Blanco perfecto.




Ficha técnica:

Título original: Gun Shy,
País:  Estados Unidos.
Año: 2000
Duración: 100 minutos.
Dirección: Erik Blakeney.
Guión:  Eric Blakeney.
Casting: Laurel  Smith.
Director de Fotografía: Tom Richmond.
Música: Rolfe Kent.
Editor: Pamela Martin.
Productor: Sandra Bullock.
Co-producer: Marc S.Fischer.
Diseño de Producción: Maher  Ahmad
Vestuario: Mary Claire Hannan.
Fortis Films Production






Intérpretes:

Liam Neeson: Charlie,
Oliver Platt: Fulvio Nesstra,
Sandra Bullock:  Judy Tipp,
José  Zuniga: Fidel Vaillar,
Richard Schiff: Elliott,
Andy Lauer: Jason Cane,
Mitch Pileggi: Dexter Helvenshaw,
Paul Ben-Victor: Howard,
Mary McCormack:: Gloria Nesstra,
Frank Vincent: Carmine Minnetti,
Ben Weber: Mark,
Michael Mantell.: Dr. Bleckner.


Sinopsis:

Charlie Mayo (Liam Neeson) es un legendario agente de la DEA. Su historial es modélico, aunque, finalmente, sus nervios de acero le han fallado. El violento desenlace de la última operación le provoca una crisis que le lleva a plantearse la retirada. Pero está obligado a cumplir una nueva misión,  en la que se ha de enfrentar, a pesar del miedo que se ha apoderado de él, a un peligroso mafioso, Fluvio Nesstra (Oliver Platt). Flavio busca ayuda en un psiquiatra. En su grupo de terapia conoce a Judy (Sandra Bullock), una enfermera que le ayudará a curarse...enamorándose de ella.

Comentario: 

 Blanco perfecto es la  opera prima para la gran pantalla de un ex- roquero y guionista de televisión más tarde, Eric Blakeney   y también la última,  ante el rotundo y ruinoso  fracaso de taquilla. La película es muy difícil de clasificar, una mezcla de géneros, -policiaco, comedia-romántica, drama psicológico-, sin profundizar  en ninguno, y aunque se  acusa al film  de  previsible, es más bien plano, sin que Liam Neeson ni Sandra Bullock puedan hacer nada para dar mayor agilidad al guión. Un agente del FBI asustado, que necesita tratamiento psiquiátrico y ayuda médica, para curar todas las enfermedades psicosomáticas derivadas de su profesión, y un gángster que lo que quiere en realidad es dedicarse al cultivo de tomates, son los dos polos en torno a los que giran el resto de los personajes. La corrupción policial apenas ocupa unos minutos, y en conjunto la cinta recuerda aquella secuencia de El gran dictador, en la que Chaplin recorría las estancias dedicando un minuto a cada actividad: posar como modelo, dictar a la secretaria, soñar con su poder... De este modo es imposible implicar durante cien minutos a nadie, porque no le da tiempo a sintonizar con ninguno de los temas que se plantean.

Los gags son escatológicos,  (meadas y enemas), y casposos, como disparar en el sexo a uno de los gángsters que forma pareja gay con otro del grupo, lo que suscita un deseo muy controlado de venganza en la pareja; las humillaciones y vejaciones al potencial agricultor, por parte de su siniestro suegro no tienen la más mínima gracia, ni tan siquiera los amagos de chiste de los miembros de la terapia de grupo. Lo peor es que al parecer el director si que pretendía divertir a su público.


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