Antes que el diablo sepa que has muerto. Sidney Lumet.
Ficha técnica:
Año: 2007
País: EE.UU.
Duración: 116 minutos
Dirección: Sidney Lumet.
Guión: Kelly Marterson.
Fotografía: Ron Fortunato, A.S.C.
Música: Carter Burwell.
Ficha artística:
Reparto: Albert Finney, Philip Seymour Hoffman, Ethan Hawke, Marisa Tomei, Brian F. O'Byrne...
Sinopsis:
Desesperados por conseguir dinero fácil, dos hermanos de clase burguesa. Andy ( Philip Seymor Hoffman), un ambicioso hombre de negocios casado con una mujer florero y adicto a la heroína y Hank (Ethan Hawke), cuyo sueldo se va casi íntegramente en pagar la pensión de su ex mujer y su hija, conspiran para llevar a cabo un atraco perfecto: asaltar la joyería de sus padres en Wetchester, Nueva York,, sin violencia ni armas y después cobrar el seguro sin problemas. Pero las cosas no salen de acuerdo con lo previsto.
Es difícil hablar de un film que ha recibido un elogio tan universal. Un melodrama con tintes de cine noir . Sidney Lumet era un director que no tenía miedo a las palabras, que se consideraba un trabajador que hacía películas de género e intentaba desmitificar la profesión, pero que nos dejó obras como Doce hombres sin piedad, ( su opera prima) Network o Serpico. La historia, para Lumet, debe nacer de los personajes. El director es un gran conocedor de la naturaleza humana, experiencia visible en innumerables momentos del film; si un persona es de cierta manera, tendrá un destino inevitable. Pero en la tragedia las cosas no funcionan así: el melodrama tiene unas pautas muy concretas y los personajes tienen que adaptarse a ellas y justificar la historia y hay que preguntarse qué tipo de persona se adaptaría mejor al guión.
El drama se produce en el seno de una familia burguesa que creía que la educación que había dado a sus hijos permitiría que nada se saliera del guión. En el film no cuenta el pasado, no se explicita por qué los hijos no han seguido con el negocio familiar; la vida es impredecible y puede cambiar las reglas del juego y nadie está preparado para estos cambios. En el fondo es una crítica a este tipo de familias, poco unidas, que apenas se comunican y a los que une la tragedia, en la que afloran todas las contradicciones, traiciones, traumas y rencores.
El personaje de Andy (Philip Seymour Hoffman) es frío, aunque cariñoso con su esposa y su hermano. Su meta es triunfar en la vida, tener éxito y escapar; Hank (Ethan Hawke) es un perdedor infantil y no muy listo. Gina, (Marisa Tomei) mujer de Andy, mantiene un trío amoroso con los dos hermanos; es un tipo de mujer que sólo piensa en sí misma, en sus miedos, su debilidad, su victimismo. Mujer florero no muy inteligente. Lumet pone en evidencia que la gente que se conoce mucho tiempo desarrolla una intimidad, saben como funciona la mente del otro, sus debilidades, lo que les consuela pero a la vez no les deja crecer. Pero además incide en el egoísmo humano que presiona en pro de sus propios intereses a otros que ya no pueden aguantar más, lo que con frecuencia desencadena dramas y en casos extremos incluso tragedias.
El film es actual en la forma, lo que es un mérito más para un hombre que nació en 1924. Está fragmentado temporalmente, retrocediendo y avanzando en el tiempo, más que para reflejar la acción, que se produce al comienzo de la ficción, para representar las motivaciones de los personajes, sus reacciones emocionales, la sordidez cotidiana y los desencadenantes del melodrama. Las transiciones temporales, recurrentes y remarcadas en el propio guión, se producen con la edición de planos montados a un ritmo vertiginoso, que conectan con la rabia que destila la historia.
Sinopsis:
Desesperados por conseguir dinero fácil, dos hermanos de clase burguesa. Andy ( Philip Seymor Hoffman), un ambicioso hombre de negocios casado con una mujer florero y adicto a la heroína y Hank (Ethan Hawke), cuyo sueldo se va casi íntegramente en pagar la pensión de su ex mujer y su hija, conspiran para llevar a cabo un atraco perfecto: asaltar la joyería de sus padres en Wetchester, Nueva York,, sin violencia ni armas y después cobrar el seguro sin problemas. Pero las cosas no salen de acuerdo con lo previsto.
Es difícil hablar de un film que ha recibido un elogio tan universal. Un melodrama con tintes de cine noir . Sidney Lumet era un director que no tenía miedo a las palabras, que se consideraba un trabajador que hacía películas de género e intentaba desmitificar la profesión, pero que nos dejó obras como Doce hombres sin piedad, ( su opera prima) Network o Serpico. La historia, para Lumet, debe nacer de los personajes. El director es un gran conocedor de la naturaleza humana, experiencia visible en innumerables momentos del film; si un persona es de cierta manera, tendrá un destino inevitable. Pero en la tragedia las cosas no funcionan así: el melodrama tiene unas pautas muy concretas y los personajes tienen que adaptarse a ellas y justificar la historia y hay que preguntarse qué tipo de persona se adaptaría mejor al guión.
El drama se produce en el seno de una familia burguesa que creía que la educación que había dado a sus hijos permitiría que nada se saliera del guión. En el film no cuenta el pasado, no se explicita por qué los hijos no han seguido con el negocio familiar; la vida es impredecible y puede cambiar las reglas del juego y nadie está preparado para estos cambios. En el fondo es una crítica a este tipo de familias, poco unidas, que apenas se comunican y a los que une la tragedia, en la que afloran todas las contradicciones, traiciones, traumas y rencores.
El personaje de Andy (Philip Seymour Hoffman) es frío, aunque cariñoso con su esposa y su hermano. Su meta es triunfar en la vida, tener éxito y escapar; Hank (Ethan Hawke) es un perdedor infantil y no muy listo. Gina, (Marisa Tomei) mujer de Andy, mantiene un trío amoroso con los dos hermanos; es un tipo de mujer que sólo piensa en sí misma, en sus miedos, su debilidad, su victimismo. Mujer florero no muy inteligente. Lumet pone en evidencia que la gente que se conoce mucho tiempo desarrolla una intimidad, saben como funciona la mente del otro, sus debilidades, lo que les consuela pero a la vez no les deja crecer. Pero además incide en el egoísmo humano que presiona en pro de sus propios intereses a otros que ya no pueden aguantar más, lo que con frecuencia desencadena dramas y en casos extremos incluso tragedias.
El film es actual en la forma, lo que es un mérito más para un hombre que nació en 1924. Está fragmentado temporalmente, retrocediendo y avanzando en el tiempo, más que para reflejar la acción, que se produce al comienzo de la ficción, para representar las motivaciones de los personajes, sus reacciones emocionales, la sordidez cotidiana y los desencadenantes del melodrama. Las transiciones temporales, recurrentes y remarcadas en el propio guión, se producen con la edición de planos montados a un ritmo vertiginoso, que conectan con la rabia que destila la historia.
La crítica es muy positiva y le atribuyen calificativos como memorable, digna de estudio, cine de primera categoría, magistral...
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