La vida racional. Hsu Fu-chun. Ficha de identificación. Breve reseña.
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EL AMOR ES UN FANTASMA QUE APENAS SE PUEDE ENCONTRAR. NI UNA MÁQUINA PRECISA, BIEN DISEÑADA, PUEDE GARANTIZAR SU SUPERIVENCIA.
Ficha de identificación:
Título original: The Rational Life
País: China
Año: 2021
Temporada 1; episodios: 35; duración: 44/46 minutos
Género: Drama
Dirección: Hsu Fu-chun
Guion: Long Xiao Chang, Cheng Tong
Compañía productora: Mang TV; distribuye Netflix, Hunan TV
Elenco actoral:
Sinopsis:
Una treintañera centrada en su vida profesional tiene que lidiar con un ambiente de trabajo competitivo, un triángulo amoroso y su insistente madre.
Lo que se dice:
La serie es una novedad y apenas hay alguna reseña que apunta en la buen dirección. aunque sin profundizar. La página norteamericana Imdb le atribuye una nota media de 8,8, basada en el voto de 16 usuarios.
Breve reseña:
La serie esta formada, en su primera temporada, por 35 capítulos de entre 44 y 46 minutos cada uno. Se ubica en la modernísima ciudad de Shangai, y, aunque con notables diferencias con respecto a los k-dramas. se mueve, curiosamente, en los mismos parámetros y goza también de una buena calidad de imagen que dan vida a un guion bien escrito que cohesionan magníficas actuaciones. La vida racional sitúa a la mujer en el centro y, a su lado un joven ídolo muy a la coreana, al que sus compañeras de reparto piropean y hablan con claridad de su manifiesta belleza. El primer episodio sitúa a la mujer en el centro de un debate que en este momento ocupa un primerísimo primer plano a escala global: su formación universitaria y su capacitación posterior le permite avanzar hasta tropezar con el techo de cristal que limita el ascenso progresivo de las féminas, especialmente si se encuentran en una edad apta para el matrimonio, lo que les hace vulnerables ante hombre sin escrúpulos, en algún caso excesivamente maniqueos, lo que resta efectividad, puntualmente, al arquetipo. Hasta los más proclives a defender a las mujeres, apoyándose en las leyes chinas que las protegen de discriminaciones y agresiones violentas (interesante secuencia de la que hablaré cuando haga la crítica de la serie), muestran cierto perfil de caballero andante del amor cortés que hinca la rodilla ante su dama, a la que ama de forma noble y sincera, situado en una escala inferior por su edad y su categoría profesional, estableciéndose entre ellos una relación de vasallaje.
En este primer episodio vemos a Qi Xiao cuidando amorosamente a su madre, con la que comparte una vivienda más modesta que las del centro de la ciudad, a la que le construye una guía didáctica para que se acerque con cuidado a los nuevos utensilios domésticos, cuya manipulación puede ser peligrosa para ella; también se denosta la declaración de un hombre, un compañero de trabajo, a la protagonista, Shen Ruo Xin, como un acto desordenado, de acuerdo con la Ley de Administración sobre el género, que se propone que todas las mujeres chinas tengan oportunidades de éxito y derecho a hacer sus sueños realidad. El novio de la protagonista le coloca un anillo de prometida que ella no acepta a la fuerza y contra su deseo, lo que provoca la intervención airada de Qi Xiao, que ha bebido más de la cuenta pero no hasta el extremo de entender el abuso que ejerce este hombre sobre su prometida. Hay, pues, al menos en apariencia, una diferencia importante entre el papel del hombre en las k-dramas, femenino en la apariencia (masculinidad suave), pero masculino en las actitudes y los prototipos de hombre chino que desfilan por la pantalla; no se trata de llevar abrigos parecidos, sino de observar con atención el modelo. La serie se acaba de estrenar en nuestras latitudes y consta de 35 capítulos, que apuntan en la buena dirección de introducir al espectador en la idiosincrasia china y en la influencia de la educación en los ciudadanos. Estamos en ello y tres capítulos no son suficientes para hacer afirmaciones tajantes.
Disponible en Netflix, una plataforma que está haciendo el mundo más grande y complejo.
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