Shutter island. Comentario.



Trauma es la palabra en torno a la cual se articula la diégesis del discurso del film de Martin Scorsese, Shutter Island, con la doble significación del término: griega, herida que sangra, y alemana, sueño. Dos historias, una real, la de un hombre acorralado por circunstancias letales que se han conjurado contra él y le han hecho enfermar de paranoia (locura colectiva, guerra, asesinato y muerte); otra ficticia, coartada alternativa que ha generado una mente inteligente ( afirmación en boca de todos los personajes) para no afrontar su realidad. Todo está orquestado magistralmente para introducir al espectador en ambos mundos, el thriller policial y lo surreal, gótico y onírico, con una mise en escène virtuosa, un uso de la cámara driscreto pero efectivo y un score envolvente, elemento narrativo que contribuye a generar un clima que nos lleva al infierno de Shutter Island. Otros artificios, como la semantización del color, contribuirán a confundir al espectador, introduciéndolo en dos mundos diferentes: el psiquiátrico, fríos marrones y grises, y los sueños deformados en tonos brillantes. Podemos enlazar esta cinta, un auténtico nine, con el final de El huevo de la serpiente de Bergman, en la que el Doctor Naehing (Max Von Sydow), que dirige la institución, es ese "Doctor Mabuse" (Fritz Lang) , su heredero el Dr. Baum ( más elaborado) y el Doctor Vergerus, del alemán, que realiza experimentos con seres vivos, mediante la administración de narcóticos , psicotrópicos o neurolépticos que producen locura ( no es casual que elija para este papel al actor fetiche de Bergman); su pronunciación de la lengua inglesa le delata como posible antiguo nazi. El Doctor Cawley (Ben Kingsley), que está al frente de los experimentos, los clasifica en intrusivos (lobotomías) y quimioterapeúticos, ambos destructivos de la psique humana; eran las prácticas de la época, que coincide con el Comité de Actividades Norteamericanas. Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio) es el paciente más peligroso porque entiende todo el proceso. Pero Escorsese, aunque de origen italiano, es un cineasta de los Estados Unidos, y los primeros quince minutos nos remiten a Hammett o Patricia Highsmith, entre otros y al film noir de la época, en la que unos teóricos policías judiciales acuden a la isla a investigar la desaparición de una paciente. Desde el principio Teddy Daniels luce una tirita en la frente, que te inquieta todo el tiempo; confiesa a su compañero que lo que le lleva a la isla es la búsqueda de un pirómano que ha quemado su casa con la consecuencia de la muerte de su mujer por inhalación de humos, no quemada, obsesión que repite obstinadamente. Pero sus sueños (traum) van revelando progresivamente el autoengaño del protagonista y los monstruos que su mente ha generado: el fantasma de una niña, una mujer que ha asesinado a sus hijos, una psiquiatra (Rachel Solando), víctima de sus prácticas, matanzas de nazis... Pero ha borrado de su mente, mediante el armazón de una historia alternativa tan creíble que envuelve al espectador hasta engañarlo totalmente, a sus tres hijos, asesinados por su mujer, Dolores (Michelle Williams), uno de los cuales es la niña que se le aparece constantemente recriminándole su ceguera que le ha impedido salvar a ella y a sus hermanos. Las dos líneas son muy interesantes: la que nos conduce a través de los experimentos de los científicos nazis, que Teddy conoció durante su participación en la Guerra Mundial y en la liberación de los presos de los campos de concentración (casi su única verdad) y otra que nos introduce en las prácticas psiquiátricas de la época y en la persecución de comunistas por el Comite de Actividades Antiamericanas creado por McCarthy. Teddy Daniels, víctima de la paranoia de una época, ( que quizás se esté produciendo ahora, tras el 11-S, por eso tanta referencia a Bergman y a su huevo de la serpiente), ha sufrido diversos traumas (heridas que sangran abundantemente), que no podrá superar, por lo que acabará siendo lobotomizado, en un faro (referencias góticas). ¿Se trata de una segunda intervención, lo que explica la tirita de la frente?; según los doctores lleva ya dos años en el centro. Yo me inclino, con riesgo de equivocarme, por esta interpretación. La mayor coartada para su historia alternativa es la psiquiatra huida y perseguida por oponerse al sistema. La película dura 138 minutos, que no pesan, que te tienen atrapada por una ejecución genial todo ese tiempo. Escorsese logra el milagro: una síntesis entre el mejor cine europeo y el siempre buen cine americano, que conecta con Bergman y con el cine negro de los años cincuenta. Investigación de crímenes y reflexión sobre la incubación del huevo de la serpiente, dos discursos que se alternan y te atrapan de principio a fin, de tal manera que muchos espectadores inteligentes no saben qué carta jugar. Estoy de acuerdo con Carlos Boyero cuando afirma que se pierde un poco en el intrincado mundo onírico (quizás desorden intencionado y buscado por el autor), que queda enmarcado entre un principio y un fin inmejorables en su ejecución. Martin Escorsese nos brinda su mejor trabajo en mucho tiempo, en un film que conecta con la Nouvelle Vague y su mayor aportación: el cine de autor. Pero esto lo logra sin renunciar a su herencia americana y la cultura de la action que la caracteriza. El autor reconoce las influencias de Fritz Lang, Hitchcock y Sam Fuller; si lo enlazo con Bergman es porque este autor es el que introduce al doctor maligno con fines políticos más sofisticados y experimentos con la mente humana, como hace Escorsese al asociar dichos crímenes con los nazis y el macarthismo. Este curso cinematográfico ha dejado dos grandes obras para la posteridad: Teniente corrupto de Herzog y Shutter Island de Escorsese. En nuestro país apuesto por Ágora de Amenabar, que también logra una síntesis entre la forma de hacer americana y las reflexiones culturales europeas; nunca le agradeceremos bastante el que diera a conocer al mundo a una mujer que hasta ahora estaba en el rincón de la historia.

dimecres 22 de setembre de 2010

Hoy se ha producido una novedad importante para los que amamos el cine: la salida al mercado del DVD de Shutter Island de Martin Escorsese, lo que nos ha permitido disfrutar de una 'nueva película'. De acuerdo con el autor el guión permite diversas lecturas, pero la segunda vez que la ves, de la mano del director, de Leonardo DiCaprio y el psiquiatra James Gilligan, asesor de Scorsese, haces un viaje por el laberinto del cerebro humano, donde se generan los monstruos, el amor, el dolor, el odio... El film tiene como escenario la guerra psiquiátrica que se produjo en Estados Unidos a principios de la década de los cincuenta, en la que competían tres orientaciones distintas: 1. La quirúrgia, cuya práctica más usual era la lobotomía transorbital, encabezada en la ficción por el Doctor Naehring (Max Von Sydow), que consiste en insertar un picahielos por el ojo hasta el cerebro para desgranarlo. En aquella época, en la América real, el Doctor Freeman recorría el país convenciendo a todos sus colegas de la bondad de esta intervencion y realizando personalmente cuantas intrusiones físicas podía; las consecuencias negativas para el enfermo, que se convertía en un autómata sin recuerdos ni voluntad, convirtieron este remedio en símbolo de científicos locos o médicos trastornados, como el Doctor Fausto o el Doctor Frenkestein (según Gilligan). Nosotras, cuando vimos la película en el cine, (ver post en el blog) lo relacionamos con los doctores malignos de la tradición del cine alemán y sueco (Dr.Mabuse, Doctor Verguerus). De hecho cuando Teddy Daniels entra por primera vez en el recinto que ocupan los psiquiatras, decorado con gran lujo, ve en la pared una cuadro que representa a Hitler; Teddy relaciona las investigaciones que se realizan en Sutter Island con el Comité de Actividades Antiamericanas, y se monta una historia tan verosímil que muchos la prefieren a la de Scorsese. 2. La farmasicológica, que consiste en la administración de thorazina y litio, que hoy se usa en los trastornos de personalidad, pero que entónces tenía efectos secundarios graves. 3. La radical, defendida por el Doctor Cawley ( Ben Kignsley ), con la ayuda del Doctor Lester Sheeman, que se basa en un tratamiento psicoanalítico, sin fármacos, conducente a que el enfermo reconozca el trauma, con el argumento de que las heridas crean los monstruos que han originado su enfermedad. En este caso fracasará y deberá entregar al paciente a su oponente el Doctor siniestro. Hemos dicho ya muchas veces que los americanos no tienen ningún temor a analizar sus principios como pueblo y asociarlos con la criminalidad; Como ocurrió con el Imperio Romano, cuyos orígenes míticos narra Tito Livio en An urbe condita, según los cuales sus fundadores, Rómulo y Remo, fueron amamantados por una loba (aunque Livio matiza y asocia loba a prostituta), Escorsese hace decir a su protagonista que a él lo criaron los lobos. Es un hombre entrenado para ser violento, que participa en la Segunda Guerra Mundial y después ejerce como policía judicial. Su mujer sufre enajenación mental que él no quiere ver, hasta que se encuentra a sus hijos muertos, víctimas de un homicidio ' altruista', como le llama el Doctor Cawley, que comete una madre cuando quiere evitar el dolor de sus hijos. Pero Teddy no acepta esta realidad y crea una personalidad múltiple, que gira en torno a cuatro nombres, cuatro monstruos inventados: Andrew Laeddis, Rachel Solando, Dolores Chanal y Edward Daniels, que son anagramas entre sí: todos tienen trece letras. Él, en realidad, es Andrew Laeddis. Acabará suicidándose simbólicamente, de manera voluntaria; Su argumento es: ¿Qué sería peor vivir como un monstruo o vivir como un hombre bueno ? La segunda vez que ves el film, tras el making of (lujo que te puedes permitir, sin hacerte a tí mismo spoiler ), observas con claridad , como afirma Scorsese, lo que no habías visto la primera: la actitud de temor de guardias y personal auxiliar, o de relax cuando médicos y enfermeras comparten un rato de ocio con los pacientes; las habitaciones en que duerme, la ropa que lleva...; la tirita en la frente ( resultado de una intervención o productos de una lesión en algún forcejeo) ya la habíamos visto. El compañero policía no es otro que su psiquiatra Lester Sheehan. Toda la historia es producto de un montaje realizado por un ser inteligente, lo que le hace más peligroso, para no hacer frente a la realidad. Las guerras tienen efectos secundarios graves para los que intervienen en ellas; desde las guerras mundiales, pasando por Vietnam y llegando a Yugoeslavia e Irak, miles de cadáveres vivientes arrastran sus almas en pena por el mundo. Unos cometen crímenes horrendos ( El valle de Elah de Paul Haggis), o acaban en terribles psiquiátricos, en los que cabe la duda de que se experimente con ellos (¿Es una alucinación de Teddy, o no ? ). Como dice Scorsese la cinta tiene muchas lecturas, y depende, como siempre de la experiencia del que la ve; de momento hemos visto dos posibilidades ¿reales o ficticias ? Ambas son coherentes, y en la metadiégesis sería verosimil pensar que efectivamente se cometen crímenes en Shutter Island y que se somete a un tratamiento al investigador, generándole un trastorno múltiple que no le hará creíble ante nadie. Pero esto es pura imaginación, aunque constituye un discurso paralelo bien hilado.


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