EN UN BARCO LO ÚNICO QUE IMPORTA ES QUE NO SE HUNDA
Ficha de identificación
Título original: Kureiji Furuzu
País: Japón
Año: 2023
Duración: 125 minutos
Género: comedia romántica, romance
Plataforma: Netflix
Edad recomendada: mayores de 14 años
Dirección: Yûsuke Taki
Guion; Yûji Sakamoto
Dirección de fotografía: Sôhei Tanikawa
Música: Takasugu Muramatsu
Edición:
Efectos visuales: Yoshinori Makino
Departamento de maquillaje: Miho Matsuura
Diseño de vestuario: Bavy Nux
Diseño de producción: Hidefuni Hanatani
Productores; Yoichi Arisighe, Tomoo Fukatsu
Productor ejecutivo: Makiko Okano
Compañías productoras: Django Films, Nikkatsu; distribución: Netflix
Casting:
Rinko Kikuchi: Aina
Ryô Yoshizawa: Suguru Ubujata
Aoi Miyazaki: Chizuru Babiaku
Saki Takaoka: Misaki
Amane Okayama
Kento Ngayama: Shintaro Ibuki
Ken Yasuda: Michihiko Kuruma
Miyu Havashida: Wakana Funabashi
Yon Yoshida: Hatsumi Yabuchi
Ken Mitsuishi
SINOPSIS:
En un gran crucero de lujo se encuentran un leal mayordomo, Suguru, y una misteriosa mujer llamada Chizuru, Ambos presencian un asesinato e intentan descubrir a sus autores.
LO QUE SE DICE:
Los espectadores han aprobado sobradamente el film pero no han mostrado mucha emoción con esta historia. Tan solo han dado su opinión en Imdb 9 personas y la nota media resultante es de 6,2.
CRÍTICA:
Quienes frecuentan este blog saben que mi interés no solo reside en el subtexto del film, la calidad técnica del lenguaje audiovisual, las innovaciones que aporta el discurso en lo que a la representación del relato se refiere, los personajes y su caracterización, su fuerza icónica, así como el trabajo de los actores para hacerlos creíbles. A la vez, también me importa la idiosincrasia de cada país, su forma de abordar todas las cuestiones y la mayor o menor influencia de la cultura occidental en la creación de una diégesis más o menos afortunada. Amor en aguas turbulentas es una comedia negra, a la manera de las que protagonizaba Angela Lansbury, pero sin lograr generar la expectación que los anglosajones son capaces de despertar en el género.
Es agradable de ver, técnicamente es muy convencional, -el director no parece haber querido asumir más riesgo que el que conlleva alejarse de su propia cultura -, pero no genera la tensión y el interés de series como 'Se ha escrito un crimen' , y películas como el Agente 007, Glass Onion: A Knives out Mystery, o Muerte en el edificio. Un transatlántico, una isla en movimiento en la que todos se encuentran separados del resto de la civilización, un lugar en el que se comete un crimen, no parecen ser elementos suficientes para epatar a un espectador occidental. Ignoro el impacto que ha tenido este film en el país nipón. Pero aún más, ni siquiera logran, a pesar de disponer de buenos instrumentos, un romance comparable a los exitosos kdramas románticos surcoreanos, un país que Japón sometió desde 1910 a 1945, que se vio obligado a liberar tras perder la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de todo me atrevo a aconsejarla porque nos da el tono de una sociedad que conocemos por sus grandes cineastas como Ozu o Akira Kurosawa y ahora, cuando termina el primer cuarto del siglo XXI, se enrola en un cine más comercial, un hecho que nos informa de cómo aborda cada país el futuro en los inicios de la era tecnológica. Las herramientas están a disposición de todos, las culturas son diferentes y el producto es desigual, pero, precisamente por ello, interesante.
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