Casa ajena. Remy Weekes. Ficha técnica y reseñas.

 


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NUESTROS FANTASMAS NOS PERSIGUEN ALLÁ DONDE VAMOS Y VIVEN CON NOSOTROS.


Ficha técnica: His House
País: Reino Unido
Año: 2010
Duración: 92 minutos

Guion y dirección: Remy Weekes
Casting: Salah Benchegra, Carmen Cuba
Dirección de Fotografía: Jo Willems
Música: Roque Baños
Edición: Jlia Bloch 
Dirección artística: Thalia Ecclestone, Matt Fraser

Diseño de Vestuario: Holly Rebecca
Diseño de criaturas: Daniel Carrasco
Maquillaje de efectos especiales: Kessiah Arthur

Productores: Aida Elliott, Martin Gentless, Arnon Milchan, Ed King, Roy Lee
Productores ejecutivos: Mark Huffman, Natalie Lehmann. Stuart Manashil, Yariv Milchan, Michael Schaefer, Steven Schneider, Eva Yates
Diseño de producción: Jcqueline Abrahams
Compañías productoras: Starchild Pictures, Vertigo Entertainment, BBC Films, Regency Television; distribuye Netflix.

Intérpretes: 


Sope Dirisù: Bol,
Wunmi Mosaku: Rial, 
Matt Smith: Mark,
Javier Botet: criatura,
Wmily Taafe: doctora Hayes,
Malaika Wakoli-Abigaba: Nyagak.


Sinopsis:


Una joven pareja originaria del devastado Sudán del Sur busca asilo y un nuevo comienzo en Inglaterra. Pero una siniestra fuerza los aterroriza en su nueva casa.


Lo que se dice:


El film ha sido mejor valorado por la prensa que por el público, como evidencia el índice de aceptación que ofrece el Tomatometro de la página Rotten Tomatoes, un 100% basado en 30 reseñas, frente a una nota media de 5,6 que publica la página española Filmaffinity, basada en 1,700 votos y de 6,4 de Imdb, según la valoración de 8,647 lectores. Los argumentos que dan los críticos son que la película supone una evocación de horrores reales e imaginarios (Leslie Felperin, The Hollywood Reporter); perturban más los vivos que los muertos (Tim Griergson, Screendaily); revitaliza el género trillado de casas encantadas (Benjamin Lee, The Guardian); mezcla desequilibrada de asuntos sociales y terrores de casas encantadas (Jessica Kiang, Variety); un debut tan hermoso como escalofriante (Matt Cipolla, The Film Stage).

Crítica:


Ya empiezo a dudar qué fue antes el huevo o la gallina, la elección del tema o la del género, ante las repetidas aseveraciones de los críticos de que Remy Weekes ha querido contarnos una historia de casas encantadas, poblada de fantasmas, ubicada en una zona de  de refugiados, que se sienten rechazados por la vivienda. Pero poco a poco veremos que no hay nada de eso, que ocurre lo mismo que en Insidious de James Wan, porque la experiencia demuestra que, los monstruos los llevamos en nuestro interior y viajan con nosotros. Es una película valiente, poco convencional y nada paternalista, la opera primer de un joven afroamericano  del que se sabe muy poco. Ignoramos dónde ha nacido el realizador, si lo ha hecho en Inglaterra, si pertenece a una segunda generación de migrantes, o si es norteamericano, una información nada banal.

Quienes llegan a nuestras costas en pateras huyen de algo monstruoso, muchas veces de enfrentamientos cruentos entre tribus enemigas, y las heridas que llevan a tocar suelo extranjero son profundas. Pero no es una película ni social ni política: No hay información del estatus de los personajes, -solo sabemos que el hombre trabajaba en un banco y que la mujer, profesora, es más supersticiosa o lo disimula menos -, ni se hace explícito el lugar de procedencia en el film, aunque parece que vienen de Sudán, donde  los integrantes de tribus enemigas proceden a la extinción del contrario, y muchos de ellos cargan con crímenes y culpas muy graves que los protagonistas ocultan celosamente; Remy Weekes, como Spike Lee, no pretenden demostrar que sus hermanos de etnia o de raza son perfectos. Son como nosotros, y entre nosotros reina el bien, reina el mal y a veces algo peor como la locura del psicópata, del mismo modo que ocurre con cualquier ser humano con independencia de donde haya nacido o el color de su piel. El director da un paso adelante y nos muestra la conciencia, el tormento interior de quienes han llegado junto a nosotros ligeros de equipaje. Al final, como cualquier otro ser humano, deberán aprender a convivir con sus demonios, igual que lo hacen los personajes de los cuestos de terror de Poe, que ha generado tantos iconos. Una película intensa, terrorífica y honesta, a la vez que una muy buena crónica sin maniqueísmo.

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