del criterio de los demás, con frecuencia demasiado cruel, a causa de los celos o el resentimiento (recordemos la escena de Gustave Flaubert, escondido tras una cortina junto a su madre, esperando angustiado el veredicto de unos amigos escritores que le aconsejaron  echar a la hoguera 'Madame Bovary')., hasta el punto de arrinconar al hombre de talento y ponerlo al límite de la extinción. El papel de las mujeres que giran en torno a los escritores representados (Fitzgerald, Wolfe y Hemingway) no son precisamente el de unas afortunadas  que disfrutan  del éxito cuando éste llama a la puerta de su compañero. 

Michael Grandage, un hombre que viene del teatro, en el que ha ejercido las funciones de director, productor y ultimamente director artístico hace un gran esfuerzo por trasladar al público el papel del editor de los libros; no sé si lo consigue. Curiosamente, quien era capaz de escribir miles de palabras en poco tiempo, murió de tuberculosis cerebral; su masa gris estaba invadida por 'miriadas' de pequeños tumores. 'Creo que a Tom la expresión, miriadas, le gustaría ' dice, a modo de epitafio su editor. Se puede concluir que, a pesar de las objeciones que se han puesto, es un film interesante y que se apoya en el cine para revelarnos un aspecto primordial de la creación literaria y dar a conocer la labor del editor de libros.

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