President. Kim Hyung-il. Crítica.

 



¿Quién elige a los políticos? pregunta a unos jóvenes el candidato de la¡ Nueva Ola' Jang il -joon; los ciudadanos, responden estos. "No", les corrige el político: " Los ciudadanos que votan. La gente que no vota no recibe protección. 


Ficha de identificación, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí).


Crítica: 



Kim Hyung-il entra en un terreno poco habitual en el cine, no solo de Corea, sino de cualquier otra parte del mundo, evitando connotaciones realistas e inventando partidos en lid que no son reconocibles en cualquier información sobre el sistema político del país, el Partido de la Paz  en la oposición, y el oficialista Nueva Ola en el poder, y convirtiendo en verdaderos protagonistas del relato el acceso a la democracia de un pueblo que había sido víctima de ocupaciones, guerras civiles y dictaduras, hasta que la enmienda de la Constitución de 1987 (crucial para la transición del país a la democracia formal) dio paso a la república parlamentaria, un sistema liberal pluripartidista en el que tanto los partidos conservadores como los liberales, prefieren refugiarse tras unas siglas que integran el calificativo democrático ( tal como ocurrió en la transición democrática española en la que el partido oficialista, compuesto de diferentes sectores de políticos que procedían de la etapa anterior optaron por llamarse Centro Democrático y Social); la corrupción que tiene su origen en las grandes familias, propietarias de importantes conglomerados, una circunstancia que favorece la expansión del soborno y la prevaricación y la malversación en un país cuya esencia se define por la unidad basada en un forma de gobierno presidencialista;  ubicación de la historia en un contexto político de lucha por el poder no muy limpia, la celebración de primarias, (en las que vota un 30% de miembros del partido y un 70% de ciudadanos independientes) a las que concurren cuatro candidatos, un momento de confrontación que permite visualizar el papel que desempeñan las esposas en la carrera hacia la presidencia de sus respectivos maridos y cuyos enredos actúan como conectores de las partes del relato y el desarrollo de los personajes. Coherente con lo dicho anteriormente, Kim Hyung-il opta por la soap opera, muy influenciada por las teleseries norteamericanas de la década de los 80  y los 90del siglo XX (Falcon Crest, Dinastía, los Colbi), en las que el núcleo del poder reside en las grandes familias enriquecidas, en este caso, en las dictaduras precedentes; no sólo los móviles Motorola con diseño de concha de la época son indicios potentes para la localización en el tiempo de los protagonistas, sino el atrezzo, la peluquería y el maquillaje pertenecen a ese momento, muy alejados de la  moda minimalista que hoy los coreanos extienden por el mundo. Según el Profesor Hannes B.Mosles, en las últimas tres décadas el país demanda la reforma de una de las constituciones más antiguas del mundo no enmendadas, junto a la española.

Hacedores de reyes que, en la práctica son monarcas desnudos, jóvenes que, atados a intereses lejanos a sus ideales descubren que habían perdido la inocencia, habían sepultado  sus sueños y descubierto que no podían cambiar el mundo, atados a familias económicas corruptoras, hijos ilegítimos de tiempos honestos, e ilegítimos prepotentes y arrogantes, descubren con amargura que la realpolitk no se debate entre el bien y el mal, sino que es el vehículo que usa el deseo de tener poder. Sorprende la ambición del Sr.Go, ex-ministro, hombre influyente, hacedor de reyes, que, perdida su familia, presiona a los aspirantes jóvenes para que le asciendan al primer puesto de la jerarquía del ejecutivo para culminar su carrera llegando a la cúspide, a cambio de su apoyo para hacer carrera en política, unas maniobras que no son inusuales en la trastienda de cierta manera de entender la política. Un film muy recomendable para los amantes del cine coreano que nos informa del marco político en el que se desenvuelven jóvenes muy tecnologizados y avanzados en luchas contemporáneas por la igualdad de todos los hombres y educados en políticas de género, que conviven con estructuras de poder caducas y sectores muy conservadores, defensores de viejas prácticas. Ellos son los protagonistas de Kpop o el Kdrama que tanto gusta a los jóvenes de todo el mundo, que los emulan en la forma de vestir, maquillarse, peinarse y vivir una vida independiente, tras superar la enseñanza universitaria y realizar el servicio militar.

Con aires de culebrón nos abre una nueva ventana, en esta ocasión a la República de Corea del Sur. Una serie que exige su tiempo de visualización y una lenta digestión, desarrollada en veinte capítulos de más de una hora y realizada en 2010. Si se compara con las últimas series se observa que el tiempo no ha pasado en balde, a pesar de la buena calidad de la imagen.

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