Noticias del gran mundo. Paul Greengrass. Ficha técnica y crítica.

 


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EL PERIODISMO EN LA POSGUERRA CIVIL NORTEAMERICANA


Ficha técnica:


Título original: News of the World
País: Estados Unidos
Año: 2020
Duración: 218 minutos

Dirección: Paul Greengrass
Guion: Luke Davies, Paul Greengrass, basado en la novela 'News of the World' de Paulette Jiles
Casting: Francine Maisler, CSA
Dirección de Fotografía: Dariusz Wolski ASC
Música: James Newton Howard
Editor: William Goldenberg, ACE

Diseño de Vestuario: Mark Bridges

Productores: Gary Goetzman, p.g.a., Gail Mutrux, p.g.a., Gregory Goodman, p.g.a.
Productores ejecutivos: Steen Shareshian, Tore Smichdt
Diseño de producción: David Crank
Compañías productoras: Playtone/ Pretty Pictures Production, Perfect World Pictures Co; distribuye Universal Pictures, Netflix

Intérpretes:


Tom Hanks: Capitán Kidd,
Helena Zengel: Johanna,
Tom Astor: Teniente Cavalry,
Travis Johnson: el jinete Cavalry,
Andy Kastelic: Oficial de la Unión,
Ray McKinnon: Simon Boudlin,
Mare Winningham: Doris Boudlin,

Sinopsis:

Cinco años después del fin de la Guerra Civil estadounidense, el capitán Jefferson Kyle Kidd (Tom Hanks), veterano de tres guerras, viaja de ciudad en ciudad narrando noticias, hablando de presidentes y reinas, de luchas gloriosas, devastadoras catástrofes y apasionantes aventuras que tienen lugar en cualquier rincón del mundo. Un día, en las llanuras de Texas, el capitán conoce a Johanna, una niña de diez años secuestrada seis años atrás por la tribu Kiowa, y que durante ese tiempo fue educada como uno de ellos. Johanna, en contra de su voluntad, debe irse a vivir a casa de sus tíos, un lugar hostil y desconocido para ella. El capitán Kidd acepta entregar a la niña a sus tutores legales. En el viaje, ambos recorrerán cientos de kilómetros a través de una inhóspita naturaleza, y deberán enfrentarse a enormes dificultades, humanas y naturales, en búsqueda de un lugar al que puedan llamar “hogar”.


Lo que se dice y crítica del blog:


El film ha sido recibido con cierta complacencia por la prensa y el público, como rebelan la página española Filmaffinity, que publica una nota media de 6,6, basada en el voto de 1123 usuarios, una nota que la página norteamericana eleva a 6,8, según la valoración de 16,332 usuarios.

Los argumentos que dan los críticos de los grandes rotativos, a los que se incorporan ahora algunos blogs que van adquiriendo importancia, hacen, en algunos casos, un panegírico del western, la epopeya en la que descansa el nacimiento de una gran nación, y el momento histórico en que se ponen los cimientos del edificio, ya resquebrajados desde el principio, y que ha faltado poco para que se desmoronara  un país que se levantó, como casi todos, con sangre, dolor y muerte,y que tiene su símbolo en el Capitolio (no es casual el nombre) desde el que se rigen los destinos de los Estados Unidos. Pero de ahí a afirmar, como hace Luís Martínez en el diario 'El Mundo' que el film recupera para sí y todos los demás la gracia y el poder de los relatos fundacionales de la civilización, hay una gran distancia; el personaje que interpreta Tom Hanks tiene rasgos comunes con los protagonistas de los grandes westerns que lo precedieron, ya fueran de John Ford (El hombre que mató a Liberty Valance o Centauros del desierto), Fred Zinneman (Solo ante el peligro),Henry Hattaway (Valor de Ley) o tantos otros que escribieron con imágenes la odisea de los pioneros, la aniquilación de los indios, la esclavitud de los negros y otras páginas que de la historia de estos tiempos, incluida la obra de Steven Spielberg, Lincoln, que denuncian abiertamente lo que solo Greengrass apunta.

No falta quien lamenta que se mire con alejamiento y ciertas dosis de desprecio a los colonos del sur, que nunca, ni después de las guerras que desangraron las nuevas tierras, tanto la de Independencia como la de Secesión, se sintieron parte de una nueva nación, un hecho del que tenemos evidencias demasiado recientes, materializadas en la imagen e ese joven que cubre su cabeza con un casco con cuernos, ese Bufalo Bill rencoroso que se encaramó a la tribuna de los oradores elegidos por el pueblo americano, y no es de extrañar que así sea, pues el film fue realizado en 2020. Sergi Sánchez del diario 'La razón', al comparar al personaje que encarnaba John Wayne, un veterano que odiaba a los indios y emprendía la aventura de introducirse en su territorio y rescatar a una sobrina, superviviente de una matanza realizada por los aborígenes, a la que quiere matar cuando descubre que ha asimilado la cultura de sus captores, y el que encarna Tom Hanks, un hombre humanista e ilustrado, que lee el periódico, como un trovador, cuenta historias a los colonos de los pueblos por los que pasa, y abandonó las pistolas cuando acabó la contienda, también veterano, que no busca, pero encuentra a una niña que ha pasado por el mismo calvario que la protagonista del film de Ford y se impone a sí mismo llevarla a casa de unos familiares a 600 kms. de distancia, afirma que "las dos películas suponen el plano y el contraplano de un país sometido a las leyes pendulares de la Historia, que los dos actores encarnan con diáfana transparencia ideológica". Da la impresión de que a ciertos sectores no les ha gustado demasiado que Tom Hanks participara en la investidura de Joe Biden (no sé si habrá que recordar un dato tan 'baladí' como que había ganado las elecciones), para concluir  que el actor " resulta mucho más convincente y conmovedor cuando lee en voz alta las noticias de los periódicos para un público analfabeto, demostrando que América puede superar las heridas de la Guerra Civil, que cuando tiene que enfrentarse, disparos mediante a los enemigos de su misión". Es difícil interpretar este párrafo, y quizá yo no lo haga bien, pero la misión que se impone el Capitán Kidd es poner a salvo a una niña, y los 'enemigos' de que habla el crítico son pederastas que intentan prostituirla; no es precisamente en este ejemplo en el que se pone en evidencia la herida que separa a los estados del sur, que se cubren con la bandera confederada, de los del norte, los de las estrellas y barras, que se ve con mucha más claridad cuando en el poblado en el que se encuentran estos individuos, los habitantes del lugar no quieren escuchar historias del Norte. O en la siguiente parada del 'periodista'.

Netflix y Universal se han unido para difundir por streaming este nuevo film de Paul Greengrass (autor de Bloody Sunday), que protagoniza Tom Hanks, en palabras de Boyero, el mejor actor vivo, entendemos que del área occidental que es la nuestra. Una interpretación que Rubén Romero, Cinemanía) define como académica y emocionante. David Rooney (The Hollywood Reporter), mucho más capacitado para analizar la realidad de su país y el cine norteamericano, señala como el background del film en la entradilla de su artículo como una odisea occidental de dos personas rotas por las guerras (primero con los indios para arrebatarles sus tierras, después entre los colonos a favor y en contra de una unidad que no se ha consolidado a pesar del rimbombante nombre que designa al país: Estados Unidos) que encuentran su íntima unidad como padre e hija. Hay muchas más críticas, en general positivas, reforzadas por nominaciones al  equipo técnico, los actores, la música...de certámenes como los Globos de Oro, National Board of Review, Critic Choice Awards, Asociación de Críticos de Chicago o Satellite Awards. (Ver detalle en Filmaffinity).

Desde los primeros minutos del desarrollo del relato observamos, al menos, dos cosas importantes: la textura visual de la imagen que evoca este periodo de la historia de los Estados Unidos se distancia, por motivos estilísticos y aquellos que impone la evolución de la tecnología, soluciones técnicas imposibles en la época de Ford, de la de realizadores de western anteriores, entre otros los citados arriba, y decisiones que competen a la política del autor como abundancia de primeros planos y planos de detalle, que en principio el espectador es incapaz de interpretar en un primer visionado, aunque si percibe la iluminación tenue, procedente de lámparas diseminadas en las distancias, que compite con el esplendor de los exteriores. Unas decisiones más cercanas a Clint Eastwood o David Fincher que a los que les precedieron en los tiempos del esplendor del western. La segunda es de carácter ideológico. Es obvio que Greengrass no ha querido levantar demasiadas ampollas entre las dos Américas (73 millones de personas han votado a Donald Trump, y no es despreciable el hecho de que no haya podido renovar mandato, porque los que han votado a Biden son más). Nadie puede negar que en Estados Unidos hay áreas en las que se impone el racismo, en la que se demoniza la alteralidad cultural, (ya sea en función de la raza, la orientación sexual o la ideología). Todos los días hay noticias de estos hechos que el Capitán Kidd lee en su accidentado viaje por el desierto, del que, en los tiempos que se contemplan, han sido expulsados los indios Kiowa cuando va a ser atravesado por el tren; en esta especie de road movie por caminos polvorientos y carretas arruinadas nos enfrentamos con dos episodios de este carácter, que no tienen mucho que ver con el racismo con que Ford forjó a su personaje, ya que, en el primero de los incidentes que se producen en el viaje, se quiere secuestrar a una niña blanca, alemana, rubia casi albina, para prostituirla, un negocio suculento que prueba que el interés es otro. Tras las guerras los caminos se inundaron de forajidos, de licenciados que se ofrecían al mejor postor, al cacique más sangriento, y que pueblan la mayor parte de los westerns, observados como iconos, sin introducir la cámara entre ellos, sin humanizarlos y estableciendo factores de extrañamiento que permiten forjar la leyenda sin buscar ni la empatía ni el alejamiento de ellos. Greengrass hace lo contrario; humaniza a todos sus personajes, para bien o para mal, pero lo hace con sumo cuidado. Entre los indios que huyen (se puede suponer que expulsados de sus tierras para construir el ferrocarril) y el espectador introduce una tormenta de arena que no nos permite ver otra cosa que una masa de gente, lo que debilita la carga de la denuncia, allá donde la ponen los relatos no solo del western, sino de películas de otros géneros, como el de terror, un crimen del que da buena cuenta Poltergeist (la primera y la segunda película).

No sé si es una película memorable, y a veces las comparaciones son odiosas, pero sí se puede afirmar que es un intento atrevido de acercar posiciones en un país que quizá lo necesita. Está disponible en Netflix.




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