Charlie y la fábrica de chocolate. crítica. En la lista de películas más alquiladas en las plataformas de streaming en 2023.

 




CUANDO SE INCORPORAN A LAS CARTELERAS DE LOS CINES ALGUNAS PRECUELAS DE FILMS IMPORTANTES, SE PRODICE GRAN  INTERÉS DEL PÚBLICO CON VOLVER  A SUS REFERENTES.



CRÍTICA:



Charlie y la fábrica de chocolate es quizás el film más visual y comprometido del cineasta norteamericano, con un background freudiano, la relación amor/odio paterno-filial ,y de denuncia de las diferencias sociales; como afirma el abuelo de Charlie el primer cupón dorado, emitido por Willy Wonka, lo conseguirá un niño gordo y malcriado. Apoyándose en la especial capacitación de Johnny Deep para introducirse dentro de cualquier personaje exóticamente travestido, la música de Danny Elfman y la semantización del color de la fotografía, en la que se trata la imagen de Wonka con tonos marrones que evocan el color del chocolate, consiguen crear un clima mágico, no exento de ironía, cinismo y cierta ' mala uva'. 

Willy Wonka, sometido al espionaje industrial, había cerrado su factoría, que domina como un castillo una población fascinada, y había despedido a todos los trabajadores. Tiempo después los habitantes de la localidad observan que se ha vuelto a poner en marcha la fábrica, aunque desconocen quién trabaja en ella; son una especie de diminutos emigrantes de Lumpalandia, los umpa-lumpa, dotados de la misma acidez que su propietario. Se seleccionan cinco niños, afortunados con los boletos dorados; entre ellos está Charlie, de una familia pobre, sin influencia, constituida por los cuatro abuelos paternos y maternos y los padres, muy unidos en su humildad. Uno de ellos recibirá un premio especial. Burton maltrata desde el principio a Augustus, un niño alemán gordo, vago, egoísta , glotón, avaricioso e infantil; Veruca Salt, una niña inglesa muy caprichos, hija de un adinerado industrial, que compra miles de tabletas y pone a toda su plantilla a trabajar en la búsqueda de los apreciados cupones; Violet Kumeteko, muy competitiva y Mike Tobe, un sabiondo que odia el chocolate. A cada uno le dará su merecido, sin happy end. 

Charlie conseguirá el premio final, pero descubrirá al mismo tiempo el trauma de Willy, hijo de un dentista (Christopher Lee), que le había amargado la infancia con complicados aparatos para que en el futuro tuviera una dentadura perfecta. El niño respondió con el mecanismo habitual de acción/reacción y se dedicó a fabricar chocolates y chucherías, manifestando de esta manera el choque generacional con su padre, cuyo nombre no podía pronunciar. Charlie logrará la reconciliación de ambos y Willy aprenderá el valor de la familia. Uno de los valores más apreciables del film es el respeto por las personas mayores y el combate del edadismo. Cuando una de las abuelas del niño le dice que huele a chocolate, Wonka responde: "Y Usted a persona mayor y a jabón". Bellísimio film y nuevo alarde de magia de Tim Burton, al que se ha acusado de ser un director excesivamente visual y un mal storyteller o narrador de historias. El cineasta ha entendido la esencia del lenguaje cinematográfico; en sus constantes referencias al cine hay un homenaje a la emblemática secuencia del monolito de 2001, una odisea del espacio, de Stanley Kubrick, desacralizadoras,

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