La gloria. Ahn Gil-ho. Ficha de identificación y crítica

 


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LA ÉTICA Y LA VOLUNTAD SÓLO TE LLEVAN A UNA GLORIA FALSA. LA RECUPERACIÓN DE LA GLORIA Y EL HONOR SE CONSIGUE POR DOS VÍAS: EL PERDÓN O LA VENGANZA.


Ficha de identificación:


Título original: Deo Geulloli
País: Corea del Sur
Año: 2022
Temporada 1; episodios 16; duración aproximada 50 minutos
Género: Drama, ¿Thriller?, las cartas están encima de la mesa desde el primer episodio y los protagonistas están sometidos a un fuerte trauma, pero no son psicópatas, ni sociópatas

Dirección: Ahn Gil-ho
Guion: Kim Eun-seok
Dirección de Fotografía: Jan Jong-kyoung
Música: Kim Jun-seok
Sonido: Guy Arad, Ewania Wijaya
Efectos visuales: Kim Jin-hee, Alvin Yun Sung-min

Compañías productoras Hwa and Dam Pictures  ; distribuye Netflix.


Reparto:


Song Hye-Kyo: Moon Dong-eun
Lee Do-Hyun: Joo Yeo-yung
Lim Ji-yeon: Park Yeon-jin
Jona Xiao: Park Yeon-jin
Aria Song: Moon Dong-eun
Harrison Xu: Joo Yeo-jung
Park Sung-hoon: Jeon Jae-jun
Yeon Hye-ran: Kam Hyun-nam
Kim Gun-woo: Son Myeong-o
Blake Kennedy: Ha Ye-sol
Kim Jeong-yeong: Park Sang-im
Jung Ji-so; joven Moon Dong-eun
Anzu Laeson: Madre de Dong-eum


SINOPSIS:

18 años después de ser agredida en el Instituto, Moon Dong-eun, interpretada por Song Hye-kyo, pone en marcha un elaborado plan de venganza para que los responsables paguen por sus crímenes.


LO QUE SE DICE:


La serie ha sido muy bien valorada por la prensa, como no podía ser de otra manera, y el público, un hecho que se constata en las notas medias que publican la página española Filmaffinity,  6.8 de acuerdo con el voto de 556 lectores, una media que la norteamericana Imdb eleva a 8,0, según la valoración de 10,000 usuarios.  Rotten Tomatoes da un índice de aceptación de la la audiencia del 92%.

Los críticos hablan de serie oscura a más no poder (Joel Keller, Decider); serie intensa y fascinante (Karina Adelgaard, Heaven of Horror); satisfactoria historia de venganzas  (Pierce Conran, South China Morning Post);  acierta especialmente Álvaro Cueva, del Diario Milenio, cuando afirma que añade a la mirada de género una perspectiva social.


CRÍTICA:

Ahn Gil-ho emplea en su análisis el método deductivo, pone sobre la mesa del primer capítulo el subtexto de un relato impactante, el buying  en la educación secundaria, mostrando lo que generalmente se oculta, las heridas y los instrumentos de tortura modernos (pinzas eléctricas para moldear el pelo, planchas y otros artilugios eléctricos) que usan los verdugos de la ignominia en la era contemporánea, en un colegio en el que cohabitan estudiantes de distintas clases sociales, una pequeña célula social que reproduce en el interior del centro la arbitrariedad de la estratificación de la población, que descansa en la corrupción de funcionarios policiales y de cualquier otra institución, y en la semi-esclavitud de los ex-antiguos compañeros sometidos por medio del terror. Moon Dung-eon se presenta también desde el primer instante como la heroína que persigue la venganza de los que han padecido el mismo sufrimiento que ha dejado unas cicatrices en esta nueva 'Furia', que personifica el castigo y la venganza, cuyo propósito es además velar, como los personajes mitológicos para que, cumplido su objetivo, los condenados sufran su castigo en las cárceles, y no puedan aprovechar las lagunas de la justicia. En estos primeros episodios entrará en contacto con otros personajes vengadores, objeto de violencia de género, o víctimas de asesinos crueles y despiadados. Esta 'Liga de los Vengadores' es, como consecuencia de su sufrimiento e impotencia, desalmada y cruel con sus antiguos verdugos y persigue con decisión los objetivos que se han marcado para acabar con los victimarios, que en este caso son todos de clase alta o advenedizos y trepas que los rodean, aunque el director  y su guionista abren la posibilidad de que haya gente honesta en estas clases altas, víctima del rencor arbitrario e injustificado de un asesino que elige las víctimas al azar.

En la conclusión de esta historia, el cineasta abre la posibilidad de elegir entre un final tan cruel como el relato, o un happy end, y opta por el segundo, aunque con un objetivo bien marcado. Los Vengadores coreanos, menos fantásticos que los norteamericanos, buscan la fascinación del espectador con la intensidad de su narrativa, y lo consiguen, al tiempo que se abren a una segunda parte, a seguir actuando, cumplida su misión, con el objetivo que hemos señalado antes: vigilar que el condenado cumpla su pena con rigor, añadiendo dolor al dolor, del mismo modo que procuraban las figuras mitológicas clásicas. Al mismo tiempo Ahn Gil-ho mira con escepticismo a las chamanas, intermediarias entre el mundo natural y espiritual, con fuerte ascendencia en el mundo circundante  y en la sociedad de que forman parte, pero algo le dice al espectador que la resolución de este subtrama no es, ni siquiera, tan perniciosa como parece. Es más. 'La gloria' es una serie que se sigue con emoción e intensidad, que interesa porque pone el dedo en la llaga del sufrimiento de muchas personas que nunca sale a la luz porque los que les infringen el daño son poderosos, actúan con obscenidad y tienen el apoyo de los funcionarios corruptos que están a su servicio. Es cierto que uno de los vengadores (y se agradece la ecuanimidad de guionista y director de evitar ser maniqueos) pertenece a una clase poderosa indiscutible, pero también lo es que sus heridas no son como las que esconde Moon Dong-eun, cuyas marcas no quiere eliminar con ningún tipo de cirugía para no olvidar el daño que algunas personas hacen a otras, y que harían estremecerse de espanto si las pudieran ver (llega un momento en que ella hace ostentación de sus marcas) a quienes relativizan el acoso de cualquier tipo. Hay algo en lo que coinciden el cine norteamericano y el de Corea del Sur: cuando el nivel de corrupción de un estado es tal ( si los policías no fuesen corruptos, no haría falta leyes, dice uno de ellos al servicio de la familia de Park Jeon.jin) que el ciudadano está indefenso y al arbitrio de la violencia de la superestructura social, la que denuncia Galtung  en su famoso triángulo de la violencia, cuyos vértices eran la violencia cultural y la estructural que desembocaban en la directa, se abre paso en las conciencias la aceptación de una especie de 'Ley del Talión', de la que hay algunos buenos ejemplos en el film.

Un buen relato sobre esta práctica que padecen muchas personas en el mundo sin justificación alguna, narrado de forma inteligente, eficaz y rotunda. Hay segunda parte. La podéis encontrar en Netflix.




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