Twin Peaks versus MarinoJazz (Valencia)

 



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TWIN PEAKS: EN LOS LÍMITES DE LA REALIDAD 




La irrupción en el universo del cine de esta obra de David Lynch, un hombre sensible que ha destacado en diversas manifestaciones artísticas de la representación de la realidad, -pintura, cine...-, gracias a que sus padres le permitieron abandonar la escuela para que se dedicara íntegramente a seguir una vida artística, nos recuerda que han transcurrido veinticinco años desde que se estrenara una de las series televisivas de mayor éxito en la historia del cine, Twin Peaks, una razón que justifica su vuelta sobre una historia con los mismos personajes, representados por los mismos actores, alguno de los cuales, a un lado y otro de la frontera entre la ficción y la realidad han pasado a mejor vida. La pertenencia al mundo subterráneo viene remarcada por un timbre 'electrificado' de la voz. Es también interesante la forma en que representa 'el trabajo cotidiano de la muerte' , el deterioro de los sentidos de todo ser vivo, que en el personaje que interpreta el propio Lynch, Gordon, adjunto del FBI, se manifiesta en la reducción de su capacidad auditiva, una circunstancia que le obliga a elevar unos cuantos tonos su propia voz, lo que produce un efecto de gran comicidad al que no llega a acostumbrarse el espectador.

David Lynch pintor Se le ha calificado como 'cineasta de lo abstracto' ('El hombre elefante', 'Cabeza borradora'...), aunque se ha dicho también que es una de las mentes más difíciles de definir, si bien se destacan cualidades como el nihilismo y el onirismo "liberadoras de una realidad que a simple vista parece cotidiana". Según Àlex Aguilera "aunque ninguna de sus películas aparentemente se parece realmente entre sí, todas y cada una de ellas se encuentran enmarcadas en el pasado y en un universo particular, donde los personajes tienen comportamientos fuera de lo normal, sumergidos en una especie de locura transitoria. La esquizofrenia (Carretera perdida'), la amnesia (Mulholland Drive) o la psicopatía (Corazón salvaje) atormentan al personaje central o secundario..." (1) Formado como guionista, productor, actor, montador y diseñador de sonido puede controlar todo el proceso creativo, una empresa para la que se ha buscado un colaborador de primer orden, Angelo Badalamenti, creador del score musical de todas sus películas desde 'Terciopelo azul' (1986). 

Giulio Carlo Argan, en su Historia del arte moderno hacia una primera gran clasificación del surrealismo en dos grandes tendencias: la que se sitúa en el umbral entre la consciencia y la inconsciencia, y la que se sumerge de lleno en el mundo de los sueños. De las dos formas de manifestar 'la otra cara' de la realidad, el surrealismo onírico, el que intenta representar e interpretar nuestros sueños y pesadillas, es el más conservador y el que, con frecuencia, cae en la tentación de mezclar lo lúbrico y lo sagrado, con un resultado lamentable para el historiador de arte, que utiliza como paradigma de su tesis las obras de Dalí. David Lynch se sitúa con más fortuna en este terreno y puebla su relato de doppelgängers aparentes, que acaban siendo, en realidad, tulpas, un ente místico, concebido por el budismo , que algunos engloban en el vinaya, según el cual se puede crear un ser u objeto material a partir de una disciplina espiritual; en la India se denomina a estas visiones apariciones irreales, ilusorias o creadas por la mente. 

El doppelgänger del agente Cooper es un tulpa, y no es el único que aparece en el relato de Lynch. De este modo la religión y el sexo culpable forman una especie de oxímoron provocativo muy eficiente. A lo largo del recorrido de la serie se confirma la tesis de Francisco J.Ramallo Guzmán (3), según la cual, en ocasiones, la realidad y lo surreal "pueden ser intercambiables o coincidentes, algo que de por sí es bastante surrealista." Lynch fabula con la permeabilidad de ambas dimensiones, cuyo límite está simbolizado por unos cortinajes rojos, a los que se llega atravesando una alfombra de colorido y dibujo geométrico desquiciante que evoca la que cubre los pasillos del lúgubre Hotel Overlook de 'El resplandor' de Kubrick (1980), que con frecuencia atraviesan fantasmas del pasado que utilizan como medio de comunicación con los personajes que están al otro lado, veinticinco años después, la electricidad. 

Pero esto no significa que la 'realidad' ayude a interpretar los sueños, o al revés, ya que lo que sucede en cada uno de los ámbitos participa de las mismas características, sin que el espectador tenga la capacidad de disociar aquello que pertenece al mundo de lo sueños de lo que no, pudiendo concluir con el poeta "que toda la vida es sueño, y los sueños sueños son". La pieza fundamental de que se sirve Lynch para generar desconcierto y perturbación es el actor Kyle MacLachlan, que interpreta tres personajes: el agente Cooper, su doppelgänger, y un pobre hombre con exceso de peso, un jugador empedernido a punto de perder a su familia, su trabajo e incluso la vida. Lo más atractivo es ver al emblemático agente Cooper convertido en un robot, que contiene muchos datos, pero carece de voluntad y se desplaza por toda la serie como un autómata, poniendo la nota cómica e hilarante a una saga que puede ser interpretada, como hace Luís Martínez, como una gran metáfora en torno a la fragilidad del mundo que interpretamos como real, frecuentemente amenazado por nuestras ansiedades y paranoias, que, procedentes de lo más oscuro de nuestra psique, invaden nuestra conciencia desde el nivel subconsciente y rompen el equilibrio mental del individuo.

MARINOJAZZ: BORJA, JUANMA Y PABLO NOS LLEVARÁN ESTE 9 DE NOVIEMBRE, EN UN AMBIENTE CALIDO Y ENIGMÁTICO COMO EL CLUB DE 'TWEN PEACKS' A SOÑAR CON AQUELLOS TIEMPOS EN LOS QUE ERA POSIBLE SOÑAR.

Nos desplazamos del universo de la imagen al de la música hecha en directo, lo que nos va a permitir soñar cerca de la playa, al anochecer, oyendo un buen concierto de blues, rock y lo que se tercie, alumbrados por la luz de unas tenues lámparas que apenas iluminan las paredes cubiertas de cortinajes rojos, como los de Lynch, que  nos llevan a otros lugares. Las presentaciones de Borja os trasportarán a una dimensión desconocida, intensificando la sensación especial que hemos sentido al cruzar el garito que regenta Borja, un músico que ha dedicado parte de su vida a llevar a su terreno lo que siente como propio: la música.

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