Las niñas bien. Alejandra Márquez Abella. Ficha técnica y crítica





TODAS QUEREMOS VIVIR COMO PRINCESAS, O ES QUE CREÍAN QUE SÓLO ERAN USTEDES



Ficha técnica:


Título original: Las niñas bien
País:México
Año: 2018
Duración: 93 minutos
Género: Drama

Dirección: Alejandra Márquez Abella
Guión:  Alejandra Márquez Abella
Dirección de Fotografía: Dariela Ludlow
Música: Tomás Barreiro
Diseño de imagen: Pedro Gijarro
Edición: Claudio Schverdfinger
Dirección artística: Claudio Ramirez Castelli

Diseño de Vestuario: Annaï Ramos

Productores:María José Córdova, Rafael Ley, Gabriela Mayre, Rodrigo S.González
Directora de producción: Gabrielle Maire
Compañías productoras: Ver Cine, WOO Films, Luxbox; distribución, EFI Cine Production 189, en asociación con CTT y Terminal, con el apoyo de Claro Video: Cinépolis



Intérpretes:


Ilse Salas: Sofía,
Flavio Medina: Fernando
Cassandra Clangherotti
Paulina Gaitan
Johanna Murillo
Jimena Guerra
Anajosé Aldrete Echevarria
Pablo Chamor
Claudia




Sinopsis


Ilse Salas se coronó en 2019 como una de las grandes actrices del cine latinoamericano gracias a su papel como una señora bien del México de los 80 que, de la noche a la mañana,  verá como todos sus privilegios se derrumban cuando su familia se arruina. Mejor actriz en los Premios Ariel, también en el Festival de Málaga, una película inspirada en las novelas de Guadalupe Loaeza, destacada cronista de la clase alta de México de los últimos cuarenta años. La cineasta Alejandra Márquez echa la vista atrás para explicarnos un momento crucial de la historia de su país.

México, 1982. Sofía es una mujer de clase alta que lleva una vida fácil y llena de lujos, -casas ostentosas, coches Grand Marquis y música de Julio Iglesias , Yuri y Menudo -, hasta que la crisis global que amenaza al mundo, llega a su país, México.El film está contextualizado en el inicio de la d´rcada de los ochenta del siglo XX, durante el gobierno de José López-Portillo )1976-1982), -que aparece tomando las medidas más cuestionables en un discurso transmitido por la televisión, una época de la que Sofia se convierte en el emblema de una clase superficial que, en su caída, es capaz de cometer hurtos más propios del roba-gallinas para mantener las apariencias, y que en una secuencia final se muestra ladrando al presidente que les permitió vivir también, y al que ahora los suyos ladran en un restaurante, imitando los actos bizarros de los personajes de Yorgos Lanthimos, una actitud que su marido, de origen más modesto,  hijo de un hombre que se ha hecho a sí mismo, no entiende.


Lo que se dice:


El fim ha sido bien valorado por la prensa, un hecho que se pone de relieve en la nota media que le otorga la página norteamericana Filmaffinity, 6,2, basada  en 275 votos . La película ha sido tildada de parábola honesta y certera que, afortunadamente, no tiene ni pizca de gracia (JanireZurbano, Cinemanía); mirada no apta para todos los públicos, con sutileza de bisturí, de inusual inteligencia, bien rodada y mejor interpretada (Mirto Torreiro, Fotogramas); Boyd van Hoeij (The Hollywood Reporter)  se queja de su falta de profundidad...




Crítica:


En un momento en el que se está haciendo visible el gran cisma generacional del movimiento feminista, en vísperas de la jornada que el calendario de las Naciones Unidas dedica a las mujeres, que poco a poco se ha ido transformando en una cita para la reivindicación abierta a un sexo líquido, alejado del género, que está dando lugar a un enfrentamiento de distintas formas de sentir la posición de la mujer en la nueva sociedad tecnológica, una situación nada teórica que ha creado una profunda grieta en el gobierno de coalición de España, que enfrenta, por un lado, al partido mayoritario que tiene entre sus ministras a mujeres de todas las edades que defienden un feminismo de clase, y el minoritario, muy combativo, que opta por las mujeres más jóvenes para puestos de responsabilidad, que se inclina por posiciones posmodernas, no está de más echar una ojeada al cine que hacen países más pobres (no sé si podemos llamarlos, por extensión del calificativo que se aplica a sus mujeres, racializados). Un ejercicio que comenzamos con dos terribles películas, una de Ghana,'Azali', realizada por Kwabena Gyansha, y otra, mejicana,  dirigida por David Pablos, 'Las elegidas'.


Siguiendo un discurso cinematográfico coherente, hacemos nuestro análisis situando el foco en las clases medias acomodadas, con la también mejicana Alejandra Márquez Abella, y su título 'Las niñas bien', y la belga 'Mi nombre es clítoris', dirigida por Daphné Leblond, un documental en el que doce mujeres entre 20 y 25 años cuentan la historia de su sexualidad desde la infancia; en tiempos pasados algún ginecólogo pensaba que todo el tiempo que la mujer sobrevivía a la menopausia era de regalo, ahora da la impresión de que son menos mujeres porque ya no son deseables (Invisibles' las llama Gracia Querejeta) ni pueden procrear. Nadie parece interesarse por las injusticias y amenazas de que son objeto muchas mujeres, que sufren en silencio, para proteger a sus hijos menores de edad.

La cineasta mexicana, que vive en un país en el que anualmente desaparecen cientos de jóvenes adolescentes, menores de 17 años, cuestiona a las mujeres, de mayor estatus económico  e ideología conservadora, y el papel que desempeñan mujeres de clase alta que viven ajenas al dolor de tantas familia paupérrimas, cuyas niñas se ponen al servicio de las más sórdidas apetencias del bajo vientre de hombres poderosos por cualquier razón. 'Las niñas bien' abre el relato con una voz en off que suena sobre una pantalla blanca, que pertenece a una mujer que revisa las comodidades que ha perdido o está a punto de perder, una transición hacia un primer plano de  su cabeza, apoyada en una pequeña pila en la que una peluquera está masajeando su cuero cabelludo y lavando el pelo mientras ella pasa revista a los preparativos de su cumpleaños. Una mariposa negra se convierte en mensajera que trae noticias de mal agüero...El valor del dólar sube sin parar, afectando a la economía del país.

"No se vayan a juntar con mejicanos", advierte Sofia a sus hijos, justo en el momento en que los norteamericanos comienzan a ver 'riesgosas' las relaciones empresariales con su marido y lo dejan solo en  sus negocios, al tiempo que sus socios huyen, recordándole que la situación social que ocupa en la actualidad se debe al inmenso trabajo de su padre, que se había sometido a lo largo de su vida a una penosa autoexplotación. Narrada con un lenguaje propio de la feel  good movie sobre la que sobrevuela la amenaza, con el gusto ostentoso del nuevo rico; es indiscutible que la mirada de  Alejandra Márquez Abella sobre Sofía 'de Garay' y sus amigas es francamente adversa. "No estoy acostumbrada a comprar vestidos de gala en México", dice quien no tardará mucho en advertir que ya no solo no puede acudir a las grandes tiendas de New York, sino incluso en las 'cutres' de su 'patria', de cuya pobreza se avergüenza, aunque extraiga slos excedentes de su población depauperada. Si 'Las elegidas' despertaba las iras de los espectadores de cualquier lugar, según las opiniones que emiten los críticos, este film potencia el desprecio hacia las mujeres prepotentes, indiferentes al dolor ajenos, clasistas y ociosas, que superan el modelo que denuncia Bong Joon-ho en 'Parásitos'. Un tipo de mujer que ha llevado a feministas académicas a enfrentar el concepto mujer al plural mujeres, obviando cualquier tratamiento transversal que anteponga la condición sexual a la de la pertenencia a una clase determinada, aunque est@s realizador@s muestren las consecuencias de pertenecer a los que, con demasiada frecuencia, no tienen ni un techo bajo el que protegerse de las inclemencias del tiempo ni de las enfermedades, y de cuyo universo ha desaparecido la posibilidad de mantener unas mínimas normas de higiene, lo que puede arrastrar a la sociedad en su conjunto de nuevo a las pestes de la Edad Media, algo de lo que no es consciente una clase, cuyo dios es Julio Iglesias, y que no puede competir con los nuevos ricos asiáticos, intentando tapar la luz del sol con un dedo, como les advierte un trío de mariachis en una canción de amor.

Unas carteras con tarjetas de crédito se convierten en un objeto inútil para una clase que ya no dispone ni de la confianza de las entidades financieras ni de cash. Privados del único dios al que han respetado y que ha favorecido su estatus, los hombres comienzan a quitarse la vida  o a morir de ataques al corazón, y las mujeres quedan huérfanas y desprotegidas (terrible imagen en un tanatorio). En determinados momentos un sonido de palmas a la manera flamenca, de significado oscuro acompaña a estas mujeres; poco a poco el relato se  va tornando más atrevido y simbólico, mostrando la fealdad que se esconde tras las buenas formas y con un giro final desvergonzado, que achaca todos sus males a una decisión política. Sofia, junto a otros de su clase, algunos de los cuales se arruinaron por invertir en dólares, protagonizan una secuencia final muy desagradable.

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