Hi Bye, Mamá! Yu Je-woon. Crítica I

 



LA BÚSQUEDA DE LA TRASCENDENCIA A TRAVÉS DE LO COTIDIANO, DE AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS DE QUE HABLABA SERRAT QUE HACEN QUE EL HOMBRE SE DIFERENCIE DEL RESTO DE LOS ANIMALES, SIEMPRE PEGADOS AL VIENTRE, COMO NOS ADVERTÍA EN LA ANTIGÚEDAD CAYO SALUSTIO CRISPO



Ficha de identificación, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí)


Decía Arnold Hauser que si las creaciones del hombre no tienen una función (entretener, ampliar los horizontes intelectuales del ser humano, ayudar a cambiar la realidad...) no se pueden englobar bajo el concepto de arte con mayúsculas. Ju Je-woon , (El amor es como el Cha-cha-chá) nos cuenta una historia fantástica, surreal, inverosímil de acuerdo con las experiencias vitales del hombre, con el fin de iluminar el viejo proverbio latino: Carpe diem, tan manoseado que ha perdido su eficacia. El nombre de cada capítulo de la serie es una especie de manifiesto de intenciones, que nos señala el curso que deben seguir nuestras reflexiones para acercarnos al discurso netamente humano del realizador y co-guionista del relato: Sólo cuando mueres percibes la belleza (es decir, mientras vives la desprecias, la desacralizas); los momentos en que el azar se convierte en destino; Los pétalos caen, pero la flor permanece...

En un mundo en el que nada es para siempre, ni la alegría, ni el dolor, ni el amor..., no podemos despreciar lo que significa estar vivo. Yu Je-woon entiende bien la diferencia que existe entre la literatura y la imagen y lo que se puede decir con ésta, sin grandes perífrasis verbales, la poesía que esconde un simple gesto, el que intercambian los protagonistas, Cho Gang-hwa (Lee Kyoo-hyung) y Cha Yu-ri (Kim Tae-hee), cuando se encuentran por primera vez tras la 'reencarnación' de la mujer: él toca la mejilla de Cha para cerciorarse de que no está soñando, mientras, simultáneamente, ella confirma esta realidad pellizcando la del hombre. Una serie de secuencias posteriores nos muestran la recuperación de los sentidos de la joven 'Perséfone' (el tacto, el sabor, el olor, y otros que no había perdido durante su tránsito por el inframundo: el oído y la vista, la posibilidad de ver a los muertos y a los vivos, quizá porque su deseo de ver crecer a su bebé, al que no pudo ni siquiera tener en sus brazos fue demasiado fuerte). Poco a poco, en unas secuencias bellísimas, se materializará en la pantalla la recuperación por parte de la joven y su entorno de las sensaciones, las emociones y los sentimientos, y se nos mostrará de forma amable la delicadeza oriental, ¿confuciana? (nos queda mucho por aprender de la mayor parte de la humanidad, situada en Oriente, una ignorancia basada en un equivocado sentimiento etnocéntrico, que se alimenta a medida que ellos progresan y nosotros nos estancamos).

Magnífica interpretación del ya conocido Lee Kyoo-hyung, actor muy peculiar, y la menos conocida, pero verdaderamente genial Kim Tae-hee, en un relato en el que se impone el azar que acaba convirtiendo en destino. Greg Wheeler, ( The Review Geek; podemos observar que son nuevos también los nombres de los críticos y de los lugares en los que realizan sus reseñas, no precisamente grandes rotativos) califica la serie como triste, pero aconseja verla. Una historia en la que el fondo y la forma se unen para advertirnos de aquello que le recordaba un esclavo al General que celebraba su triunfo en Roma: " ¡ Recuerda que eres mortal! ". La serie tiene 16 capítulos, de los que sólo hemos podido disfrutar de 5, por lo que haremos un nuevo post más depurado en el que quizá podamos desvelar el subtexto de este título.

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