Con los ojos cerrados (The happy ending) .Richard Brooks,











Ficha técnica:
Título original: The happy ending.
País EE.UU.
Año 1969
Duración: 117 minutos aproximadamente.
Guión y Dirección: Richard Brooks.
Música: Michel Legrand.
Director de fotografía: Conrad Hall A.S.C.
Asistente del Director: Tom Shaw.
Productora: Pax Enterprises.







Ficha artística:
Jean Simmons
John Forsythe.
Shirley Jones.
Lloyd Bridges.
Teresa Wright.
Dick Shaw
Nanette Fabray.
Robert Darin.
Tina Louise.
Kathy Fields.
Karen Steele.

Sinopsis:

Mary Wilson ( Jean Simmons), una mujer soñadora y amante del cine, se casa muy enamorada con un prestigioso abogado, Fred ( John Forsythe), con el que tiene una hija. Pero el matrimonio no satisface, con su cotidianeidad y sus pequeñas miserias e infelicidades, los anhelos de una mujer que aspira a un desarrollo integral y una vida plena. Transcurridos quince años en los que ha tenido como compañeros a los barbitúricos y el alcohol, decide que aún le queda tiempo para ser feliz y acabar los estudios que abandonó para casarse. El happy end que propone Richard Brooks, a la sazón casado con la protagonista, Jean Simmons, no es nada convencional ni acorde con el modo de representación institucional.

Comentario:

Es curioso que un film que penetra como pocos en la psicología femenina haya sido calificado por muchas páginas de cine con la etiqueta de drama, subgénero: alcoholismo, que no conecta con la disciplina de género de gran solvencia en paises anglosajones (EE.UU e Inglaterra), que disponen de Cátedras Universitarias, Editoriales y Librerías especializadas, que desvelan el llamado por Noél Burch Modo de Representación Institucional. Tampoco se puede pasar por alto el año de la realización de la película, 1969, en plena Revolución del Amor.

Si en un primer momento, las mujeres excluidas del ámbito público y de la ciudadanía de forma sistemática en los paises democráticos, se dedicaron a legitimar y organizar las políticas de inclusión (defensa del derecho al voto de sufragistas y socialistas), en las décadas de los sesenta/setenta, en la llamada segunda ola del feminismo, resultado del Mayo Francés del 68, y coincidiendo con otros 'despertares', como la Frauenliteratur, se fundamentó la necesidad de establecer mecanismos sociales y políticos capaces de romper la dinámica del sistema patriarcal, como la discriminación positiva y las cuotas. Pero como ocurre siempre el hombre llega tarde, y cuando se planteban estas cuestiones, el feminismo radical ya estaba volviendo su mirada hacia el análisis de la esfera privada, que había permanecido a la sombra en los enfoque anteriores, bajo el lema de lo personal es político.








La mujer, en este caso Mary Wilson, recluída en su esfera privada, es la encargada de procrear, sostener emocionalmente el hogar, cuidar a la familia...y renunciar a sus sueños como ser humano. Mientras, el marido goza de total libertad de movimientos, realiza su trabajo fuera de casa, y no está cuando más se necesita al 'compañero'. Richard Brooks no hace un panfleto, relata la crónica de un desengaño, una desmitificación dura del matrimonio, en boca de Sam (Lloyd Bridges), amante de la antigua amiga de Mary: "El matrimonio es el sueño americano, y a él están vinculados el amor y el dinero; las bodas son un gran negocio del que depende la economía del país. Antaño la gente ahorraba para casarse, ahora hay créditos para el consumo (deudocracia, como denominan los griegos a esta sociedad), que hacen florecer tiendas, transporte, edificios, fábricas. El matrimonio representa sexo, belleza, lujo, perfumes, diamantes, y toda clase de regalos; establecida la institución del hogar, se fomenta todo tipo de negocios: albañiles, pintores, fontaneros, secadoras, radios, televisiones. Mas de treinta mil millomes de dólares (de 1969). Un divorciado es una blasfemia financiera. Solteros, divorciados y homosexuales no rinden económicamente."
Constantes flasbacks nos muestran que el matrimonio de Mary es una farsa, en la que no faltan las infidelidades, los silencios, el alcohol, los tranquilizantes, liftings, gimnasios para mantener la juventud e incluso los intentos de suicidio. Incapaz de seguir manteniendo esta mentira que le precipita a una muerte física y psíquica prematura, Mary huye, el día en que hipócritamente se celebra su aniversario de boda, a Nasáu. Antes le había dicho a su marido que se iba con Humpphrey Bogart o Peter Lorre, porque muertos y sepultados estaban más vivos que ellos. Vive la esquizofrenia de no poder querer al hombre que quiere, de no poder vivir con él ni sin él que muchas mujeres entenderán, y necesita romper ese círculo. Su amiga le aconseja que se lance a la vida con los ojos cerrados.

Vuelve a su país y decide empezar una vida nueva, sola, desde abajo, buscar empleo y acabar sus estudios. Cuando el marido va a buscarla y le propone volver con él, preguntándose en qué ha fallado, ella le hace una simple pregunta: "¿Si fueras libre te casarías otra vez conmigo? No hay respuesta.

El film es una gran homenaje, un tributo al cine, hecho desde el propio cine, esa ventana abierta al mundo, y especialmente al film Casablanca; Mary viste a menudo como su heroina, con sombrero y gabardina La televisión es el único contacto con el exterior para un ama de casa recluida en su hogar. Fred le pregunta a Mary que se siente trabajado, Ella contesta: "llevo haciéndolo 16 años". Éstas son las propuestas de Richard Brooks en 1969. Me pregunto si se haría hoy una película semejante.





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