La última familia ninja. Dave Boyle. Crítica

 



UNA HISTORIA EN LA QUE HAY UN POCO DE TODO: ACCIÓN, ROMANCE, TRADICIÓN, ELECCIONES...DE MANERA EQUILIBRADA Y MUY MEDIDA. LA SERIE SE CARACTERIZA POR EL CONTROL DE TODO LOS ELEMENTOS, QUIZÁ EN EXCESO.


El relato puede resultar atractivo para los amantes de las artes marciales japonesas, y en especial el antiguo arte del espionaje japonés, el shinonijutsu, que practican guerreros en las sombras, y que en esta historia se asocia con el caso del Pleasure Cruise, (desaparición de un barco con 26 personas, incluida la tripulación, hundido en la costa cercana del Parque de Hokkaido),que a su vez está relacionado con el cultivo de una flor amarilla en las faldas del Fuji, con propiedades  especiales, pero que en última instancia está orientado a la preparación de un magnicidio que pretende acabar con gran parte del partido demócrata japones, a manos de una familia  con pretensiones de tener una ascendencia divina, pero cuyo líder, perdido el brazo derecho, el que sostiene la espada, entiende que no tiene el poder suficiente para reimplantarla en su cuerpo. Una periodista y una familia shinobi, los Tawara, se sienten en la obligación de luchar por su país y defenderlo de pretensiones megalómanas; uno de los hijos de esta familia se enamora de la reportera que casualmente investiga el caso del barco desaparecido sin dejar rastro de la embarcación ni de los ocupantes. La serie opta por una explicación muy realista de un hecho tan fantásticamente extraño. Es llamativo el entusiasmo que despierta en unos escolares, acompañados por sus profesores,  la representación de un enfrentamiento de guerreros ninja, un deporte popular que entusiasma a los japoneses.

Aunque más que ninjas parece que se habla de shinobis, que incorporan a las prácticas propias de estos  mercenarios poco ortodoxas, - ase**nato, espionaje, sabotaje, terror**smo, la guerra de guerrillas -, un estilo de vida peculiar; practican el ninjustu, en el que se utilizan todo tipo de armas, largas y cortas, de lo que da buena cuenta la serie, que disfrutarán  más los amantes de las artes marciales, exigiendo un mayor atención a los neófitos. La podéis ver en Netflix y hay que prepararse para un visionado nada fácil en el que podemos detectar algunas insinuaciones sobre el Japón actual (la última vez que el gobierno utilizó ninjas, parece que fue en la Segunda Guerra Mundial), mostrando sus capacidades para moverse en la sombra que, en ocasiones implica incluso manipular y falsear documentos. Sus tentáculos se extienden a sectores públicos de la mayor importancia para el mantenimiento del orden en cualquier sociedad, como la propia policía y políticos que se enfrentan en un marco legal, pero que se sirven de maniobras espurias en la oscuridad. Cuesta entrar en el subtexto del relato, pero si se consigue resulta gratificante.



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