Hunger. Steve McQueen. Ficha de identificación y crítica.
Ficha técnica:
Título original: Hunger
País: Inglaterra,
Año: 2008.
Duración: 90 minutos.
Dirección: Steve McQueen
Guion:Steve McQueen y Emma Walsh
Casting: Gaey Davy.
Dirección de Fotografía: Sean Bobbit.
Música: David Holmes. Leo Abrahams
Edición: Joe Walker.
Director artístico: Brendan Rankin.
Efectos especiales: Bob Smoke,
Diseño de Vestuario: Abushia Nieradzik.
Maquillaje: Allison Rainey.
Productores: Laura Hastings-Smith, Robin Gutch.
Diseño de producción: Tom McCullagh,
Productores: Laura Hastings-Smith, Robin Gutch
Compañías: Film 4 & Channel4, Northern Ireland Screen, Broadcasting Comission of Ireland, Walles Creative Ip Found.
Intérpretes:
Michael Fassbender : Bobby Sands.
Liam Cunningham : Padre Dominic Moran.
Liam McMahon : Gerry Campbell,
Stuart Graham : Raymond Lohan,
Brian Milligan : Davey Gillen,
Laine Megaw : Sra. Lohan,
Karen Hassan : La novia de Gerry,
Frank McCusker :El gobernador,
Lalor Roddy : William,
Helen Madden : Sra. Sands,
Des McAleer : Sr. Sands,
Geoff Gatt Rory Mullen,
Ben Peel : el oficial de prisiones Stephen Graves.,
Helena Bereen : madre de Raymond,
Paddy Jenkins, Billy Clarke , Ciaran Flynn, B.J. Hogg, Aaron Goldring....(Wikipedia)
Sinopsis:
El film trata de la famosa huelga de hambre de los prisioneros republicanos de Irlanda del Norte, en la que el IRA buscó la radicalización de los movimientos de apoyo a los presos, e involucrar a una serie de estamentos europeos, incluido el Vaticano con el Papa al frente, en contra del maltrato en las cárceles inglesas de los presos políticos irlandeses que pedían un estatuto político y se negaban a colocarse el 'uniforme de criminal', como llamaban a las ropas que utilizan los hombres encarcelados, que los unifica y los convierte en un colectivo. Ahora la huelga se endurece , y en lugar de comenzarla todos los presos a la vez, se van incorporando progresivamente, de modo que en los meses que duró, murieron 9 de ellos, entre los que se encontraba el líder: Bobby Sands, interpretado por Michael Fassbender.
De origen caribeño, Steve McQueen ha realizado tres largometrajes que han metido el dedo en la llaga de problemas históricos o intimistas e individuales que han lastimado al hombre moderno y le siguen causando un profundo daño por las secuelas, difíciles de curar, que han perturbado las mentes de algunos colectivos. Desde su propio país abordó sin ambages en 2008 el problema de los movimientos independentistas de Irlanda del Norte, que han hecho correr tantos ríos de tinta y han sido protagonistas de múltiples películas, muchas de ellas en la propia Irlanda, donde las llagas permanecen abiertas (Sunday, bloody Sunday de John Schlesinger, 1971; En el nombre del padre de Jim Sheridan, 1993; En el nombre del hijo, de Terry George, de 1996; El viento que agita la cebada de Ken Loach, 2006...), pero esta supera con mucho las anteriores. Tampoco dejó indiferente a nadie con el drama de Brandon, interpretado por su actor fetiche, Michael Fassbender, en 2011. Su último trabajo, 12 años de esclavitud, trata el tema del secuestro y venta como esclavos de hombres libres como el protagonista, un negocio en el que establece una diferencia entre hacendados liberales y respetuosos con sus esclavos negros y otros, como el que interpreta Fassbender, explotadores y torturadores de quienes están bajo du dominio. Brad Pitt interpreta al hombre libre del Norte, con conciencia del poder que conservan los caballeros del Sur, incluso después de perder la guerra.
De la mano de Bobby Sands entramos en el infierno de unas cárceles, en las que no sólo se recluía, sino que se humillaba y torturaba al perdedor, cometido al que algunos agentes se entregaban con pasión, destrozándose las manos con los golpes que propinaban a los presos, lo que los obligaba a meter constantemente las manos en agua fresca; otros se escondían tras las columnas horrorizados para no participar en los terribles apalizamientos. Mientras Margareth Thatcher no quería mostrar ningún signo de debilidad que despertara la compasión de sus votantes más intransigentes, en Europa se rebelaban en las calles contra la dureza que se empleaba con los jóvenes irlandeses, que repugnaba incluso al Vaticano; los revolucionarios irlandeses hacían huelgas de hambre constante, por negarse a utilizar un uniforme que los convertía en una masa indiferenciada de carácter criminal; pero la dama de hierro resistía, aunque los presos no comieran, no se lavaran o llenaran las paredes de mierda. Tras una larga conversación con un sacerdote católico que intenta evitar el sufrimiento de las familias y que va a ocasionar la muerte probable de los 75 jóvenes dispuestos a todo, las cámaras se centran en Bobby Sands y asisten al proceso de degradación de su cuerpo, la multiplicación de las escaras, el adelgazamiento, la pérdida de las fuerzas...y finalmente la muerte ante la mirada impotente de su madre. Una ventana abierta a la triste transición desde la vida libre con la que soñaba el joven Bobby y la muerte, dotada de idealismo, en la que las últimas imágenes que recuerda al morir son las de una Irlanda libre por la que está dando su vida. Unos años más tarde Michael Haneke filmará este mismo proceso en una anciana, que muere de forma natural, y cuya agonía acelera su marido (Amour, 2012).
Hunger es con mucho el más duro de los tres largometrajes que ha realizado Seteve MacQueen, cuya carrera, de seguir por este derrotero, garantiza grandes reflexiones con imágenes que remueven nuestras conciencias y nos roban un poco de inocencia.
Crítica
De origen caribeño, Steve McQueen ha realizado tres largometrajes que han metido el dedo en la llaga de problemas históricos o intimistas e individuales que han lastimado al hombre moderno y le siguen causando un profundo daño por las secuelas, difíciles de curar, que han perturbado las mentes de algunos colectivos. Desde su propio país abordó sin ambages en 2008 el problema de los movimientos independentistas de Irlanda del Norte, que han hecho correr tantos ríos de tinta y han sido protagonistas de múltiples películas, muchas de ellas en la propia Irlanda, donde las llagas permanecen abiertas (Sunday, bloody Sunday de John Schlesinger, 1971; En el nombre del padre de Jim Sheridan, 1993; En el nombre del hijo, de Terry George, de 1996; El viento que agita la cebada de Ken Loach, 2006...), pero esta supera con mucho las anteriores. Tampoco dejó indiferente a nadie con el drama de Brandon, interpretado por su actor fetiche, Michael Fassbender, en 2011. Su último trabajo, 12 años de esclavitud, trata el tema del secuestro y venta como esclavos de hombres libres como el protagonista, un negocio en el que establece una diferencia entre hacendados liberales y respetuosos con sus esclavos negros y otros, como el que interpreta Fassbender, explotadores y torturadores de quienes están bajo du dominio. Brad Pitt interpreta al hombre libre del Norte, con conciencia del poder que conservan los caballeros del Sur, incluso después de perder la guerra.
De la mano de Bobby Sands entramos en el infierno de unas cárceles, en las que no sólo se recluía, sino que se humillaba y torturaba al perdedor, cometido al que algunos agentes se entregaban con pasión, destrozándose las manos con los golpes que propinaban a los presos, lo que los obligaba a meter constantemente las manos en agua fresca; otros se escondían tras las columnas horrorizados para no participar en los terribles apalizamientos. Mientras Margareth Thatcher no quería mostrar ningún signo de debilidad que despertara la compasión de sus votantes más intransigentes, en Europa se rebelaban en las calles contra la dureza que se empleaba con los jóvenes irlandeses, que repugnaba incluso al Vaticano; los revolucionarios irlandeses hacían huelgas de hambre constante, por negarse a utilizar un uniforme que los convertía en una masa indiferenciada de carácter criminal; pero la dama de hierro resistía, aunque los presos no comieran, no se lavaran o llenaran las paredes de mierda. Tras una larga conversación con un sacerdote católico que intenta evitar el sufrimiento de las familias y que va a ocasionar la muerte probable de los 75 jóvenes dispuestos a todo, las cámaras se centran en Bobby Sands y asisten al proceso de degradación de su cuerpo, la multiplicación de las escaras, el adelgazamiento, la pérdida de las fuerzas...y finalmente la muerte ante la mirada impotente de su madre. Una ventana abierta a la triste transición desde la vida libre con la que soñaba el joven Bobby y la muerte, dotada de idealismo, en la que las últimas imágenes que recuerda al morir son las de una Irlanda libre por la que está dando su vida. Unos años más tarde Michael Haneke filmará este mismo proceso en una anciana, que muere de forma natural, y cuya agonía acelera su marido (Amour, 2012).
Hunger es con mucho el más duro de los tres largometrajes que ha realizado Seteve MacQueen, cuya carrera, de seguir por este derrotero, garantiza grandes reflexiones con imágenes que remueven nuestras conciencias y nos roban un poco de inocencia.
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