Todos queremos algo. Richard Linklater mirado en la primera era pandémica global.

 




Antigua taquilla de un cine desaparecido, convertida en una tienda de helados, ahora en cese temporal a causa de la pandemia de COVID-19


En plena era pandémica, cuando Netflix impone su cartelera y acerca al espectador occidental a interesantes películas de los países que avanzan más rápidamente en la era tecnológica y ponen sobre la mesa el tema de la 'soft masculinity', masculinidad suave en castellano, y la misogamia, me ha parecido interesante recuperar un post de Cinelodeon, ambiguo e inquietante, de Richard Linklater, realizado en 2016, cuando los cines se llenaban de público y el director norteamericano era una de las estrellas que iluminaban la gran pantalla en nuestras latitudes. Entonces nos pareció interesante encabezar nuestra reflexión con una cita de Carl Sagan:


LA BELLEZA DE LO VIVO NO ESTÁ EN LOS ÁTOMOS QUE LO CONFORMAN, SINO EN CÓMO SE ESTRUCTURAN. CARL SAGAN


Todos queremos algo/Everybody wants some, la última película del realizador de la trilogía de 'Antes' del amanecer, atardecer y anochecer, Escuela de Rock o Boyhood, entre otras, un cineasta de culto, que triunfa en el que algunos consideran el festival más raro del mundo, el SXSW que se celebra en Austin, la ciudad en la que se han localizado la mayor parte de sus películas, el certamen multicultural más prestigioso de los Estados Unidos, en el que se dan cita el cine, la música y la tecnología, y que en su propia denominación recoge un homenaje a una de las películas más emblemáticas de Hollywood. 'North by NortthWest', (Con la muerte en los talones). 

Desde los primeros minutos de recorrido de la cinta, un espectador atento observa la forma libidinosa en que la cámara recorre los cuerpos redondeados, mórbidos, carnales y sensuales de los jóvenes, enfundados en ajustados pantalones, unas imágenes pensadas para el placer de otros hombres, y con puntuales presencias femeninas que contribuyen con sus acoplamientos a sus compañeros de baile a lanzar un mensaje visual homoerótico. Lyz Calvario marca su crítica con una advertencia: " Richard Linklater discute el subtexto gay 'No Inadvertido' en 'Everybody Wants Some !!' (1) Linklater no niega que su película tiene estos elementos que favorecen el voyeurismo homosexual, aunque se justifica afirmando que procuró que su película fuera vista desde un ángulo distinto a las de otras sobre adolescentes, con las que se la ha  comparado". Ya veremos cómo. De momento, la luz  ilumina a los personajes de tal forma que nos los presenta como pillados desprevenidos en la intimidad de sus cuartos, con una encarnadura alejada de la apariencia de plástico de los actuales cuerpos ciclados o excesivamente estilizados a causa de su delgadez.

Lector empedernido de Kirt Vonnegut, escritor y humanista, que reflexionó en torno a recuperar el tiempo perdido, un elemento con el que le gusta jugar a Linklater, realiza en esta ocasión la versión "más carnal y abrasiva hasta encontrar las fronteras del lugar al que todos queremos ir y hace una obra maestra furiosamente intemporal. Y gozosa". (1) En este viaje nos ayudará la música que sonó durante nuestra juventud, y que dará sentido a cada momento de los tres días y medio que dura esta transición de la adolescencia vigilada a la juventud sin control; sonará My Sharona, interpretada por The JnackGold, en la versión de John StewartDriver's Seat a cargo de Sniff'n The Tear o Rapper's Delight, interpretada por Sugar Hill Gang, entre otras canciones memorables.

Otros críticos prefieren pasar por alto esta forma de mirar a los personajes, que es precisamente la que convierte el film en singular, y prefieren ceñirse a la atención que presta Linklater a ese periodo de transición en el que los jóvenes dejan la enseñanza secundaria y emprenden un nuevo camino, generalmente en la Universidad, fuera del control de los padres y, -como no podía ser de otra forma en esta sociedad convencional y casposa -, de las madres, unas mujeres que ya no son jóvenes, que han sacrificado los mejores años de su vida para cuidar a su familia (trabajen fuera de casa o no) y ahora sufren la doble marginación: la que deriva del género y la que provoca la edad. Las jóvenes que van a girar a su alrededor están ahí, -eso sí estudiando -, para satisfacer las necesidades de los vigorosos cuerpos masculinos, aunque, a la vez, son receptoras de las bromas de quienes no están dispuestos a sacrificar su futuro para hacerse cargo de las consecuencias del sexo  impulsivo y de la satisfacción inmediata de los deseos, sin prevención. La desinhibición de los jóvenes, su escaso pudor para mostrar sus desnudeces, o tocarse entre ellos, sin problemas, favorece la interpretación ambigua de su comportamiento habitual.

En este sentido, y sólo en este, algunos la consideran una 'secuela de American Graffiti, (1973) de George Lucas, y de 'Movida del 76' , (1993), del propio Linklater, en que unos jóvenes dejan su pueblo, su familia y sus amigos y amigas para buscar su futuro fuera del lugar en el que han nacido. Para Javier Ocaña  las películas del cineasta de Huston han procurado reflejar la sensación del (re)encuentro con aquellos instantes juveniles que marcan una vida, de la que sólo caes en cuenta cuando han pasado los años. (2) Jordi Costa prefiere decodificar la escritura del film, cuando afirma que Linklater ha definido 'Todos queremos algo' como una suerte de secuela espiritual de 'Dazed and Confused',  (3)



(1)  " Richard Linklater discute el subtexto gay 'No Inadvertido' en 'Everybody Wants Some' . Indie Wire.
(2) Luís Martínez. Una sinfonía hormonal.  Diario 'El Mundo', 30 de junio de 2016.
(3) Jordi Costa. Para esos nostálgicos de lo no vivido. Fotogramas

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