Heat. Michael Mann.



Heat: dos modos de vida, dos actores míticos, dos personajes. Un duelo entre dos expectativas vitales: la del hombre prudente, sumiso, funcionario de la policía, experto detective de la división de robos y homicidios, Vincent Hanna / Al Pacino, y la del que pesca en el centro de la corriente, arrastrado por sus remolinos, cuya vida no tiene límites a excepción del riesgo, emblematizado por Neil McCauley/Robert de Niro. El primero sueña con la muerte que presencia habitualmente, el segundo con que aún le queda tiempo para culminar su obra maestra. La cuestión queda reducida a quién y qué vencerá en el combate final y a ello se entregarán intensamente ambos personajes; Hanna no persigue sólo a un delincuente, sino su forma de vida, y en esta guerra no habrá cuartel. No importa que la calle esté repleta de ciudadanos, la policía se empleará a fondo en una autentica batalla campal para imponer la ley al insumiso. Secuencia espectacular en la que interviene también Val Kilmer y se destrozan un buen número de coches. Pero el duelo final , en el que sólo uno de ellos podrá sobrevivir, será entre los dos protagonistas, sin testigos, entre las pistas del aeropuerto de Los Ángeles, mientras despegan los aviones.


La entrevista que mantienen a instancias del policía, que quiere conocer al hombre que pretende matar y al que admira en el fondo, es reveladora. Hanna es un hombre desengañado, fracasado en sus relaciones de pareja, que vive una vida pequeño-burguesa, que califica como 'normal'. McCauley conoce el riesgo que corre y que no puede aferrarse a nada ni a nadie, pero goza de absoluta libertad. Ambos hacen lo que mejor saben hacer y no pueden ni quieren cambiar de oficio. Aunque Neil se enamora no es la mujer la que le derrota, sino su afán de no dejar cabos sueltos; Vincent se apoya en los aparatos policiales del estado como la solución vital para no salir derrotado en lo único que saber hacer bien y por lo que ha pagado una buena factura en su vía íntima y personal. La réplica de La Piedad de Miguel Ángel que abre el film es una alegoría de un sentimiento ausente en esta guerra total por la supervivencia.

Film muy actual en una sociedad en la que amplios sectores pueden mirar hacia otra parte con la única condición de que el amante de lo ajeno triunfe, goce de buenas casas, con enormes piscinas y se desplace en coches de lujo. El funcionario, resentido y amargado, representa a otro sector que ve que el trabajo bien realizado y entregado tiene poco relumbrón social y mucho desgaste emocional. Hanna quiere conocer de cerca al hombre que representa el lado oscuro del triunfo social. En todos los casos las mujeres vencen sus conatos de rebeldía y permanecen fieles a sus hombres, aunque todas ellas hayan tenido amantes para atraer su atención, postura que verbaliza la mujer del detective. Son el contrapunto de la femme fatale del cine negro clásico; no conducen al hombre a la desgracia, sino que en último extremo lo salvan de ella.

Magnífica actuación de estos dos monstruos de la pantalla, apoyada en un reparto impresionante, en el que se incluyen Val Kilmer, John Vought, Ashley Judd, Natalie Portman, entre otros.

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