Hogar. Alex y David Pastor. Ficha técnica y crítica.






LA DETENCIÓN DEL ASCENSOR SOCIAL



Ficha técnica:


Título original: Hogar
País: España
Año: 2020
Duración: 103 minutos

Guión y dirección: Alex y David Pastor
Casting: Anna González
Dirección de Fotografía: Pau Castejón
Música: Lucas Vidal
Edición: Martí Roca

Diseño de Vestuario: Irantzu Campos
Maquillaje: Lucía Solana

Productores: Adrián Guerra, Marta Sánchez, Núria Valls
Compañías productoras: Nostromo Pictures, Netflix; distribución: Netflix


Intérpretes:


Javier Gutiérrez: Javier Muñoz,
Mario Casas: Tomás,
Bruna Cusí: Lara,
Ruth Díaz: Marga,
David Ramirez: Damián,
David Selvas: Darío,
David Verdaguer: Damián,
Vicky Luengo: Natalia,
Ernesto Collado: Profesor,
...

Sinopsis:


Javier Muñoz era un ejecutivo publicitario de éxito, tras un año en el paro,él y su familia se obligan a dejar el piso que ya no se puede permitir. Un día, Javier descubre que aún conserva un juego de llaves de su antiguo piso y empieza a espiar a la joven pareja que ahora vive allí. Poco a poco Javier empezará a infiltrarse en la vida de los nuevos propietarios, decidido a intentar recuperar la vida que ha perdido, aunque eso signifique destruir a quien se ponga en su camino.


Lo que se dice:


El film de los Hermanos Pastor ha sido muy bien considerado por la prensa y los espectadores; la página española Filmaffinity  le otorga una nota media de 6,2, basada en 1,165 usuarios, y la norteamericana Imdb 6,3, según la valoración de 553 usuarios. Los argumentos que dan los críticos son que es un film con interesantes apuntes sociales (Javier Ocaña, Diario 'El País'); brillante descripción a modo de thriller del virus que llevamos dentro (Luís Martínez, Diario 'El Mundo'); film apropiado para vampiros maquiavélicos y cotidianos de la vida de otros (Fausto Fernádez, Fotogramas); un poco larga, pero recomendable (Karina Adelgaar, Heaven of horror). Algunos ponen matices: demasiado larga y superficial (Jonathon Wilson, Ready Steady Cut)...


Crítica:



No falta quien ha querido ver una coincidencia de planteamiento del subtexto con Bong Joon-ho. Parece que la pérdida de entrenamiento en la interpretación de un género muy específico, que Hitler desechó por demasiado próximo a la realidad, desorienta. Nos referimos a los género de terror, al que finalmente se apunta 'Parásitos',  y ciencia-ficción, mientras los Hermanos Alex y David Pastor, que hicieron una distopía memorable sobre las pandemias, 'Infectados', opta ahora por una película policíaca muy bien contextualizada en una situación de crisis económica que afecta a los que se acercan a los cincuenta años. Un film que gira en torno al 'stalker', el acosador, que tiene un perfil muy reconocible: un publicista que pertenece a la clase media, vive en una casa de diseño con vistas maravillosas, lleva a su hijo a un colegio privado y conduce un coche que marca estatus. Quien ha conseguido progresar se tiene que volver a su modesta casa de 'El Carmel' en Barcelona y llevar a su hijo a un colegio público, lo que convierte su situación en desquiciante y enloqueceder para él, no para su familia que lleva mejor el descenso social, aunque la esposa deba dedicarse a limpiar los pisos de mujeres que gozan de la situación que ella ha perdido.

Pero mientras el realizador surcoreano plantea el enfrentamiento entre los que están arriba y los que permanecen invisibles abajo (esta es su característica fundamental), algunos de ellos en niveles inferiores a los que todavía pueden sacar la cabeza debajo del agua, ocultos en los búnkeres que los ricos construyeron bajo sus mansiones exentas para protegerse de cualquier tipo de catástrofe. Los Hermanos Pastor abordan desde un punto de vista individual el descenso de clase social de un individuo que había logrado ascender y no estaba dispuesto a volver a sus orígenes. Un prototipo que abunda más de lo que sería deseable. Para conseguir su propósito decide acosar a una familia, la que ocupa su antiguo casa, y destruir la vida de un hombre joven apoderándose de todo lo que tiene, ahondando en su debilidad; un hombre sin escrúpulos que interpreta Javier Gutiérrez de la forma más convincente, y que, como cualquier desaprensivo, acaba ganando la partida a quienes lo rodean.

La factura del film, de estética indie, si bien huye de contextualizar su relato en un momento histórico determinado o en un conflicto de clase concreto, abre el plano y permite que el espectador saque sus propias conclusiones de unas imágenes que incorporan gran cantidad de información. Comparte estética con los creadores más innovadores como Nicholas Winding Refn, Jordan Peele o David Robert Mitchell, y maneja bien el timing del género, a pesar de que se crítica la excesiva duración del género.


Podéis ver el film en Netflix.

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