Cómo cargarse las Navidades. Creadores: Katleho y Rethabile Ramaphakela. Ficha de identificación y crítica

 


El copyright de las imágenes pertenece a sus autores 

y/o las compañías productoras y distribuidoras


ANÁLISIS DE UNA FORMA DE MATRIARCADO EN UNA SOCIEDAD QUE HA LLEGADO AL PODER TRAS AÑOS DE APARTHEID EN SUDÁFRICA. LA MATRIARCA MUERTA DEJA UN LEGADO A SUS HIJOS: QUE NO TENGAN QUE RENUNCIAR A NADA PARA DESPUÉS ARREPENTIRSE: "HIJOS MÍOS, TENER UNA FAMILIA ES UNA GRAN ILUSIÓN, PERO USTEDES SON UN GRAN PROBLEMA. DESPUÉS DE CONOCER A LAS MUJERES EN LAS VIDAS DE MIS HIJOS, LE AGRADEZCO A DIOS NO HABERME DADO UNA HIJA. TOMAS ME FASTIDIARON HASTA MI MUERTE, PERO TODAS CONVIRTIERON A MIS HIJOS Y NIETOS EN HOMBRES...


Ficha de identificación: 


Título original: How to Ruin Christmas

País: Sudáfrica

Año: 2020

Duración: 2 temporadas: temporada 1, 3 episodios sobre  una boda; temporada 2: 4 episodios en torno a un funeral.. Duración 50 minutos.

Género: drama, con una relación muy débil con la Navidad, que ocupa un lugar preeminente en el título y merece tan solo dos o tres frases en el relato, por su coincidencia por los dos acontecimientos que lo nuclean: una boda y un funeral


Creadores: Katleho Ramaphakela y Rethabile Ramaphakela

Directores: Johnny Barbuzano, Katleho Ramaphakela y Rethabile Ramaphakela

Guionistas: Sunni Faba, Lwazi Mvusi, Salah Sabiti

Casting del director: Christa Schamberger Young

Dirección de Fotografía: Lance Gewer S.A.S.C.

Música: Samukerlo Mahlalela

Edición: Tessa Verfus

Dirección artística: Thabiso Senne

Decorador del set: Savannah Geldenhuys


Diseño de vestuario: Sheli Masondo

Diseño de maquillaje y peluquería: Babalwa Carol Mtshiselwa


Productores ejecutivos: Katleho Ramaphakela y Rethabile Ramaphakela y Tshepo Ramaphakela

Diseño de producción: Marta Sibanyoni

Compañía productora: Burnt Onion; distribución: Netflix


Reparto:


Busisiwe Lurayi: Tumi Sello

Yonda Thomas: Khaya

Saint Seseli: Vusi Twala

Clementine Mosimane: Dineo Sello

Nandi Nyembe: Gogo Twala

Charmaine Mtinta: Valencia Twala

María Eugenia Rey: Beauty Sello

Carlos Lladó: Sbu Twala

Desmond Dube: Tío Shadrack

Montlatsi Mafatshe: Themba Twala


SINOPSIS:


Tumi vuelve a casa para ser la madrina de su hermana el día de su boda, que coincide con Nochebuena, y arruina la vida de aquellos a los que dice querer más. Logra arreglar las cosas, consciente de que ella es prescindible.


LO QUE SE DICE:


Como ocurre siempre hay una diferencia en la valoración de esta serie entre la página española Filmaffinity y la norteamericana Imdb, y no es sólo debido a una actitud ante la plataforma de streaming que va situándose en el lugar más privilegiado, Netflix, sino ante la falta de costumbre de muchos espectadores, más habituados a buscar el placer y el conocimiento en la lectura que en el cine, y que, como consecuencia, desprecian la información que proporcionan no solo los diálogos, que en este caso apenas son relevantes en los 7 capítulos de las dos temporadas de la serie, sino las imágenes, que hay que aprender a leer, para ir acercándonos al sueño de la Nouvelle Vague y Bazin, así como de todos los realizadores que giraban en torno a Cahiers du Cinema. Cuando hace pocos años se publicó esta revista en español, situando al frente a Carlos F. Heredero, fracasó rápidamente. Filmaffinity publica una nota media de 4,5, basada en 24 votos, una media que Imdb eleva a 6,3, según las valoraciones 521 de sus usuarios, una diferencia con muchas implicaciones culturales e intelectuales. No hay reseñas de periodistas, y por otro lado debemos tener en cuenta que la cartelera de las plataformas es diferente en cada país, y no representan la realidad; somos los espectadores quienes debemos tomar la batuta. Si lo hacemos nos llevamos sorpresas.


CRÍTICA:

En primer lugar hay que advertir que, según afirma un post en serialistas.com, es una de las pocas producciones  sudafricanas, un país perteneciente al grupo de que algunos aglutinan bajo las siglas de BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). La serie ha sido concebida y creada por  Katleho Ramaphakela, productor, realizador y actos sudafricano , y Rethabile Ramaphakela, productora, realizadora y actriz también sudafricana, a los que se suma el galardonado y muy conocido escritor y director de TV también sudafricano Johnny Barbuzano, que dirige los tres episodios de la Primera Temporada, que giran en torno a la boda de Sbu y Beauty.  La ventana que nos abren al conocimiento de este país, del que solo tenemos informaciones relacionadas con hechos históricos puntuales, y a través de películas como las de  Neil Blomqamp, un director sudafricano de ciencia ficción, el género de los pobres, según  Begoña Piña (Diario Público), con una poética con vocación documentalista y cinema verité. Empiezo a creer que cuando vimos Distrito 9, que nos impactó por su lenguaje novedoso, algo se nos escapó. La serie, a pesar de ser más modesta, quizá no en la producción, pero si en el lenguaje que utiliza, nos da muchas claves para interpretación de la idiosincrasia y el nivel de vida de las clases altas del país, que ahora incluyen a la población negra. Uno de los protagonistas es ministro.

No se explayan mucho en la forma en que se conciertan los matrimonios, pero si queda claro que tiene que ver con compromisos familiares, aunque las familias de ambos contrayentes de acusan gravemente; la que ha progresado y ha colocado a uno de sus miembros en el gobierno, acusa a la de la novia de falta de estructura y liderazgo, sin ley ni orden, porque carece de hombres fuertes, aunque en su seno se dan problemas muy parecidos. Si queda claro, como he resaltado en el tagline que, en la práctica las mujeres son las verdaderas matriarcas; la más modesta mantiene a toda su familia con su pensión (dos hijas y dos hermanos), y aunque dirige al grupo con mano de hierro, su consuegra se burla de ella por no tener hijos (ella tiene dos hijos), y esa ausencia de  varones explica el desorden de su casa y la razón por la que la abandonó su marido. Las nueras no son buenas aliadas de las suegras, y los maridos e hijos mantienen el difícil equilibrio como pueden, respetando siempre la figura de la madre. ¿Se puede decir que estamos ante un matriarcado? En la práctica sí, ya que ninguno de los hombres que aparecen en el relato tiene la fuerza suficiente para dirigir el timón, ni trabajan para mantener a la familia, y, sin embargo, beben todo el día. No sé si la explicación reside en el hecho de que la población autóctona fue esclava hasta 1833, aunque en la práctica fue sustituida por el Apartheid que legalizó la supremacía de los blancos por encima de la población negra, y no les dio espacio para formar un patriarcado fuerte; el patriarca era el amo. La hermana de la abuela muerta, cuyo funeral protagoniza la segunda temporada, acusa a su sobrino-nieto de haberse corrompido al ir a Johannesburgo (entiendo que se refiere al hecho de haber aceptado un cargo en el gobierno surgido en el sistema implantado tras el triunfo de Mandela, y aparecer personalmente como personaje corrupto). Es interesante la imagen en la que este personaje y la madre de Tumi y Beauty hacen un pacto y se estrechan la mano; un pacto sellado entre un hombre y una mujer que nunca había sido salvada por un hombre.

Hay algo que resulta sorprendente en el amanecer de estos pueblos que se acercan a los océanos, especialmente el Atlántico, como atraídos por una nostalgia, la de integrarse en un mundo que no todo está por hacer, y que convierten sus cuerpos en una simbiosis entre el continente negro y occidente, que se hace visible en su forma de vestirse, a mitad de camino entre un universo y otro, que suma a los estampados africanos ostentosas pestañas postizas, joyas relevantes, grandes escotes y corsés muy ajustados, y algunos y algunas comienzan a tatuarse el cuerpo, lo que escandaliza a uno de los tíos, asidua carne de cárcel que no entiende por qué se hacen estos dibujos a los que no ve función fuera de los establecimientos penitenciarios. La emigración de la población a las ciudades favorece la destrucción de la familia y explica la aparición de personajes como Tumi, una mujer que no acepta el lema de Bergman o Tarkovski, que afirmaban que toda elección impone un sacrificio. Su actitud es en ese aspecto egoísta, y, aunque quiere ser libre, cuando se queda sola y ve que resulta cargante hasta para los ancianos, decide volver a seducir a un hombre, del que sabe que se cansará pronto de él y lo dejará sin importarle el daño que le pueda hacer. Una realidad que verbaliza, cuando afirma, tras dejar a su último novio con un 'Vuelvo a empezar'. Está interpretada por Busisiwe Lurayi, una actriz transformada en un icono de la rebeldía, con la cabeza rapada, y un maquillaje agresivo, pero a la manera de las esculturas de madera procedentes del continente africano, con dibujos exóticos, muy alejados de la parafernalia occidental, que exageran las mujeres de su alrededor. Sus chaquetas de cuero y sus botas americanas, así como su apariencia, solo en parte andrógina, ponen el foco sobre ella. El espíritu de la negritude parece estar presente en los enormes pendientes que lleva la chica que dibujan el perfil de África.

Quiero advertir que esta serie no tiene nada que ver con la Navidad, solo en la fecha en que se producen una boda y un funeral, el 24 de diciembre, y apenas merece unas pocas frases, de pasada. Y no solo no nos narra lo que hacen los sudafricanos durante estas fechas, sino que las cámaras nunca abandona los hogares de estas dos familias, y apenas hay tres o cuatro personajes ajenos a ellas. Nos cuenta, más con imágenes que con palabras, cómo ha progresado la población negra desde la liberación de Mandela, y deja que sea el espectador el que saque las conclusiones.



Comentarios

Entradas populares