Disturbia. D.J.Caruso. Ficha de identificación y crítica del blog.

 

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UN FILM DE 2007 QUE SIGUE GENERANDO CONTROVERSIAS

Ficha de identificación:

Título original: Disturbia

País : Estados Unidos

Año: 2007

Duración: 105 minutos aprox.

Género: Thriller

Plataforma: Netflix

Edad recomendada por Imdb: 13 años. Diferencias entre los países que se tomen como  referencia, llegando a los 18  años en Turquía.

Dirección: D.J. Caruso

Guion: Christopher Landon, Carl Ellsworth, basado  en una historia de Christopher Landon

Casting: Deborah Aquila, Tricia Wood

Director de Fotografía: Rogier Stoffers

Música:  Geoff Zanelli

Edición: Jim Page

Dirección artística: Douglas Cumming

Decoración del set: Maria Nay

Diseño de vestuario: Marie-Silvye Deveau

Estilista de peluquería: Jason Orion. Responsable de peluquería:  Candy L. Walken

Responsable demaquillaje: Kristina Vogel

Diseño de producción: Tom Southwell

Productores: Jackie Marcus Schaffer, Joe Medjuck, E. Wenneth Walsh

Productores ejecutivos: Tom Pollock,  Ivan Reitman

Compañías productoras: Dreamworks Pictures, Cold Spring Pictures, The Montecito Picture Company, Digotal Image Associates; distribuye Netflix

Casting;

Shia Labeouf: Kale

David Morse: Mr. Turner

Carrie Anne Moss: Julie

Sarah Roemer: Ashley

Aaron Yoo: Ronnie

SINOPSIS:

Un adolescente que vive bajo arresto domiciliario se convence de que uno de sus vecinos es un asesino en serie.

LO QUE SE DICE:

254,000 usuarios de Imdb han valorado relativamente bien el film que dirige D.J. Caruso, una acción que se traduce en una media de 6,8; Rotten Tomatoes eleva algo esta media con un índice de aceptación de la prensa del 70%, basado en 178 reseñas de prensa, un índice que el público eleva al 78%, de acuerdo con una participación de los espectadores muy alta: 250,000 lectores de la página.

CRÍTICA:

Es todo un despropósito el escándalo que se montó antes del estreno de este film,  con la justicia intermediando, en torno a si Disturbia era un plagio de La ventana indiscreta. No se puede negar que cuando se desata el conflicto que recluye a un joven en su domicilio, Kale (Shia Lebeouf), por haber pegado a un profesor,  controlado por un detector mecánico de sus posibles movimientos fuera del hogar, una vez iniciado su castigo hay un par de homenajes muy claros a la obra maestra de Alfred Hitchcock, pero  el film no solo se inscribe en un contexto muy diferente, un relato adolescente ubicado en un  suburbio americano en las afueras de una gran ciudad, frente a la historia del director de 'Psicosis' , que  se inicia con un travelling que muestra en unos minutos la diferencia que existe entre narrar solo con palabras, o utilizando imagen y sonido; este segundo título narra la recuperación de un fotógrafo de la alta sociedad en su apartamento en el barrio más intelectual de Nueva York, el Greenwich Village, formado por calles arboladas  llenas de cafeterías, bares, clubes, teatros, que se alojan entre los famosos stonebrown de color más rojizo que los de Brooklyn y que son un verdadero emblema de la capital económica del mundo.

Muchos estudiosos del cine han equiparado la película de Hitchcock con el mito de la caverna de Platón. J. B. Jeffries (James Steward), un fotógrafo de la alta sociedad, queda inmovilizado por un accidente de tráfico, sin poder cambiar de posición, mirando siempre al frente desde  una ventana que da a un patio interior y al que se despliegan diferentes  'pantallas' que dejan ver a través de sus vanos los conflictos de sus vecinos, lo que permite a un hombre ocioso imaginar historias basadas en los movimientos de los que, sin pretenderlo, se convierten en sus personajes. Pero Kale tiene un radio de movimiento muy amplio, que incluye su casa y el jardín que la rodea, y su capacidad de imaginar es la propia de un joven que no ha cumplido 18 años; su mirada esta más determinada por los relatos a los que tiene acceso, que proceden en su mayor parte de las redes sociales, el cine y la TV. El film logra generar tensión en su últimos momentos y está bien construido, si olvidamos las pretensiones de contemplarlo con las elucubraciones de la clase intelectual neoyorkina. D.J.Caruso logra generar tensión y que los espectadores, durante unos minutos, se agarren con fuerza a su sillón.