Passages. Ira Sachs, Ficha de identificación y crítica

 




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UN SUBTEXTO QUE ALGUNOS IDENTIFICAN CON LA CULTURA CONTEMPORÁNEA


Ficha de identificación:


Título original: Passages
País: Francia
Año: 2023
Duración: 81 minutos
Género: drama
Plataforma: 
Edad recomendada: a partir de los 12 hasta los 18, según el país de referencia

Dirección: Ira Sachs
Guion: Ira Sachs, Mauricio Zacharias
Casting: Judith Chalier
Dirección de Fotografía: Josée Deshales
Edición: Sophie Reine
Diseño de producción: Pascale Consigny
Diseño del set: Hervé Ingrand

Diseño de vestuario: Khadija Zeggaï
Estilista de peluquería: Laurent Bozzi
Maquillaje: Natali Tabareau-Vieuille
Productores: Saïd Ben Saïd, Nichell Merkt
Productores ejecutivos: Alí Betil, Kevin Chneiweiss, Hannah Janal
Compañías productoras: SBS Productions, KNM; distribución: Imagine Films Distribution, MUBI


Casting:


Franz Rogowski: Tomas Freibug
Ben Wishaw: Martin
Ad+eñe Exarchopoulos: Agatha
Erwan Kepoa Falé: Amad
William Nadylan: Clément
Caroline Chanoilleau: Edith, madre de Aghata


SINOPSIS:



El matrimonio de una pareja gay entra en crisis y uno de ellos, Tomas, director de cine de los márgenes, realizado con pocos recursos, se enrolla con una joven, creándose una situación insólita entre los tres y en el contexto en que se desenvuelven.


LO QUE SE DICE:



El film ha gustado a los espectadores y especialmente a unos críticos fascinados con la ola cultural que Elisa Fernández Santos llama "cine adulto cargado de un erotismo sorprendente en el mundo actual" (diario 'El País', una realidad que tiene su reflejo en las notas medias de páginas como la española Filmaffinity, que publica una nota media de 6,4, basada en 502 votos de sus lectores, que Imdb eleva ligeramente hasta 7,1, según las valoraciones de 2,400 usuarios.  Rotten Tomatoes publica una nota media de la prensa del 94%, basada en 163 reseñas, y del 76% de la audiencia, pulsada la opinión de 100 usuarios. Claramente se observa que el público contiene más el entusiasmo.

Las reseñas hablan de retrato erótico del odioso Narciso,,, que muestra los tejidos afectivos contemporáneos (Elisa Fernández Santos, Diario 'El País');  drama a tres bandas tan inteligente y preciso como cruel ante el que no cabe más que caer rendido (Luís Martínez, diario 'El Mundo); otros reaccionan afirmando que el realizador capta el tipo de masculinidad frágil que a menudo caracteriza a los creativos. (Brian Tallerico. rogerebert.com)...


CRÍTICA:

En el film hay dos ámbitos muy marcados: la crisis de la pareja, sea cual sea su composición o la orientación de los amantes, y la captación de la pasión, especialmente en los que han fracaso en su intento de formar lo que ellos mismos llaman un 'matrimonio', con indiferencia de la forma que adopte. Da la impresión de que la mayor fascinación se ha producido en este segundo aspecto, en la forma en que Ira Sachs capta la relación de los dos amantes en lo que se adivina como fin de su relación, que ya no puede resurgir de sus cenizas como el ave Fenix, porque ya están demasiado esparcidas y han sido arrastradas con violencia por el viento, con la misma violencia que la madre de todas las secuencias, en la que ambos hombres se aman desesperadamente. La relación de uno de ellos, Tom, con Aghata es como el placebo de quien siente el cansancio de la cotidianidad, y que, de forma sobrevenida, ve en la mujer la posibilidad de perpetuarse en un triángulo de conveniencia que ni Aghata ni Martin desean, pero que al contador de historias del grupo le permite tener una experiencia sexual completa y de conseguir un vientre para un hijo de una familia imposible. Sólo Tom cree en ello, y precisamente por eso su proyecto no tiene futuro.

Ira Sachs capta muy bien el deseo, inconmensurable en la pareja establecida que comparte piso y vivencias, y desdibujado en la pareja hetero que convive con la homosexual, al menos en el imaginario del creador de esta quimera. Donde falla Sachs es en algo que, pareciendo más cotidiano, es universal, y de lo que apenas se habla: la crisis de la pareja que el film plantea de forma clara. Tom busca nuevos incentivos fuera de su matrimonio y los encuentra en una chica, una profesora de una banlieu, que. aburrida, también desea nuevas aventuras; la intervención de los padres es un poco marciana. Está claro que estos tres personajes creen en la pareja, y, si fracasan, construyen rápidamente otra, lejos de la misogamia que hemos visto en el cine oriental. Aunque quizá sea pronto, quizá más pronto que tarde, no podemos dudar de que, transcurrido el tiempo en que gozamos de nuestra libertad recién adquirida, alguien comenzará a hablar de las crisis de las nuevas formas e pareja que van surgiendo y de la forma de resolverlas y enfrentarse a ellas en el mundo actual que estamos conformando. Es así como aborda el tema el maestro chino Wong Kar Wai en 'Happy Together'. un film sobre el que he vuelto en repetidas ocasiones en este blog. La película aborda la imposibilidad de mantener el amor en la pareja, trascendida al mundo gay, y  contextualiza su historia en el marco de la emigración mal resuelta, que deja en la cuneta a muchos seres humanos que luchan por mejorar sus condiciones de vida y que opera en contra de la pareja, en cuyo seno no tardará en surgir la violencia, violencia que se percibe en la secuencia entre los dos hombres de que he hablado arriba. Todavía nos queda camino que recorrer.

Se utilizan conceptos que me da la impresión de que no se ajustan a la realidad, tales como 'relación tóxica', ya que  entre los dos hombres no hay nada que permita hablar de esta toxicidad, ya que son buenos colegas, comparten una casa agradable, no hay camorras ni malos rollos; se llama narcisismo a lo que en realidad es cansancio (Martin ya no siente interés por quedarse hasta el final de los rodajes de Tom, y éste lo acusa), una apatía que se entiende bien en las parejas heterosexuales porque son las que han sido mayor objeto de análisis en la historia de la humanidad, y tampoco hay triángulo amoroso. Agatha no tiene ninguna relación con Martin y a lo máximo que aspira Tom, poniendo en evidencia un egoísmo destructor, es a hacer retroceder a la mujer a su función de procreadora, ya que ha demostrado que es capaz de engendrar un hijo. Si no es la intención es lo que parece, y lo que aliena a su marido y a su amante femenina a abandonarlo y mostrarle la imposibilidad de llevar a cabo sus planes. La secuencia final, en la que vemos al protagonista pedaleando sin parar para liberar sus energía negativas, se oscurece con ese sonido que emite una melodía distorsionada de la Marsellesa, no se entiende bien.

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