La nostra vita.
Ficha técnica:
Título
original: La nostra vista.
País:
Italia/Francia.
Año: 2010.
Duración: 98
minutos.
Director:
Daniele Luchetti.
Guión: Stefano
Rulli, Sandro Petraglia y Danielle Luchetti.
Dirección de
fotografía: Claudio Collepiccolo. Color.
Música: Franco
Piersanti.
Dirección
artística: Giancarlo Basili.
Montaje: Mirco
Garrone.
Productores:
Riccardo Tozzi, Giovanni Stabilini,
Marco Chimenz y Fabio Conversi.
Compañías:
Cattleya Film, Babe Films, Rai Cinema.
Intérpretes:
Elio Germano:
Claudio,
Raoul Bova:
Piero,
Isabella
Ragonese: Elena,
Luca
Zingaretti: Ari,
Stefania
Montorsi: Liliana,
Giorgio
Colangeli: Porcari,
Alina Madalina
Berzunteanu: Gabriela,
Marius Ignat:
Andrei,
Ahmed
Hafiene: Copertone,
Awa Ly : Celeste,
Emiliano Campagnola: Vittorio.
Sinopsis:
Un obrero de la construcción, Claudio (Elio Germano) vive una vida placentera, con su mujer y sus hijos, hasta que ésta muere en el parto de su hijo, y da un giro radical a su vida. Crítica.
La nostra vita es una metáfora de la crisis económica, ética y de valores que está desangrando y tocando de muerte a muchos países del viejo continente, entre los que se encuentran Italia y España, países que han crecido merced a la economía sumergida, la corrupción en forma de comisiones y la especulación inmobiliaria, a la que ahora se une la burbuja que está creando la especulación en torno a la deuda de estos países, que, como ocurrió con la burbuja inmobiliaria, todos saben que no van a poder pagar. El nuevo mantra es que el dinero lo arregla todo, y muchos han intentado hacer dinero fácil y rápido, para situarse al nivel del que lo tiene o lo ha logrado, sea cual sea el procedimiento.
Claudio de Rosa forma parte de este mundo. Es
un obrero de la construcción que disfruta de una vida feliz, una mujer guapa
que le quiere, Elena (Isabella Ragonesse), de la que espera un nuevo hijo,
buena casa, buen coche, amigos y familiares…hasta que Elena muere en el parto
de Vasco (en honor del cantante social Vasco Rossi). Para compensar la pérdida
de la madre, Alejandro se endeuda para satisfacer todas las necesidades de sus
hijos, llegando a pedirle dinero a la mafia.
Cámara al hombre, el realizador sigue imperfectamente los
movimiento de los personajes, sin querer vulnerar el derecho a la intimidad,
hasta tal punto que con frecuencia se salen del encuadre. Joaquín Torán define a Luchetti como un cineasta
verista, casi neorrealista al estilo Passolini, que ha sabido hacer llegar su
mensaje en el momento pertinaz. Hace una radiografía del sentido de los
italianos de pertenencia a la comunidad y al núcleo familiar, con tintes
humanos y descarnados.
El libreto (…) muestra su fortaleza (de Claudio) justo donde
la tiene que demostrar: en los condicionantes
vitales que arrastran al protagonista a comportarse como la persona que
no es, o que aspira a ser, o que en el fondo siempre ha sido, en pos de la
felicidad de sus hijos. Condicionantes que le llevan a reflexionar en voz alta:
“Qué haces con el dinero? Te compras cosas. Si no puedes mostrarlas, ¿para qué
te las compras?. Hoy en día mostrarlo es todo. (Joaquín Torán. Qué bello es
vivir. Dirigido por número 424. Julio/Agosto 2012. Págs. 38/39).
Daniele Luchetti incita a vivir y disfrutar al máximo de la
vida, al carpe diem, a sonreír ante la adversidad (¡Qué se lo digan a
los griegos y a los parados italianos y españoles!).
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!