El rey de la comedia. Marin Scorsese.






Ficha técnica:

Título original: The new king.
País: Estados  Unidos.
Año: 1982.
Duración: 109.
Dirección: Martin Scorsese
Guión:  Periodista Paul D. Zimmerman.
Música: Robbie Robertson.
Montaje: Thelma Schoonmaker.
Dirección de Fotografía: Fred Schuler.
Productor: Arnon  Milchan.
20th Century Fox.

Intérpretes:

Jerry Lewis: Jerry Langford,
Robert De Niro: Rupert Pupkin,
Sandra Bernhard: Masha,
Diahnne Abbott: Rita Keane,
Shelley Hack: Kathy Long.
Martin Scorsese: Director del show de Jerry Langford.

Sinopsis:

Rupert Pupkin (Robert De Niro ), un don nadie que vive con su madre, a la que nunca vemos  (sólo oímos la voz de la madre de Scorsese, si vemos la película en versión original), está obsesionado en convertirse en  una gran estrella de la televisión, protagonizando su propio show de humor. Para lograrlo secuestra a  Jerry Langford, (Jerry Lewis),  cuyo programa es uno de los de mayor audiencia, con la ayuda de su desquiciada amiga Masha (Sandra Bernhardt), y, a cambio de su libertad, graba una actuación, con resultados sorprendentes. Aunque pagó su osadía con la cárcel, su autobiografía fue todo un éxito, y cumplida la pena, hizo realidad su sueño de tener su propio programa. (De Tomás Fernández Valentí. Martin Scorsese: Un infiltrado en Hollywood)


Comentario:

Scorsese realizó este film bajo una presión social, (huelga de directores), y personal;  su crisis íntima le hacía sentirse tan mal que  algunos días no llegaba al estudio hasta las dos y media de la tarde, lo que ejemplifica el lado oscuro del comediante que hace reír a su público, acción que hace compatible con una profunda depresión personal. Tomás Fernández Valentí incide en este aspecto, cuando afirma que es  una obra durísima y sin concesiones, alejada de los ambientes habitualmente retratados por el cineasta.

La trivialidad con que la prensa especializada trata las realizaciones cinematográficas, convirtió  la película  de Scorsese en un obra  incomprendida, curiosamente por la dificultad de encuadrarla en un género determinado, según denuncia Tomás Fernandez Valentí. Sin embargo en El rey de la comedia estan ya presente los personajes obsesivos y perturbados que pueblan la filmografía del cineasta, quizás aún más violentos que Travis (Taxi Driver); es una cinta cuidada visualmente, que combina escenas de la vida real del personaje con otras oníricas,  y  está admirablemente rodada, sin recurrir a  planos cortos. Respecto a esto no puedo resistirme a reproducir lo que dice Tomás Fernández Valentí: "Puede decirse que Pupkin no distingue la realidad de la fantasía, del mismo modo que tampoco lo hacen millones de personas de todo el mundo que consumen tele-basura, lo cual confiere a esta película, rodada a principios de los ochenta, un extraordinario valor premonitorio de lo que luego será esa monstruosidad del 'famoseo', el estrellato fácil y rápido de personas mediocres..."

Este razonamiento del crítico nos trae a la memoria otros ejemplos de cineastas vigilantes y atentos al mundo que les rodea, que han sido capaces,como Martin Scorsese, de advertir que con las condiciones que se están creando, visibles para cualquier observador interesado,se da la oportunidad  de abrir nuevas ventanas al mundo, como si de nuevos profetas, vaticinadores del futuro se tratara, cuando en realidad sólo miran con atención el mundo que les rodea, como Steven Spielberg y su premonitoria Miniority report, que advertía del riesgo de las medidas preventivas de Pre-crimen, o, muy recientemente, Joe Cornish en Attack the Block, que situó  revueltas juveniles en los mismos barrios londinense en los que se produjeron unos meses más tarde.

No es que estos directores sean una especie de brujos o adivinos, simplemente miran y ven donde se han creado ya las condiciones para que se produzca el  hecho o conflicto que  constituye el subtexto de sus películas. La desorientación general se traslada al protagonista del film, que confunde sus sueños con la realidad, imagina que su ídolo lo comprende, lo recibe, lo introduce en su programa y le da una oportunidad, llegando a visualizar imágenes de estas ensoñaciones; Scorsese  lo relaciona con  el protagonista de Psicosis de Alfred Hitchcock, 'por lo que tiene de visualización de un demente'.

Cuando al final de su monólogo declara ante su público que ha deseado ser  'rey por un día' y que tiene scuestrado a Jerry  Langford, el público ríe abiertamente, confundiendo de nuevo la realidad y la ficción de esta gran comedia del mundo. Tomás Fernández Valentí supo ver la verdadera causa del fracaso taquillero del film: se vendió como una comedia hilarante, lo que en realidad era un trágico análisis de la carrera de un titiritero, una comedia negra.

Martín Scorsese, al igual que otros directores como Alfred Hitchcock, suele representar un pequeño papel  en sus filmes. Aquí  interpreta  al  director del programa televisivo de Jerry Langford. No es exclusivo del cine el que sus creadores adopten posturas un tanto snob, que les dan ante su público la imagen ficticia que  de ellos mismos  quieren vender. En España existe un programa que lleva el mismo nombre que el film de Scorsese, en el que se ofrece  la oportunidad de darse a conocer a jóvenes comediantes que recitan sus monólogos ante la pequeña pantalla.


Tomás Fernandez Valentí da el sentido exacto a las imágenes con las que se inicia este vídeo: " Pupkin ensaya ante una  gigantesca foto de un público que parece que se está riendo con sus chistes, pero esa imagen no es real (el sótano de Pupkin no puede ser tan  enorme), sino una proyección de su mente perturbada"

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