Isi & Ossi. Oliver Kienle. Ficha técnica









SUEÑO HÚMEDO ARIO


Ficha técnica:


Título original: Isi & Ossi
País: Alemania
Año: 2020
Duración: 113 minutos

Dirección: Oliver Kienle
Guión:Oliver Kienle
Casting_ Lisa Stutzky
Dirección de Fotografía: Yoshi Heimarth
Música: Michael Kadelbach
Sonido: Steffen Graubaum
Editor: Knut Hake

Diseño de Vestuario_ Ramona Klinikowski
Maquillaje: Marcela Barreto

Productores: Uwe Schott & Stefan Arndt, Jorgo Narjes
Diseño de producción: Tim Pannen
Compañías productoras: X-Filme Creative Pool; distribución : Netflix


Intérpretes:


Lisa Vicari: Isi,
Dennis Mojen: Ossi,
Walid Al-Atiyat: Tschünni,
Pegah Ferydoni: Profesora Druck,
Ernst Stötzner: Abuelo
Lisa Hagmeister: Betty Markowski
Christina Hecke: Claudia Voigt,
Langston Uibel: Finn,
Hans-Jochen Wagner: Manfred Voigt,
André Eisermann: Spasti, entrenador de Ossi,
Albert Kitzl:  Klaus, guardia de seguridad,
Bettina Hoppe: Kerstin Wiese,
Zoe Straub: Camilla,
Franz Ferdinand Krause: Ossi,
Julia Wulf:  Marlene,
Susanna Capurso: Gabriella Rizzi,
Louis Nitsche: Ferdy,
Saladin Dellers: Marf, empleado de la hamburguesería.


Sinopsis:


La hija de un multimillonario finge una relación con un boxeador con problemas económicos para obligar a sus padres a que le permitan seguir con su sueño de ser chef.


Crítica:


Oliver Kienle plantea una relación imposible entre una familia multimillonaria, que guarda sus coches en un garaje más imposible todavía, decorado como el salón de baile del palacio en el que viven Isi y sus padres, y otra asocial, con escasos recursos, que se mueve entre emigrantes, hipsters y gilipollas, la de Ossi ("Nunca me había acomplejado de venir de una familia como la mía,  de comprar siempre lo más barato, ni de llamarme Ossi", dice el chico, "Pero llegas tú y de pronto me siento un asocial"), un medio idóneo para generar todas las fobias, ya se trate de odio al extranjero, al homosexual, al ciclista, al diferente en general, pero también fobia a los ricos, a los parásitos. Por mucho que un chico como Ossi se rompa todos los huesos boxeando nunca podrá alcanzar en su carrera a quienes han acumulado tanta riqueza durante generaciones, lo que les ha permitido comprar incluso a la pareja con la que han de pasar o han pasado su vida. Kienle contempla dos dimensiones humanas diferentes: la de los que viven sin preocupaciones y la de los que luchan por alcanzar su independencia económica y personal en actividades que no guardan relación con el mundo laboral y permiten al marginado soñar. El abuelo de Ossi entra constantemente en la cárcel por la acumulación de pequeñas faltas, hasta que descubre el mundo del rap, mientras el nieto se busca la vida en el boxeo.

Pero la mirada del cineasta alemán bordea el paternalismo y la demagogía, e incluso roza la deshonestidad, exagerando la riqueza de unos (palacios con salones para un montón de prototipos de automóvil) y la pobreza sórdida de otros, que viven y trabajan en lugares insalubres y muy distópicos, aunque exhiben cuerpos musculados, bronceados  y  muy limpios (en lo que se refiere a los jóvenes) y de buena apariencia en los de más edad. La segunda película del director (la primera fue 'Cuatro manos', 2017), a pesar de ser un drama romántico, demuestra que despertar estas emociones es algo que sabe hacer muy bien el cine norteamericano, pero se atraganta en las producciones europeas. Es memorable la secuencia en la que David O'Russell en 'El lado bueno de las cosas' (2012), un film que dedica a su hijo, afectado de trastorno bipolar, muestra cómo se puede involucrar al público en las sensaciones que decide trasladar con sus imágenes, y que tan bien comprendieron  Jennifer Lawrence y Bradley Cooper. El lenguaje de Oliver Kienle es tosco, rudo, busca una proximidad con una realidad tan imposible como todo lo demás, y el resultado son unas secuencias de amor entre Isi y Ossi planas, que no despiertan ningún sentimiento y que remiten en todo momento a lo que los separa, más que a lo que los une. Esto puede explicar el que los críticos y el escaso público que da su opinión apenas supere con algunas décimas un mediocre aprobado. A ello hay que añadir que, aunque su relato suena a verídico, hay algo que parece no conectar del todo con el ciudadano medio alemán.

La podéis ver en Netflix, que está abriéndose al cine que se hace en diferentes zonas del mundo.

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