Wonka. Paul King. crítica
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UNA FEEL GOOD MOVIE MUY RESPETUOSA CON LA ERA DE LA CANCELACIÓN; NADA DESDICE, PERO TAMPOCO DICE. TODO TE ENVUELVE EN UN UNIVERSO AZUCARADO QUE DISCURRE ANTE TUS OJOS SIN NECESIDAD DE USAR CÓDIGOS DE DISTRACCIÓN
David Rooney (The Hollywood Reporter) va mucho más allá que el tagline de esta entrada en sus juicios al calificar el film de Paul King de empalagoso y cursi. Otros no ven la necesidad de contar la historia de Willy Wonka, ni a qué contribuye para profundizar en el relato de Roald Dhal. Sin embargo no falta quien afirme, sin necesidad de justificar su aserto, que King acierta donde erró Tim Burton ¿¿??, además de encajar mejor en el universo de Dahl, aportando una verdadera aventura "que edulcora la condición de encargo salida de un calendario industrial " (Ricardo Rosado. Fotogramas). Una opinión que le ganará adeptos en el universo indie. La película de Paul King no esta mal, es delicada, sin estridencias, placentera, con un Timothée Chamalet espigado, que se mueve por el encuadre como un pincel y que parece huir del cine de montaje, con mucha más azúcar que Mary Poppins, y buscando imágenes casi pictóricas dentro de campo, enlazando más con las diégesis construidas por Wes Anderson de historias inspiradas en Roald Dhal que destruyen la imagen que crearon Mel Stuart apoyado en Gene Wilder (1971) y Tim Burton acompañado por su actor fetiche Johnny Deep (2005).
Hace falta mucho talento y capacidad para adaptar las diferentes máscaras que los polifacéticos Gene Wilder y Johnny Deep tenían y tienen y sustituirlas por unas cuantas imágenes de revista y fotografías de un 'adolescente' desfilando por las pasarelas, acompañado de una serie de personajes variados, como mandan los cánones de la nueva ola woke, para conservar con sus muevos arquetipos toda la maliciosidad y perspicacia que se escondía tras los patrones que crearon dos actores, dirigidos por sus respectivos realizadores, de cuyo gesto en apariencia más inofensivo emergía la mayor carga de cinismo que desaparece por completo del relato de King. ¿Alguien piensa que el personaje creado por Burton era un amable y cándido amante de los niños? ¿ Que los Umpa Lumpa eran seres pequeños e inofensivos que tenían una buena relación con su 'jefe', que primero cierra la fábrica y después trae de lugares exóticos a los nuevos trabajadores, cuya fuerza cabe imaginar que se correspondía con su tamaño? ¿Por qué Willy castiga al za***bollos, la repelente, el marisabidillo, de la forma más cruel y arropa al niño pobre que vive en una casa muy modesta con sus padres y sus abuelos? ¿No se puede contar ahora una historia así? ¿Qué vamos a hacer con Hansel y Gretel, Alicia, El Flautista de Hamelin... que protagonizaron historias mucho más oscuras que aquellas de las que se nutre el creador de Big Fish?
Puede que Wonka no esté mal, vuelvo a repetir, pero el Willy que nos presenta, por mucho que se aproxime a las versiones que otros han hecho de los relatos de su creador, no tiene nada que ver con el chocolatero que todos conocemos, que se dedicó a hacer golosinas para vengarse de un padre dentista que lo machacaba con correctores dentales. El film de King me gustará tanto más, cuanto más me aleje del que ocupa el centro del imaginario colectivo, un hombre que, en el fondo, no había dejado de ser niño, al que le fascinaban las pequeñas maldades, y que ironizó como pocos en torno al confuso obelisco que ideó Stanley Kubrick para construir una alegoría de un dios creador, que Burton convierte en una pastilla de chocolate que todos los niños ansían conseguir para poder visitar la misteriosa fábrica, cerrada durante bastante tiempo, que escondía unos trabajadores diminutos de cuya existencia nadie en el lugar tenía noticias. Podríamos hablar de todas las posibilidades que ofrecía el uso trasladado del lenguaje de las primeras versiones del cuento de Dahl, y quedarnos con un empobrecido icono de un cartel de chocolate, que integra policías corruptos, un joven espigado y una niña 'afroamericana' que, en alguna ocasión, vuelan por el cielo como Mary Poppins. Pero ¿Por qué? y sobre todo ¿Para qué?
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