Se divorcia él, se divorcia ella. Waris Hussein.


Ficha técnica:

Título original: Divorce his,divorce her, para la TV.
Guión: John Kopkins.
País: EE.UU/Gran Bretaña.Gran Bretaña.
Año: 1976.
Duración 73 minutos.
Dirección: Waris Hussein.
Música: Stanley Hyers.
Director de fotografía: Ernst Gabor, Wild Pogany.
Editor: John Blom.
Vestuario de Elizabeth Taylor: Edith Head.
Maquillaje Elizabeth Taylor: Alberto de Rossi.
Maquillaje de Richard Barton: Ron Berkeley.
Casting : Irene Lamb.
Productor ejecutivo: John Heyman, Patrick Drom Goole.
Diseño de producción: Roy Stannard.
Supervisor de producción: Derech Kovanach.
Compañías: Asocaite producer Mike Towers, Bavaria Studios.
Dirección: Waris Hussein.

Intérpretes:

Elizabeth Taylor, Rihard Burton, Carrie Nye, Barry Foster, Gabriele Ferzetti, Daniela Surina.


Sinopsis.

Inteligente e ingeniosa visión del matrimonio y del fracaso matrimonial. Una pareja que leva casada treinta años se encuentra al borde del divorcio. Este film corresponde a la primera parte de la breve serie televisiva, en la que el marido da su paricular visión de los problemas de la pareja.

Comentario.

Para ser justos es preciso señalar que la cinta ha llegado en unas condiciones penosas, lo cual puede dar lugar a algún pequeño error de análisis. Y digo pequeño, porque la edición es penosa, los flasbachs están montados, al menos aparentemente, por un desconocedor del oficio, y el universo de los divinos, representado por el matrimonio, sujeto en la vida real a diversas crisis, que pueden dar al film un carácter autobiográfico, resulta decadente si tenemos en cuenta que en 1971 George Lucas había realizado la muy vanguardista THX 1138, y estaba a punto de regalar al mundo una trilogía que iba a cambiar para siempre el cine y a derribar a estos dioses de su Olimpo.

Cada uno de ellos va a compañado por su técnico de vestuario y maquillaje, Liz Taylor nada menos que asesorada por Edit Head, que poco podía hacer ya para salvar los restos del naufragio. Este filme, realizado para la TV, crónica del crepúsculo de los dioses y realizada ad usum de estos príncipes es ,además de caduca, inverosímil e inadecuada para su tiempo; trama enrevesada, en la que una familia que vive cómodamente en la Ciudad Eterna, sin importarle de dónde proceden los fondos para una vida tan disipada, reacciona en bloque contra el pater familias (Richard Burton), porque no tiene escrúpulos para ponerse al servicio de un régimen corrupto, de un país africano de gente de color, y pretenden el ideal de vivir como reyes practicando el dolce farniente; el repelente hijo, de look 'progre', le sonsaca un buen montón de dinero, tras haberse mostrado digno y despectivo con un padre que nunca está en casa.

La película con el peor tratamiento visual, un Burton hierático y presudo-digno, y una Liz Taylor que pretende emula a la gata sobre el tejado de cinc, pero que ya no convence, muestran no sólo un modo de vida afortunadamente olvidada por amplios sectores de la población, sino una forma de hacer más decadente todavía; aquello de que el ojo de la cámara sustituye al del espectador, que expresara tan bien Buñuel en El perro andaluz, no parece que forme parte del background de los realizadores, dispuestos a contarnos con unos diálogos surrealistas, que quizás tengan sentido en esta clase ociosa, todo lo que sienten los personajes, que la verdad, no me importa nada. Los cineastas actuales saben que el fondo y la forma están indisolublemente unidos, y que el cine es renovador no sólo por lo que dice sino por cómo lo dice.



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