Graeme Revell.



1 de enero de 2012. Comienza un nuevo año, al que algunos  no han podido acceder. Es una convención humana, que tiende a tratar el tiempo de forma circular, cuando su trayectoria es absolutamente lineas, pero desde este constructo emotivo, tras una noche de excesos y celebraciones, el mundo se levanta con resaca  y dedica  sus primeras horas a la terapia de la música. Siguiendo esta costumbre, voy a recordar a Graeme Revell, un  músico que trabaja para el cine, el gran Mecenas de la actualidad.

Como les ha sucedido, sucede y sucederá a tantos otros atraídos por las bellas artes,  consideradas una pérdida de tiempo desde los que practican un pragmatismo a ultranza, comenzó graduándose en la Universidad de Auckland en ciencias económicas y políticas, pero, conseguido cierto estatus, ha terminado haciendo lo que le gusta. Se dio a conocer como músico con el score de Calma total (1989) y por el galardón obtenido en  Venecia  (1997) a la mejor música, por la  Caja china  de Wayne Wang. Desde entonces ha trabajado con los cineastas más prestigiosos como John Woo, Wim Wenders, Robert Rodriguez, Ted Demme o Michael  mann.

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