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TODOS SOMOS TETRO
La transición de un modo de producción a otro nunca es fácil (recordemos la literatura inglesa,- novelas de Dickens, el mito de Frankenstein de Mary Shelley, los vampiros...-, en torno a la esclavitud de los niños, de las lavanderas, y otros sectores, con jornadas laborales de 16 horas que apenas les daba para morirse de hambre menos feroz y que inspiraron las más crudas metáforas ; hoy es imposible retroceder hasta ese punto, pero no a otro muy cercano), y el paso de la sociedad industrial a la tecnológica está produciendo grandes movimientos de masas, potenciados por las redes sociales, hijas de las nuevas máquinas, que apenas pueden ser controladas por sus propietarios. No sólo hay notables autoexiliados y alguno detenido en diferentes países (Assange, Snowden, y diferentes políticos que han crecido en las diferentes plataformas digitales que suenan mucho en la prensa escrita) sino que, aunque las aguas permanecen todavía estancadas en el fondo del depósito patriarcal, las costuras de éste comienzan a presentar grandes fisuras en todo occidente, que se manifiestan en marchas multitudinarias contra la persecución de los negros, la venta de armas sin control, la situación de las mujeres, en las que participan ciudadanos de toda condición y de cualquier sexo y edad, que se dirigen hacia la Casa Blanca a recordarle al Sr. Trump, que ya ha dado nombre a una era, y no precisamente en positivo, que no están dispuestos a dar un paso atrás en la consolidación del estado del bienestar. Al frente de la manifestación general se han colocado los mismos que realizaron todas las revoluciones del siglo XX (Hippie, Mayo Francés del 68...), que, superados, en más de un caso, los noventa años, están dispuestos a advertir al poder y a los más jóvenes, que no son proclives a enfrentarse entre ellos por la cuantía de sus pensiones, ni a arremeter contra los jóvenes, ya que nunca pierden de vista que son sus hijos y sus nietos, a los que están dispuestos a apoyar mientras les quede un soplo de vida. Muchos enseñamos a nuestros alumnos el respeto a sus mayores, cuyas afrentas por parte de los más integrados en el sistema patriarcal han sido objeto de un nuevo movimiento de su defensa: el edadismo. Mas ellos han demostrado que no necesitan que los defiendan, que saben razonar, que se interesan por el mundo que los rodea, y que tienen mucho tiempo para organizarse y defenderse como nadie lo ha hecho jamás. Un hecho que marca un nuevo rumbo al siglo XXI, y que no se olvida de que muchos hombres, que por su orientación sexual, su educación humanista o su sensibilidad han sido objeto de maltrato por aquellos sectores de la población que han asimilado los valores de una sociedad que prima un modelo físico determinado, que expulsa del grupo a quien no lo cumple, que entiende la virtus, la dignitas y la auctoritas no como lo hicieron los antiguos romanos, sino como un ejercicio del poder totalitario de aquel que hace las cosas simplemente porque puede. TETRO fue una de sus víctimas y por ello hoy queremos recordar este film de Francis Ford Coppola, protagonizado por Vicent Gallo y Maribel Verdú.
Ficha técnica:
Título original Tetro.
País: Estados Unidos.
Año 2009.
Duración: 124 minutos aprox.
Productor, Guionista y Director: Francis Ford Coppola.
Casting: Walter Ripper.
Director de Fotografía: Mihai Malaimare, Jr.
Música: Osvaldo Golijo.
Coreografia: Ana María Stekelman.
Montaje y mezclas de regrabación: Walter Murch.
Género: Drama de género
Diseño de Vestuario: Cecilia Monti.
Maquillaje: Beatushka Wojtowicz y Pia Sicardi.
Productores ejecutivos: Anahid Nazarian y Fred Toos.
Diseño de Producción: Sebastián Orgambide.
Compañías Productores: Zoetropa Argentina, Tornasol Films y Bim Distribuzione. Alta Classics, TVE, Canal + España, Generalitat Valenciana, Ciudad de la Luz, Instituto de Cinematografía y Artes Visuales, Financiación del ICO. Distribución vídeo: Cameo.
Intérpretes:
Vincent Gallo: Tetro,
Alden Ehrenreich: Bennie,
Maribel Verdú: Miranda,
Carmen Maura: Sola,
Rodrigo de la Serna: José,
Leticia Brédice: Josefina.
Mike Amigorena: Abelardo.
Luisa Sofía Castiglione: María,
Erica Rivas: Ana.
Sinopsis:
Bennie Terrocini (Alden Ehrenreich) llega a Buenos Aires para buscar a su hermano mayor desaparecido hace diez años. Cuando por fin lo encuentra Tetro (Vincent Gallo) ya no es el poeta brillante y melancólico que recordaba. El ídolo de su infancia. El Tetro de ahora es un hombre distante y desilusionado que cambió su nombre, no quiere saber nada de su familia y ya no escribe. Durante el tiempo que Bennie pasa con él y su novia, Miranda (Maribel Verdú), los dos vuelven a vivir las experiencias tormentosas de su pasado.
Crítica:
Francis Ford Coppola define mejor que ningún crítico la impresión que nos ha transmitido su película:
"Siempre había querido ser libre y con esta película lo he conseguido" .La imagen que acompaña este texto va a ser la rectora de lo que aquí vamos a decir y habla por sí sola; alguien dijo que
Tetro era un ejercicio de autocomplacencia del autor, que con este filme quiso rendir homenaje al cine europeo de la década de los años cincuenta y sesenta. Esta interpretación es interesada; al parecer la película es semiautobiográfica, por lo que más que de autocomplacencia habría que hablar de confesión desesperada.
Maite Sarrió Catalá define el desempoderamiento psicológico, social y de género de mujeres y hombres como el origen de las relaciones violentas, que se engendran en la sociedad patriarcal. Aquí tenemos el núcleo central del mensaje de Coppola, no se puede deducir si de forma consciente o inconsciente; esta autora sigue diciendo que el pensamiento (lo interno ) crea la realidad ( lo externo). A su vez lo externo,- los valores y las creencias sociales-, es interiorizado dando lugar a nuestras creencias y a nuestra identidad. Al enfocar nuestro pensamiento elegimos nuestra realidad, como la elige Tetro (Vincent Gallo ). Lo que se ve de una persona es la punta del iceberg, lo externo y creado, mientras que la gran base, oculta, está formada por las creencias sociales y personales. Ortega y Gasset decía que El hombre es él y sus circunstancias. ¿Qué convierte a Tetro, y a muchos hombres como él, en lo que son ?. Evidentemente una realidad social basada en el Miedo-Violencia. Hablamos aquí del uso intencionado de la fuerza, física y psicológica con el propósito de herir, abusar, robar, humillar, dominar, ultrajar, torturar, destruir e incluso causar la muerte (Rojas, 1995). Pero, además, esta violencia, que como veremos practica el padre de nuestro personaje, se inserta en una violencia estructural y cultural.
Si un hombre "pasa hambre cuando el hambre es objetivamente evitable, se comete violencia (estructural)" (Galtung, 1982); cuando este hecho se justifica teóricamente mediante creencias que promueven y legitiman su existencia, o se guarda silencio ante sus horrores, estamos ante otra forma de violencia, en este caso cultural. La última secuencia de la película es todo un emblema de este principio. A Tetro su rebeldía le priva del pan y la sal; se le expulsa del bienestar y se le condena, con la connivencia de su entorno social, a la marginalidad. De este modo paga su resistencia a la dominación imperante en una familia de la que reniega. Su padre, Carlo Tetrocini, es un afamado compositor que ha fagocitado, como Cronos hace con sus hijos, a todos los miembros de su familia (hermanos e hijos) y los ha aniquilado sicológicamente.
Hay también quien habla de drama freudiano, mucho más extendido de lo que piensan.
Angelo, el hijo, joven pusilánime, aplastado por la personalidad expansiva del padre, acaba destruido por él, tras tener un accidente en el que muere su madre, cuando el muchacho conducía el vehículo; Carlo no pierde ocasión de humillar, ultrajar y torturar a su hijo, como hace con su hermano
Alfie, que le había enseñado toda la música que sabía ( ambos personajes,
Carlo y Alfie son interpretados por el mismo actor, como las dos caras de la misma moneda). El resultado es la destrucción psicológica de un joven, atrapado en una relación basada en el miedo y la violencia, que acaba en un siquiátrico, y casi la aniquilación física, de la que le salva una médico-psiquiatra, Miranda (personaje encarnado por Maribel Verdú ), que trabaja en un centro de Buenos Aires, y que participa en Radio
La Colifata, donde practica una terapia que consiste en dar un micrófono a quien nadie escucha.
Cuando el joven, al que el padre le ha quitado hasta la novia , desplegando las artes de seducción que acompañan a la fama y el prestigio, revela su aspiración de ser escritor, Carlo sentencia, cual Dios en el Juicio Final: "Para dedicarte a esto hay que ser muy bueno". Este veredicto, pronunciado por un progenitor que ha logrado triunfar en el terreno de la creación, es algo más que una puñalada por la espalda. Pero el que hablemos de creatividad no debe servir para despistar a nadie, a veces el triunfo se basa en algo mucho más insignificante: conseguir un puesto de trabajo que te permita entrar en el mundo de los adultos, del que muchos jóvenes están siendo expulsados. Angelo salva su cuerpo, pero de sus cenizas emerge un ser duro, marginal, violento, que inspira temor a su compañera, la única que le ha comprendido y cuidado; decide olvidar su vida anterior y su familia, pero curiosamente pasa a llamarse Tetro, las dos primeras sílabas con las que empieza el apellido de su padre, cuya influencia le ha marcado para siempre.
Para los Tetrocini, familia italoamericana instalada en Argentina, Coppola elige Buenos Aires como escenario de su historia, pero tiene la virtud de evitar al máximo los localismos y apenas notamos cuándo se traslada a otra ciudad, como Nueva York, en la que el jefe de la familia triunfa; la gente es igual en todas partes, la actitud de estos hombres es universal. En este contexto aparece
Benny Tetrocini, Bennie, encarnado por
Alden Ehrenreich , "hermano" menor del protagonista, cuya presencia resulta incómoda a Angelo, invitándole a marcharse a la mínima molestia que le ocasione. Cuando
Bennie aparece, Tetro tiene una pierna escayolada a causa de un accidente; llegado el momento de la marcha del joven, porque el barco en el que trabaja ya está reparado y zarpa, sufre un accidente igual que el de su "hermano", por lo que también debe serle escayolada la misma pierna.
La historia se repite. El círculo se cierra cuando Bennie, que decide acabar la novela que Tetro escribió en clave dándole un final, descubre que éste no es su hermano, sino su padre. Atraído por los focos asesinos de los automóviles, que han marcado la vida de padre e hijo, decide poner fin a su vida colocándose en el centro de una vía muy transitada. Tetro le salva y le dice: "No mires la luz". Muerto el padre-abuelo de ambos, Bennie proclama, ante una hipócrita familia que prefiere mirar hacia otra parte, imbuido del mismo miedo y víctima de la misma violencia estructural, el nombre de su verdadero padre y la identidad de una madre, muerta en vida ( en estado de coma ). Bennie sentencia, de la forma más lúcida: "Mi abuelo hizo esto, porque podía". Creo que el discurso está muy claro, el poder del padre se basa en el vampirismo y el debilitamiento de cuantos le rodean.
Tetro quita del cadáver de su padre muerto la batuta (emblema del poder ) y se la entrega a su hermano
Alfie, que muy inteligentemente la rompe, al tiempo que se pregunta sobre la causa de la ruptura de la familia. Irónicamente la novela que había escrito
Tetro y terminado
Bennie, con un final, se puede deducir equivocado, recibe un premio de
La Patagonia, que lleva el nombre de
Los parricidas. Este lúcido tratamiento del desempoderamiento de los hombres está salpicado de escenas de teatro, ópera o música que nos habla del de las mujeres, representadas como, marionetas, muñecas rotas, bailarinas dirigidas por el director de la orquesta; sólo el personaje de Miranda goza de cierta independencia, que le da su formación profesional y su incorporación al mundo del trabajo, aunque no esté libre del sometimiento a una relación de pareja que también se basa en el miedo y la violencia, como la de otras muchas mujeres teóricamente libres y autosuficientes económicamente.
Coppola recurre a sus propios referentes cinematográficos como
Las zapatillas rojas (1949), El hombre de arena de ETA Hoffmann y la consiguiente traducción operística de
Offenbach. Aunque
Coppola cree que la familia patriarcal es el origen de muchos males y que las peores guerras son las fraticidas, las mal llamadas civiles, termina con un mensaje positivo:
otra familia es posible. Tetro, un padre que ha conocido y comprendido esta sociedad patriarcal y ha renunciado al éxito cuando ésta había decidido que había llegado el momento de entrar en su vida, como a un corredor de fondo solitario, domesticado, ha surgido como un hombre distinto, capaz de amar a su hijo en una relación sin dominadores ni dominados. La obra premiada es un trabajo hecho por los dos.
Pero Coppola no se olvida de los críticos, en este caso literarios y de teatro, y nos presenta una mujer, Alone ( Carmen Maura ), absolutamente rídicula, que reparte éxitos y fracasos a su antojo. Pero este es otro asunto. La película está filmada, con la maestría de un gran diretor como Coppola, con un uso exquisito de la luz, en blanco y negro ( referencia al cine de los años sesenta), con cámaras fijas, ligeros contrapicados y una edición de lujo. Pequeñas cuñas en color, pobladas de mujeres-marioneta, muñecas rotas, música, ópera o teatro, marcan el contrapunto a un mundo masculino también debilitado por el empoderamiento de los patriarcas. Si la reflexión sobre estos temas sirve para que nuestros jóvenes generen un mundo menos violento y basado en el amor y la libertad y no en el miedo, creo que la educación habrá alcanzado uno de sus objetivos. La película está apadrinada por American Zoetrope, empresa creada por los grandes renovadores del cine como Coppola y Lucas, con colaboradores como Spielberg o Scorsese, que pusieron todo su talento, cuando no tenían dinero, al servicio del séptimo arte.
Disponible en FILMIN
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