Puñales por la espalda: Glass Onion. Ficha de identificación y crítica.

 


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LA IRRUPCIÓN EN EL RELATO DE LA DISRUPCIÓN Y LOS DISRUPTORES


Ficha de identificación: 


Título original: Glass Onion: A Knives Out Mystery
País: Estados Unidos
Año: 2022
Duración: 139 minutos
Género: Comedia negra

Dirección: Rian Johnson
Guion: Rian Johnson
Casting: Bret Howr, Mary Vernieu
Dirección de Fotografía: Steve Yedlin
Música: Nathan Johnson
Edición: Bob Ducsay
Dirección artística: Branimir Babic
Decoración del set: Elli Griff

Diseño de Vestuario: Jenny Eagan
Estilista de peluquería: John Carter
Maquillaje: Regina de Lemos

Productores: Ram Bergman, Rian Johnson
Productor ejecutivo: Tom Karnowsky
Diseño de producción: Rick Einrichs
Compañías productoras: T-Street, Netflix; distribuye Netflix


Reparto:


Daniel Craig: Benoit Blanc
Edward Norton: Miles Bron
Kate Hudson: Birdie Jay
Dave Bautista: Duke Cody
Janelle Monáe: Andi Brand
Kathryn Hahn: Claire Debella
Leslie Odom Jr.: Lionel Toussaint
Jessica Henwick: Peg
Madelyn Cline: Whiskey
Noah Segan: Derol
Jackie Hoffman: Ma
Dallas Roberts: Devon Debella
Ethan Hawke: Hombre eficiente (vacunador)
Hugh Grant: Philip
Stephen Sondheim: Stephen Sondheim
Natasha Lyonne: Natasha Lyonne
Kareem Abdul-Jabbar: Kareem Abdul-Jabbar


SINOPSIS:


El millonario Miles Bron (Eduard Norton) invita a sus allegados a pasar un fin de semana en una isla griega, y junto a ellos le llega la invitación por otras vías a Benoit Blanc (Daniel Craig), que cambiará su papel habitual en este tipo de relatos, el que descubre la realidad por los indicios, por otro más efectivo que no explicito para evitar el spoiler. El cine no solo enseña, sino que nos entretiene; son las dos funciones principales del séptimo arte.


LO QUE SE DICE:


La nueva entrega de 'Puñales por la espalda, producida y distribuida por Netflix ha derribado las defensas de espectadores y críticos, que han acabado poniendo buena nota al trabajo de Rian Johnson. La española Filmaffinity la valora con una nota media de 6,2, basada en el voto de 17,309 lectores, una media que la norteamericana Imdb eleva a 7,2 , según las valoraciones de 301,000 de sus usuarios, lo que evidencia la trascendencia del cine de acción al otro lado del Atlántico, acompañado en este caso de una buena reflexión. Rotten Tomatoes aporta un índice de aceptación de la prensa del 92%, basado en 390 reseñas, ni más ni menos, y del 93% del público, según el pulsómetro de 500 espectadores.

Galardonada con el premio a la mejor secundaria para Janelle Monáe por el National Board of Review en 2022, y nominada en los certámenes más importantes del mismo año (Premios Oscar, Globos de oro, Festival de Toronto, Critics Choice Awards, Críticos de Chicago, Sindicato de Productores y Satellite Awards, este mismo año, nos muestra lo rápidamente que la nueva era tecnológica avanza sin que muchos se percaten siquiera. Las producciones de las plataformas de streaming se van colocando en los primeros puestos de estos certámenes, y críticos y público reaccionan positivamente, obligando a los remisos a salir de sus trincheras, aunque a algunos les cuesta situarse. No se puede llamar tontería contemporánea (Javier Ocaña) a lo que nos viene encima.

Los críticos dicen cosas crípticas: "El director se las ingenia esta vez para hacer valer su ingenio sin renunciar al placer culpable de su culpabilidad " (Luís Martínez, diario 'El Mundo'). Brian Tallerico (rogerebert.com) alaba la inteligencia de los diálogos, que, en verdad, en esta ocasión, funcionan como una guía para interpretar el discurso que subyace al texto; Benjamin Lee (The Guardian) confiesa que se divierte cuando Johnson mueve los hilos, aunque le hubiera gustado que no moviera tantos y tan fuertes; a Justin Chang (Los Angeles Time) le parece una gran película que merece una gran pantalla; John DeFore  (The Hollywood Reporter) sostiene que es profundamente satisfactoria, incluso antes de empezar a apreciar la forma en que subvierte las convenciones sobre las figuras de autoridad.


CRÍTICA:

A nadie se le esconde que en el umbral de la era tecnológica se lee menos, que las grandes novelas del siglo XIX que tanto enseñaron a los lectores, a la vez que los distraían con historias bien contadas, están siendo sustituidas por  libros breves de autoayuda, relatos de jóvenes youtubers, cuyos fans forman largas colas en las librerías y las libran de su al parecer pronta desaparición, y otros textos banales, aunque siempre encontramos ejemplares de expertos en temas de actualidad en sus estantes, que nos ayudan a entender qué nos está pasando. En este contexto, el cine está siendo el pilar sobre el que descansa todo  el edificio de la nueva política, la Cultura Snack de Scolari, la que define a la sociedad gaseosa, frágil como la 'Glass Onion' de Rian Johnson, que toma prestado el título de su película de una canción de los Beatles, una música de otros tiempos, de cuando el hombre aún creía que podía cambiar el mundo.

En la lección más elemental sobre el cine, lo primero que aprenden los que se acercan a su conocimiento es que cualquier relato consta de texto, contexto y subtexto, que están perfectamente ilustrados en la secuela de 'Puñales por la espalda', 'Glas Onion'. Más allá del lenguaje agresivo de Rian Johnson, de sus cámaras nerviosas, sus paneos constantes de todo lo que se mueve, el reverso de una 'Whoduit' o novela policiaca tradicional, en la que lo que importa es la reconstrucción de un crimen, cuyo cadáver se ha puesto encima de la mesa al comienzo del film, que ahora se oculta al espectador hasta el final. Benoit Blanc, experto detective dotado de gran sagacidad,  es invitado a pasar un fin de semana en una isla griega, junto con otros personajes cercanos al anfitrión Miles Bron. Frente a la fragmentación de las imágenes desde el comienzo, desde la propia presentación de los personajes, hechos verdaderos añicos, hay algo que el director procura que llegue sin ruido al espectador, el contexto espacio-temporal en el que sitúa su historia, el fin del confinamiento que el globo entero padeció por la pandemia de COVID-19, que se muestra en la proliferación de mascarillas y en el anuncio de la vacuna nasofaríngea que se anticipa de la mano de Ethan Howke. Fin del encierro, liberación en una isla espléndida, en un espléndido palacio de cristal, coronado por una inmensa cebolla frágil, transparente y reluciente, que se ilumina con una nueva fuente de energía, que debe sustituir a las utilizadas como moneda de cambio bélica en la Guerra de Ucrania.

¿Qué nos quiere transmitir con estos personajes en este contexto tan preciso y a la vez tan simbólico? Los diálogos son importantes, una guía impagable para seguir el discurso de una ideología conservadora que compite con los progresistas en los mismos terrenos : feminismo, ecología, libertad...(están saliendo al mercado constantemente libros sobre estos temas), con una condición: no hacer caer el sistema, que evoca el lema del 'gatopardismo', expuesto por Giuseppe Tomasi di Lampedusa en 'El Gato Pardo': "Es preciso que todo cambie para que todo siga igual. Pero si cambian los términos, los conceptos,  hay que estar muy atentos a los neologismos y su repercusión en la realidad. Los personajes de Rian Johnson, que tienen a 'La Gioconda' de Leonardo da Vinci como bandera, cuyo nombre quieren asociar para siempre a la mujer de la sonrisa, son en la forma y en el fondo, auténticos iconoclastas, destructores de lo conseguido por el hombre hasta ahora. Miles Bron ya no habla de revolución, sino de disrupción y disruptores. Si nos paseamos por Google podremos comprobar el rendimiento de estos conceptos no sólo en el campo de la medicina (los disruptores endocrinos son capaces de mimetizar nuestras hormonas, alterando nuestro funcionamiento corporal y afectando a nuestra salud), sino en el económico y social. Y no es algo que tengamos que interpretar, sino que guionista y director ponen en boca de sus protagonistas en un discurso muy elaborado, Estos 'revolucionarios' tienen un límite: no hacer caer el sistema que favorece sus grandes negocios, la corrupción a gran escala, e incluso el crimen si es preciso.

Hay un curioso personaje, un hombre que no forma parte del grupo, que el espectador ignora qué hace deambulando por el palacio y la isla, vestido a la manera del turista, con cabello largo como los progres, que parece asistir a los acontecimientos sin ser perfectamente consciente de lo que allí se trama. ¿Estamos los espectadores del siglo XXI representados por ese personaje?. El film puede gustar más o menos, pero es imprescindible para entender la sociedad gaseosa en la que ya nos desenvolvemos, en la que se desprecia lo que algunos 'pasados de moda' dicen valorar (¿La Monna Lisa, simboliza todo lo 'antiguo', los libros de papel que nadie quiere, -cierran todas las librerías de lance -, los círculos intelectuales demonizados, el esfuerzo de los que nos precedieron? ), emblematizada por ese personaje que aparece de tanto en tanto en pantalla, que permanece al margen del festín de los privilegiados. Cada cual puede extraer sus consecuencias.



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