Es mío. Lee Na-jung. Crítica.

 


ARRIBA Y ABAJO EN EL SENO DE LAS FAMILIAS 'CHAEBOL' (QUE CONTROLAN UN CONGLOMERADO) SURCOREANAS.


Ficha de identificación, sinopsis, lo que se dice (pinchad aquí)


Crítica:


Se está extendiendo en nuestra sociedad, privada de toda esperanza, y que vive cada día de forma suicida como si el mundo fuera a terminar mañana, una imposición ideológica de corte transversal que alcanza incluso a aquellos que han perdido la noción de la función que Arnold Hauser atribuía al arte, y que se ponen detrás de las cámaras con la pretensión de realizar 'una obra inmortal'. Los hombres primitivos hacían pinturas rupestres que asombran a la sociedad actual con un motivo mucho más pragmático: atraer la atención de los dioses para que los compensaran con una buena caza. Puede que muchos busquen en el cine divertimento, y lo vean como ese tren eléctrico de que hablaba Orson Welles y no por eso dejarían de cumplir una función, la de satisfacer necesidades insatisfechas (valga la redundancia), ya sean de tipo lúdico o sexual, acompañados de un buen vino y unos buenos amigos, si se lo pueden permitir. Pero otros disfrutaran con historias como las que contaba Victor Hugo, que nos habla del amor fraternal y de pareja, de justicia y venganza, pero estos relatos los inscribía en un análisis de la sociedad que le tocó vivir y en el que su narración era posible, que competía con buenos libros de historia, que a la manera de las series entregaba semanalmente en los quioscos de la época. Cada uno abre la ventana al mundo que mejor calma sus inquietudes intelectuales.

Lee Na-jung hace una obra elegante, en cierto modo una especie de 'Falcon Crest' de la era tecnológica, con unas mujeres que, a diferencia de las del soap film han avanzado en la misma dirección que los hombres y han roto algunos techos de cristal que las ha dotado de independencia moral y económica. Todas, las de arriba y las de abajo, es decir las sirvientas, sufren, pero ellos también. El patriarca del clan de la familia 'chaebol' que protagoniza la serie entrega la presidencia de sus empresas y el control del negocio y la gran mansión llamada en este caso 'Cadenza' a la mujer de su único e inútil hijo, dejando de lado a otro, al adoptado como tal, hijo de la mujer que más quiso, una circunstancia que tendrá funestas consecuencias. El fracaso del matrimonio de convivencia se traduce en estos mestizajes entre siervos como los de Joseph Losey, y señores decadentes. Pero el director cede el protagonismo a dos mujeres, que llevan sobre sus hombros la carga poética y el romance de la serie: una lesbiana, enamorada de una pintora, casada con un señorito, y una actriz de series, enamorada de su marido y de su profesión. Las referencias metadiscursivas a los enredos y malentendidos del formato televisivo más extendido en la actualidad son constantes en estas series, en las que los protagonistas hablan de ellos ridiculizándolos; el protagonista de Hyena hace esta misma reflexión, pero es corregido por su ayudante: por eso mismo gustan, porque generan tensión. Este es uno de los recursos más utilizados por el cine, -alargar situaciones de dudosa solución , un truco que inventó Scherezade, la narradora de 'Las mil y una noches' para impedir que el sultán la ejecutara al amanecer como había hecho con sus predecesoras-.

Las mujeres se erigen en protagonistas de un mundo en el que los hombres  han entrado en franca decadencia; para impedirlo, el menor de ellos será finalmente educado por dos mujeres: la madre biológica y la que lo ha cuidado seis años. Los integrantes del mundo de 'abajo' forman una sociedad paralela, igualmente estratificada, que aprovecha las debilidades de los de arriba, sabiendo que no es difícil conquistar a aquellos hombres que se han casado porque lo exigía su condición. Las cámaras no se muestran especialmente crueles con ninguno de ellos, sino que muestran sus debilidades, deslealtades, egoísmo, renuncias... "Cuanto más tienes menos libre eres" sostiene quien no ha sabido compatibilizar el amor de su vida, que se hace más fuerte a medida que se convierte en imposible; las mujeres ociosas acuden a lecturas de la Biblia y crean una fundación de élite para madres solteras. Pero, al fín, el guionista y el director han querido dar una oportunidad al amor, tanto homo como hero, y a la posibilidad de ser feliz desarrollando una actividad placentera que se imponga a los intereses y el egoísmo, sin abandonar el deseo de prosperar. Para entender esta filosofía de la vida hemos de realizar un esfuerzo e intentar entender si estos pueblos todavía luchan por conseguir algunas metas en cuyo debate nos desgarramos en Occidente, o  si han avanzado más aprisa en los últimos tiempos. Por si nos sirve de pista Han Ji-yong (Lee Hyunk-wook) le recuerda a Jung Seo-hyun (Kim Suh-hyung) que forma parte de una minoría sexual, aunque no queda claro si le importa mucho o intenta producirle inquietud en su lucha por el poder. El romance, en este caso, sitúa en primer plano a dos mujeres, regalando al espectador imágenes muy bellas de ambas. El tramo final se convierte en un zig-zag temporal que va reconstruyendo el climax del suspense que se ha ido generando en este thriller en el que muchos pueden ser asesinos o cómplices.

Un thriller interesante que puedes ver en Netflix.

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