Demasiado mayor para cuentos de hadas. Kristoffer Rus. Ficha de identificación. Crítica.

 


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UN FILM POLACO QUE NOS VA A PERMITIR CONOCER LA SENSIBILIDAD SOCIAL DE ESTE PAIS, ES DECIR DE ELLOS, ANTE TEMAS QUE PREOCUPAN A AMPLIOS SECTORES EN EL NUESTRO, INCLUIDO UNO  QUE AHORA TOMA RELEVANCIA: LA DISCRIMINACIÓN Y SEGREGACIÓN DE LOS MAYORES, QUE SE RESUELVE DE FORMA SORPRENDENTE.


Ficha de identificación:  

Ficha técnico-artística: 


Título original: Za duzy na bajki
País: Polonia
Año: 2022
Duración: 106 minutos
Género: Comedia

Dirección: Kristoffer Rus
Guion: Agnieszka Dabrowska, basada en su propia novela homónima
Casting: Katarzyna Gryciuk-Krzywda
Dirección de Fotografía: Jan Rus Slominski
Musica: Karem Martusewicz
Edición: Marcin Konarzewski
Decoración del set: Karolina Koosicka

Diseño de vestuario:Paulina Gomolka
Maquillaje: Waldemar Pokromsky

Productor:  Nikolaj PokoromskiMaciej Karas
Diseño de producción: Aleksandra KierzKowska
Compañías productoras: Next Film (Przedstawia), Polski Instytut Sztuki Filmowej, Mazowiecki Warszawski Fundusz Filmowy (MW), Pokromski Studio Film Production and Service Company; distribución: Netflix


Reparto:


Dorota Kolak: Maiola
Karolina Gruszka: Teresa Banas
Andrzej Grabowski: Abuelo
Maciej Karas: Waldek Banas
Amelia Fijalkowska: Delfina Rogalska
Patryck Siemek: Stazek Lebioda



SINOPSIS:


Un chaval deportista electrónico, sobreprotegido por una madre enferma, quiere participar en un torneo de videojuegos, pero la dolencia de su progenitora y las excentricidades de la tía encargada de cuidar de él mientras  duran las pruebas de la mujer, provocan la conexión final con la realidad, a causa también de sus circunstancias materiales que han cambiado con la ausencia de la madre y lo obligan a cambiar de actitud y replantearse muchas cosas. Dicho esto grosso modo.



LO QUE SE DICE:


El film ha sido valorado bastante bien por la página norteamericana Imdb, con una nota media de 6,1, basada en la valoración de 478 de sus usuarios , una media que la española Filmaffinity, como también es usual rebaja tanto cuantitativa como cualitativamente, al concederle 4,8 , según el voto de 143 lectores, ni siquiera le otorga la consideración de aprobada. Las reseñas no son tan poco demasiado cuidadosas, siendo especialmente relevante el fragmento elegido por Filmaffinity de la crítica que hace para Decider John Serba: "Nunca resulta demasiado cómica o demasiado trágica. No siempre es memorable y tiene problemas de ritmo, pero es aceptable para cualquiera que busque material ligeramente denso, pero en general, ligero." Algo parecido ocurre con Romey Norton (Ready Steady Cut): ""Con un final agradable y pleno, en general esta película es fácil, dulce y extravagante."


CRÍTICA:


Es difícil averiguar en qué momento histórico de Polonia está contextualizado el film (no encontramos referencias), si bien choca la baja calidad de los gráficos de los juegos en los que compiten los escolares, cuyo premio es un viaje a Alemania, y la escasa fidelidad de los soportes en los que se desarrollan, que poco o nada tienen que ver con los que, a bajos precios podemos adquirir en países occidentales y en cualquier otro del mundo, merced al comercio global. Algo similar ocurre con la urbanización de la ciudad en la que se ubica la historia, la casa de campo en la que vive el abuelo, e incluso la decoración y el atrezzo de los interiores, que parecen propios del siglo XX. Por el contrario, los espacios públicos, como el polideportivo al que acuden los jóvenes, el coche de la tía que cuida del adolescente, e incluso  la ropa de baño y de calle no difieren mucho de lo que podemos ver aquí y ahora. Todo ello dota de modestia la imagen, por lo que los críticos, entiendo que desorientados, utilizan adjetivos para calificar la película  precisamente como modesta, ligera, fácil y dulce, pero a la vez extravagante, un calificativo este último que no se entiende bien, a no ser que el crítico no sepa ubicar la imagen en el contexto temporal al que pertenece o sienta la misma extrañeza que cualquiera que ve el film, especialmente frente a unos juegos y unos dispositivos que los comerciantes exportan a nivel global y que aquí parecen pertenecer a los orígenes del cine de ciencia-ficción. Si vemos Reels de Tiktok de países africanos, vemos una calidad muy semejante a la nuestra, porque una vez creado el producto hay reproductores de vídeo, televisores de streaming y muchos más dispositivos a precios muy asequibles. Lo que aquí vemos no parece actual y extraña. El guion está basado en una novela de Agnieszka Dabrowska, se supone que es una adaptación, pero no tenemos referencias.

La historia que cuenta no es la de un niño malcriado, sino la de un chaval sobreprotegido  por una madre temerosa, que no quiere contar al hijo algo que éste tampoco quiere saber, aunque ha visto alguna imagen que lo ha orientado bastante, porque el chico es listo. La sobreprotección materna, que lo lleva al colegio de la mano, no le deja hacer nada en casa, tiene como resultado no solo que el niño se sienta inseguro, sino que incluso padezca de sobrepeso a causa de la inmovilidad y del consumo excesivo de dulces. La llegada de la tía cambiará muchas cosas, ya que lo obligará a hacer todo  tipo de ejercicios, deportivos o domésticos y lo tratará como un adulto, preparándolo para el peor de los finales. Solo la madre, como es lógico, se resiste a la idea. La conducta de Waldek es homologable a la de tantos y tantos niños de nuestros lares que nos resulta muy familiar; es listo, pero sus condiciones físicas le restan posibilidades de éxito entre las chicas, cuando empieza a sentir la necesidad de admirar y ser admirado. Poco a poco el espectador va conectando con este preadolescente tan real, tan cercano y tan próximo que todos conocemos a alguien como él; Kristoffer Rus nos permite acercarnos con su cámara.

Hay una anécdota importante que nos sitúa en un antiguo país comunista, y podemos observarla en personas que tienen la suficiente edad para haberlo vivido, como Maiola, la tía-abuela de Waldus. Sin entender la razón, vemos cómo llena la habitación de plantas y se cuelga del techo con un traje naranja que evoca el de los astronautas. Un día se lleva a su sobrino y sus amigos de excursión a un lago, y es la que les va a enseñar como lanzarse por una tirolina y patinar sobre el agua; el amigo de Waldus, una derivación cariñosa que se utiliza para llamar a los niños, en este caso de Waldek, que pronto él rechazará, le advierte que es muy mayor y que puede lastimarse los brazos porque hay que hacer mucha fuerza para sujetarse al cable y ella es ya una mujer mayor. Cuando la mujer se lanza demuestra ser mucho más experta y fuerte que el joven prejuicioso que le ha advertido, y que tiene una idea equivocada de las personas mayores a las que piensa que colectivamente les han abandonado las fuerzas. Más tarde sabremos que Maiola había sido paracaidista en otros tiempos y se entrenaba diariamente para mantenerse en condiciones de realizar aquella actividad que la había hecho feliz toda la vida. Un personaje creado por la guionista y adaptado por el director que hoy cobra especial importancia. Vale la pena no perderlo de vista. Es dura y está entrenada como un hombre, un buen ejemplo de los prejuicios que rodean a hombres y mujeres cuando se van haciendo mayores y que aquí queda claramente desmontado, convirtiéndose en la heroina de los preadolescentes.

No sabemos si la mirada de Kristoffer Rus es sobre la actual Polonia, sobre sus condiciones materiales de vida y su preparación para ingresar en la era tecnológica, aunque nos recuerda los tiempos de Good Bye Lenin (los gráficos y las pantallas propias del software de Skype, salvando muchisimo las distancias son casi de la época de la caída del muro de Berlín). De optar por la primera versión, ignoramos quien promueve esos juegos en el siglo XXI bien entrado. Si el medio está bien representado, sea el que sea, el diseño de los personajes es muy bueno y es lo que hace decir a los críticos que el film es aceptable aunque extravagante, algo que no entendemos bien, porque hay algo que no nos encaja tampoco en el relato. No estoy de acuerdo con quienes clasifican el film como una película de Coming-Of-Age, u otros para Young Adults, porque la evolución de Waldus a Waldek no se produce por una reflexión personal y una serie de experiencias, sino por fuerza mayor: si su joven madre muere y se queda solo, teniendo en cuenta que su abuelo y su tía-abuela, a pesar de ser una mujer fuerte es ya mayor, el preadolescente se ve obligado a crecer de la noche a la mañana, y sólo él es consciente, entre sus amigos, de lo que se juega. Todos sus compañeros ya han sufrido esta transformación, y lo sabemos por cómo se comportan, porque sus padres no aparecen en el film, e ignoramos cómo son y cómo los educan. Dudamos que sea la película que satisfaga a un joven adulto en un mundo en el que incluso las diferencias idiosincráticas están desapareciendo.

El personaje de la tía, por si solo, y su relación con el joven sobrino, merecen prestar atención a una historia que nos cuenta como, si bien la sociedad de consumo de estos países estaba (o está, no sabemos) menos desarrollada que la nuestra, en lo que se refiere a las oportunidades de formarse en lo profesional y lo personal y la capacitación de las mujeres para actividades  propias de los hombres nos llevaban mucho adelanto. Es algo que rezuman las películas de las antiguas repúblicas socialistas que cayeron con el muro de Berlín y nos cuentan su historia en la actualidad. Esa parece la justificación de la presencia de Maiola en el film, una mujer que prepara a su sobrino para una posible ausencia de la madre, al tiempo que le demuestra de lo que pueden ser capaces los hombres y las mujeres que se lo esfuerzan para prepararse en aquello que han elegido ser. Puede que sea una utopía, pero es agradable pensar que puede ser así.




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