A la mierda el amor...otra vez. Ficha de identificación y crítica

 


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POR QUÉ LE LLAMAN AMOR  CUANDO QUIEREN DECIR SEXO...DEL CONVENCIONAL Y CUTRE, LLENO DE TÓPICOS?



Ficha de identificación:


Título original: F*ck de liefde 2 (secuela)

País: Holanda

Año: 2022

Duración: 92 minutos

Género: Comedia, propaganda turística


Dirección: Aram Van de Rest & Appie Boudellah

Guion: Shariff Nasrm, Sergej Groenhart, Appie Boudellah, Mustapha Boudellah

Dirección de Fotografía: Bart Beeekman NSC


Productores: Adel Boudellah, Appie Boudellah, Mustapha Boudellah, Evert Van de Erift

Compañías productoras: AM Pictures, Netflix



Reparto:


Bo Maerten

Géza Weisz

Yolante Cabau

Edwin Jonker

Nienke Plas

Maurits Delchot

Victoria Koblenko

Dorian Bindels

Bettina Holwerda

Juvat Westendorf


Sinopsis:


Una mujer con el corazón roto se va a Ibiza; un hombre a punto de ser padre deja embarazada a otra mujer, y un marido la lía por enésima vez. (Sinopsis de Netflix).


Crítica:


La única valoración existente en las páginas más destacadas es la numérica de Filmaffinity, que le otorga un elevado 3,7 basado en 41 votos de sus lectores.


El film que dirigen Aram Van de Rest & Appie Boudellah es la publicidad más penosa, más llena de tópicos de la ya-no-tan-paradisiaca isla de Ibiza, de sus magníficas instalaciones hoteleras, regidas por holandeses blancos, en las que se pueden divertir las mujeres blancas holandesas con todo tipo de gigolos, mientras sus compañeros, todos ellos de piel oscura, menos uno de apariencia mediterránea, cumplen las expectativas de sus exuberantes mujeres, a las que ya no satisface ni la aventura continuada de un hombre, chiquito pero matón, que la lleva por todos los lugares exóticos del mundo, aunque lo que ella quiere es tener hijos.  Algún detalle de humos negro inspirado en verdaderas comedias norteamericanas, sin gracia alguna, y que ni siquiera ofende. Una lamentable exhibición del nuevo cine de los Países Bajos, que nos retrotrae a la España del macro Ministerio de Información y Turismo.


ADDENDA:


Quería introducir un matiz acerca de este film que produce irritación cuando lo ves, pero que superado ese sentimiento, cuando reflexionas con más calma, entiendes que el relato incluye una denuncia que no carece de interés en una época en la que se impone el binomio amigo/enemigo tan schmittiano. El film holandés se adentra en el terreno de la prostitución en una playa de moda; una de las protagonistas, que intenta seducir a unos jóvenes para que la lleven en su coche a casa, acaba durmiendo en la comisaría por ejercer la prostitución en la calle, obteniendo un beneficio a cambio de un servicio teóricamente sexual, Todos conocemos esta profesión tan antigua como la humanidad.


El problema reside en una tremenda contradicción. Tan pronto cruzamos la entrada de una discoteca de lujo, vemos como se ofrece un servicio de gigolos o acompañantes o como los queramos llamar, para satisfacer a esas mismas turistas, encarceladas por coquetear en la vía pública. Estos hombres están contratados por los establecimientos, cobran por prestar servicio a las 'Sugar Mama' que lo deseen, y no se diferencia de las protagonistas de 'Paraíso amor' de Ulrich Siedl (2012), con la excepción de que aquí el tema está tratado de forma tangencial, y no constituye el relato nuclear como en el film del austriaco. Nos hemos equivocado al despachar demasiado pronto un film que abre nuevas ventanas al mundo, como exigía en otro tiempo la Nouvelle Vague y ahora la Hallyu Wave.

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