Nueva vida en Nueva York. Cédric Klapisch. Ficha técnica y crítica.








Ficha técnica:


Título original: Casse-tête chinois
País: Francia
Año: 2013
Duración: 117 minutos

Dirección: Cédric Klapisch (Nuestra vida en la Borgoña, 2017; Tan cerca, tan lejos, 2019)
Guión: Cédric Klapisch
Casting: Ann Goulder, Gayle Keller; París: Jeanne Millet
Dirección de Fotografía: Natasha Braier; cámara: Gérard Sava
Música: Loïk Dury; Christophe "Disco" Minck
Montaje: Anne Sophie Bion; asistente: Sahra Mekki
Dirección artística: Mateo de Cosmo,Valérie Rozanes
Decorados deNueva Yorl: Roshelle Berliner; decorados Berlín: Marie Cheminal

Diseño de vestuario: Anne Schotte
Jefe de Departamento de peluquería: Mandy Lyons
Responsable de maquillaje: Frédéric Marín

Productor: Bruno Levy, Cédric Kaplish
Productor ejecutivo: Raphaël Benoliel
Dirección de producción; Sylvie Peyre
Compañías productoras: StudioCanal et Ce Qui Memeut, France2 Cinéma, Canel +-Cine+ , France-Télévisions-France4, asociado con La Banque-Postale-Image6-Cinémage7 CN2 Productions



Intérpretes:


Romain Duris: Xavier Rousseau,
Audrey Tautou: Martine,
Cécile de France: Isabelle,
Kelly Reilly: Wendy,
Sandrine Holt: Ju,
Margaux Mansart: Mia Rousseau,
Pablo Mugnier-Jacob: Tom Rousseau,
Flore Bonaventura: Isabelle de Groote,
Benoît Jacquot: Señor Rousseau, padre de Xavier,
Li Jun Li: Nancy,
Peter Hermann: John,
Martin Demaret: madre de Xavier


Sinopsis:


Mucho tiempo después de su curso de Erasmus en España, Xavier está casado y tiene dos hijos, pero aun así tiene una vida muy complicada. Cuando su mujer se traslada a Nueva York por razones de trabajo, incapaz de soportar la situación, decide seguirla con los niños. Tercera entrega de la saga que comenzó con "L'auberge spagnole" y "Las muñecas rusas".


Crítica:

LA VIDA ES COMO UN BORDADO. PASAMOS LA PRIMERA MITAD DE NUESTRA EXISTENCIA EN EL LADO BONITO DEL BORDADO, PERO LA SEGUNDA PARTE PASAMOS AL OTRO LADO QUE ES MENOS BONITO, SI BIEN NOS PERMITE VER CÓMO ESTÁN DISPUESTOS LOS HILOS, CÓMO SE HA REALIZADO ESTE TRABAJO. (Schopenhauer).


El propio título del film, Casse-tête chinois (Rompecabezas chino) que en español se ha interpretado de una forma más light, 'Nueva vida en Nueva York', hace alusión al enredo que nuclea esta comedia, que se aproxima por su tratamiento desenfadado, que busca más las posibilidades que el hombre descubre en cada nueva etapa de su vida, que al drama que inspira al escritor y lo anima a buscar la forma de atrapar al lector o espectador con su historia. El relato está narrado desde el punto de vista del protagonista, Xavier Rousseau, que cada vez que siente la tentación de profundizar en su narración, recurre a filósofos alemanes, entre ellos Schopenhauer o Hegel, una gravedad que compensa con un lenguaje audiovisual muy icónico, con calidad de recortable, y preñado de otros recursos que añaden liviandad al film y lo hacen su discurso más nostálgico y agradable que didáctico e incitador de la reflexión. Adopta la forma de autoficción en la que los límites entre lo real y lo imaginario se confunden para acabar fusionándose en un texto único, superando una dialéctica que da lugar a un universo nuevo que toma forma en la última imagen del film, en la que, a los personajes que han interpretado su papel se suman los sueños eróticos de Xavier.

Tras la ruptura de Xavier y su esposa, ésta se traslada desde París a Nueva York y se lleva con ella a su hijos. El marido-novelista lo deja todo para seguir a su progenie, y comienza a desfilar ante nuestros ojos todo  lo que hemos perdido a causa de la primera pandemia global, que ha seguido a la primera crisis, también global, tras un breve lapsus de casi doce años: los aviones vuelan, y no están hibernando en los hangares, tan vacíos y privados de vida como las calles de las grandes ciudades, las gentes (¡cuanto las añoro!) se amontonan en el metro, se tocan, se respiran en la nuca, y nadie teme nada, por las calles corre la vida en forma de los vehículos más variopintos y los grupos humanos más heterogéneos, y en medio de existencias rotas emerge un debate importante: la defensa de lo que la locura de vivir cada día ha arrebatado al Occidente del welfare (el bienestar tan apreciado hasta ayer mismo) una sanidad y una educación pública potente, mientras la desintegración de la concepción de la pareja binaria, como la única aceptable, se deshace como un azucarillo en una taza de café caliente, y se normaliza la colaboración de los heteros en la creación de hogares compuestos por parejas no binarias. En tono de normalidad, que a nosotros nos resulta chocante, una secuencia sitúa a nuestro personaje principal en parques llenos de hombres con sus hijos, en los días que se señalan para que estos acudan con sus niños a estos lugares de esparcimiento; son padres, designados por abogados baratos como divorciados, guerreros, nuevos aventureros del siglo XXI, que buscan matrimonios de conveniencia para conseguir un visado de trabajo en Norteamérica. Solo nos resta de toda esta modernidad y acercamiento de hombres y mujeres que se había conseguido con mucho esfuerzo, la parte tecnológica de las comunicaciones, en plataformas como skipe, que los moribundos del COVID-19 han usado para despedirse de sus padres moribundos (ni el más tremebundo de los realizadores del género habría imaginado imágenes de una dureza tal que están quitando el sueño a los médicos y enfermeras que han asistido a estas inauditas despedidas).

Nuestro escritor aclamado en Francia, padre abandonado y seguidor de sus hijos hasta el nuevo mundo, se ve obligado a trabajar de repartidor, desplazándose, de acuerdo con la nueva modalidad por las calles de la Gran Manzana, mientras reflexiona, pedaleando lorquiano, en torno al sueño americano y su ascensor social: "Cuando estás pegado al suelo, ves que Nueva York brilla  sobre el suelo; cuando llegas a esta ciudad debes empezar por el suelo, aunque lo que esta urbe vende en el mundo es su skyline, sus rascacielos, sus áticos sus terrazas, a las que aspiran los que pululan por las calles de una ciudad centrada en dios, un núcleo que se erige en el personaje más importante de la trama, cuyas vías recorrerá Xavier y descubrirá el corazón que sus padres enamorados , como tantos otros, grabaron en sus aceras; con él el espectador vivirá el down.town de la aglomeración más importante del mundo, desde Brooklyn hasta el Hyde Park, atravesando, a pie o en bicicleta, el puente de Brooklyn, que en otros tiempos unía el mundo del trabajo y el de los negocios de Manhattan. Coherentemente con la imposibilidad de llegar a las alturas,obligado a moverse por el suelo, el film recala en China Town, donde se desarrolla la historia y tiene lugar la set-piece que da nombre al film en inglés. Conseguida la felicidad que Xavier había logrado sin ni siquiera esforzarse en buscarla, pone fin a una novela que, según su editor, a falta de drama no tiene sentido, aunque es publicable como una rara avis, muy inusual, de la vida real.

Muy relajante y adecuada para unos momentos en que necesitamos combatir nuestros demonios internos. La podéis  encontrar en Netflix.


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