Roman Polansky. Repulsión.
Polansky penetra en la psicología de su personaje, que privado de la protección pseudomaterna ( la hermana realiza este papel), cuando ésta la deja sola para realizar un viaje con su amante, comienza a desmoronarse mentalmente, sufriendo una serie de alucinaciones nocturnas que la desequilibrarán definitivamente y le conducen a la comisión de unos crímenes, en un caso por el simple asco que le produce el contacto carnal con un hombre verdaderamente enamorado de ella y en otro por una auténtica agresión sexual que le retrotrae al pasado.
El director, como un auténtico mago de la cinematografía, hace partícipe al espectador de lo que los propios actores (su hermana, compañeras de trabajo, novio…) desconocen: la agresión sexual sufrida en la niñez y los efectos secundarios ejercidos sobre su personalidad. ¿Cómo lo hace? En la última secuencia la cámara recorre la estancia y se detiene ante una fotografía, que ya ha mostrado en otras ocasiones, se acerca progresivamente a la foto de la niña y siguiendo la dirección de sus ojos, inyectados de odio, nos lleva a la imagen iluminada de su agresor.
En muchas ocasiones estos hechos se producen en el ámbito 'doméstico' ante el silencio cómplice o la mirada desprevenida de sus habitantes.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!