Nuevo traspiés del Vaticano que nos retrotrae a otros momentos prepandémicos. Entrevista con 'El Corriere della Sera'

 





EL VATICANO INMERSO EN LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO. EL PONTÍFICE, ENCARGADO DE TENDER PUENTES ENTRE LAS DIFERENTES SENSIBILIDADES HUMANAS, SE DEDICA A DESTRUIRLOS, AL AFIRMAR QUE LA OTAN LADRA  EN LAS FRONTERAS DE UN CONFLICTO BÉLICO.


Crítica:


En estos días salta a la primera plana el Papa Francisco I que, a pesar de que es infalible y habla por boca de Dios, ha metido la pata de la forma más burda que el ser humano más vulgar en una entrevista que concedió el pasado martes a Luciano Fontana del Corriere della Sera. Primero dice que le ha dicho el Primer Ministro Húngaro, Viktor Orbán para más señas,  que la guerra acaba mañana (Veremos), después que la OTAN ladra (podía haber escogido su cultísima santidad otro término, ya que este refrenda los motivos del presidente ruso para atacar Ucrania ). No está de más recordar los oscuros momentos por los que atraviesa la Iglesia católica con dos cabezas bien visibles, una emérita, que dejó su cargo por asuntos no bien explicados, y otra que llegó precedida por la polémica; si bien, según el diario ABC, esta expresión ha satisfecho al mandatario ruso, no lo ha hecho tanto el que haya comparado el conflicto de Ucrania con Uganda; lo suyo no es la diplomacia. En diciembre de 2019, Netflix estrenó un documental de Fernando Meirelles, que pasó de puntillas por los asuntos más controvertidos, una acusación ante la que el director de 'El jardinero fiel' se defiende. Se puede ver en esta plataforma. En 2019 decíamos:


"Las emociones, los datos y las reflexiones se amontonan cuando nos enfrentamos a un imperio terrenal que ha sobrevivido más de dos mil años, en las personas de dos de sus protagonistas principales que co-existen  de facto en la actualidad, uno como papa emérito, otro como máximo dirigente de la Iglesia Católica. Luís Martínez (Diario 'El Mundo') define al primero, Benedicto XVI, como un 'intelectual que sabe y razona que el sentido de una institución como la suya es el de mantenerse en lo sagrado al margen de una realidad por definición contingente. Anacrónica sí, pero por ello mismo eterna."

La primera imagen del film la dedica Meirelles a la mayor o menor capacitación de los pontífices en el manejo de las nuevas tecnología, en las que no se muestra muy hábil. Tras esta pequeña secuencia introductoria, el cineasta, acompañado de su guionista Anthony McCarten, mete a sus espectadores, de hoz y coz, en el boato de los ritos de un estado cortesano, con mucha charla cortesana (Lola Galán, Diario 'El País'), que eclosiona en los grandes ritos que exigen protocolos muy cuidados, espectaculares, como las honras fúnebres del estadista romano, el único que hoy puede permitirse el lujo de estos fastos y la elección de un nuevo pontífice ( ¿el que extiende puentes?), en el que el texto cinematográfico hace gala de la cultura exquisita y milenaria de la Iglesia que coronaba emperadores  y el carácter universal de la milenaria institución, mediante la aparición en la pantalla de periodistas de todo el mundo congregados en la Piazza di San Pietro, junto a una multitud abrazada por la imponente columnata de Bernini; tras la llegada de Jorge Mario Bergoglio, hijo de una familia católica de emigrantes italianos que se refugiaron en otros países, como hicieron muchos españoles, cuando huían del fascismo instalado en su país. E la residencia de descanso de los Papas, Castel Gandolfo, nos enfrentamos a Benedicto XVI, - sobre cuyos pecados capitales pasan de puntillas el director y su guionista -, que habla en latín a sus cardenales, porque la mayoría no le entiende, ama la música clásica y es adicto a la escritura de textos de diferente naturaleza, incluidas las encíclicas, y una serie austriaca, cuyo protagonista es un pastor alemán, REX; Bergoglio, por el contrario está inmerso en la cultura popular, los Beatles, el grupo Abba...

No tardará Meirelles en dar algunas sutiles pinceladas a la verdadera causa de la renuncia de Benedicto XVI; la primera es una referencia al escándalo protagonizado por el  Mayordomo del Papa, que se denominó por los periodistas 'Vatileaks', Paolo Gabriele , Paroletto, que copió parte de la correspondencia del Santo Padre, constituida por cartas confidenciales y memorandums intercambiados entre Ratzinger y su secretario personal,Georg Gänswein, publicadas en 2012 por Gianluigi Nuzzi, en un libro llamado 'Su Santidad: Los papeles secretos de Benedicto XVI' , verdaderamente preocupante que, según el Messaggero' hacían referencia a los malos usos en la Administración del Estado Vaticano. El 7 de diciembre de 2010, Julian Assange, fundador de Wikileaks, fue acusado de abusos sexuales, violación  y otros delitos contra una mujer. Acosado pidió asilo en la embajada de Ecuador, donde ha permanecido siete años, hasta que recientemente ha sido entregado a los Estados Unidos;  año arriba o abajo, se produjo el escándalo de Edward Snowder, hoy refugiado en Rusia...¿Continuará? Vemos en otra imagen a los dos-ahora-potífices descendiendo de un helicóptero de la República Italiana, obligados a abandonar la residencia de descanso papal, acuciados por el escándalo que se extiende por las televisiones y los periódicos y que incendia los medios con la publicación del libro citado. Bergoglio, sentado en la barra de un bar popular, intenta defender a Benedicto XVI, pero debe frenar sus buenas artes ante la reacción airada de los presentes. El asunto de cómo trata la iglesia a los delincuentes sexuales que tiene en su seno ocupa bastante menos espacio en el film, aunque la prensa lo ha convertido en el escándalo principal que salpica a la cabeza de la curia romana. Es difícil de entender por qué intenta dar significado a estas imágenes de un asunto de corrupción con la canción de un partisano, 'Bela ciao'. Por otra parte no queda tampoco claro por qué fingen guionista y realizador estas entrevistas, cuyo resultado es la elección de Bergoglio como sucesor de Ratzinger. No suena muy bien, y es un poco torpe si estas conversaciones no existieron

En la segunda parte, cuando el argentino es elegido Papa, estando su predecesor vivo,  Meirelles vuelve a su política de autor de retrocesos al pasado, flashbacks o malos remedos de found footage, -unas veces en color, otras en blanco y negro, cuando hacen referencia a la vida privada de Jorge Mario, que tenía novia y pretendía casarse, hasta que Dios le marcó su camino-. El relato, que comienza en el minuto 70 del film del film, nos retrotrae a los tiempos en que la Junta Militar Argentina (1976) cometió atrocidades, algunas de las cuales muchos pensaron que formaban parte de leyendas populares; Bergoglio, a la sazón Superior de los Jesuitas, con el pretexto de proteger a los suyos, les privó de la potestad de cantar misa, lo que equivalía a entregar a sus sacerdotes a sus ejecutores, llegando a transigir con Massera, quien junto a Jorge Rafael Videla y Orlando Ramón Agosti, formaron la Junta Militar Argentina. Han transcurrido 1 hora y 10 minutos, y hemos superado el Ecuador del film. Mas, si leemos las imágenes, y dejamos de lado la costumbre de leer textos literarios, veremos qué nos dicen si las sabemos leer. Realizadas estas tremendas confesiones, en las que lo que parece más preocupante es el que los jesuitas no respetaran su autoridad, el cardenal, que carga con su culpa, y el Papa que busca justificaciones morales de su conducta, acaban perdonándose  los pecados mediante el sacramento de la penitencia, que sucede a la absolución. Este mismo principio es el que ha regido en el tratamiento de la pedofilia en el seno de la Iglesia, que nadie ignora cómo se ha resuelto. Por lo tanto, no se puede decir que Fernando Meirelles haya evitado la denuncia de asuntos tan graves, que Ratzinger denomina como 'la noche oscura del alma', que justifican la situación actual, pero sí se puede afirmar que ha sido críptico y, en cierta medida, elitista, dirigiéndose al espectador documentado que conocía estos asuntos. No hay referencia a quién es o qué hace el Mayordomo, que pronto, en 2013, fue readmitido en un hospital de la Iglesia, Bambino Gesù.

Desde el primer momento queda clara la vocación documentalista de una película que se ensimisma con el colorido y la magnificencia del protocolo vaticano, y el constante recurso a retrocesos al pasado, en unas ocasiones de un tono intenso, como el homenaje a Francisco Bernadone (Francisco de Asís), que identifica con un joven perteneciente a un barrio marginal, el 31, que se llama Lorenzo; otras, cuando pone el foco en el joven químico que todavía no había recibido la llamada de Dios. Netflix  no solo va incorporando a su plataforma directores de gran prestigio (Scorsese, Michael Bai, Noah Baumbach...), sino que pone a su disposición grandes recursos, que en este caso han permitido ubicar la historia en un Vaticano ficticio, incluso en el marco inigualable de la Capilla Sixtina, que ha despistado a críticos de larga trayectoria como Carlos Boyero, mediante el uso de recursos tecnológicos de última generación. Plataformas que permiten que, por un precio mínimo mensual, familias enteras se beneficien del avance del cine como modo de representación, mientras abre nuevas ventanas al conocimiento del mundo de  un público masivo, y nadie puede negar que las masas de hoy pueden dar un salto cualitativo mañana, algo de lo que vienen avisando grandes teóricos del cine (Marshall McLuhan, que advierte de que quien desprecia la cultura de masas desprecia a la masa misma), den un giro inesperado. Hoy, este relato, del autor de 'Ciudad de Dios' (2002),'El jardinero fiel '(2005) o 'A ciegas' (2008), puede ser visto en miles de hogares.¿Qué revolución industrial es ésta que puede acabar con instituciones milenarias'  ?Habrá que planteárselo.

Hoy podéis ver la película en Netflix.

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