Título original: Raging Bull.
País: Estados Unidos.
Año: 1980.
Duración: 128 minutos.
Dirección: Martin Scorsese.
Guión: Paul Schrader Robert y Mardik Martin, De Niro, Pete Petrella, A.K.A. Peter Savage y Joseph Carter.
Dirección fotografía: Michael Chapman ( B & W).
Música: Varios.
Montaje:Thelma Schoonmaker, que obtuvo un Oscar por este trabajo.
Productor: Irwin Winkler, Robert Chartoff.
Productor asociado: Peter Savage.
Productora: United Artists.
Intérpretes:
Cathy Moriarty: Vickie La Motta,
Lori Anne Flax: Irma
Joe Pesci: Joey, hermano de Jake La Motta,
Frank Vincent: Salvy,
Nicholas Colasanto: Tommy Como,
Theresa Saldana: Lenore,
Mario Gallo: Mario,
Frank Adonis: Patsy,
Joseph Bono: Guido,
Frank Topham: Toppy.
Sinopsis:
Toro Salvaje reconstruye la vida de Jake La Motta, un púgil nacido en New York en 1921, conocido, cuando triunfó, como el Toro del Bronx. Consiguió el título del campeón mundial de los pesos medios en junio de 1949, pero su conducta impulsiva y violenta y su afición a las juergas mermaron sus condiciones físicas y acabó perdiendo el título en febrero de 1951. Retirado del boxeo a finales de los cincuenta, La Motta engordó mucho, se arruinó y acabó dando con sus huesos en la cárcel durante una temporada, por dejar beber alcohol a una menor en su local, tras lo cual malvivió dando recitales humorísticos o fragmentos de obras de teatro en clubes nocturnos de ínfima categoría. Según Tomás Fernández Valentí, consciente del daño que había hecho a sus seres queridos, La Motta se 'castiga' dejando que su último gran contrincante, Sugar Ray Robinson (Johnny Barnés). (Tomás Fernández Valentí. Martin Scorsese: Un infiltrado en Hollywood. Ediciones Carena. Cine.2008)
Comentario:
Paul Schrader organiza la historia con una estructura circular, volviendo en la secuencia final al principio, con el boxeador, obeso y demacrado, ensayando ante el espejo de su camerino en el Barbizon Plaza de New York en 1964; situando en el centro de esta espiral el recuerdo del pasado y utilizando como instrumento un gran Flashback, retrocede a 1941, y va informando al espectador de la carrera de La Motta y sus consecuencias en las relaciones con las personas de su entorno: su hermano Joey (Joe Pesci), su entrenador y manager; la brusca ruptura con su primera esposa; su segundo matrimonio con Vickie (Cathy Moriarty); su relación con la mafia y el amaño de algún que otro combate, o el inicio de sus fracasos.
Aunque el blanco y negro respondió a una elección estética y semántica, pues el único color del film se concentra en unas películas domésticas, que recogen los tiempos en que todos eran felices, Scorse encabezó una operación de denuncia contra Kodak y el deterioro de las películas tratadas en Eastmancolor, maniobra en la que le siguieron amplios sectores de la industria. Probablemente no tardaría en pagar cara su acción.
Si bien no obtuvo el reconocimiento que merecía de la Academia de Hollywood, como ocurre con demasiada frecuencia cuando priman intereses oscuros para el conjunto del mundo del espectáculo, -directores, actores y público necesario-, se da la paradoja de que Toro Salvaje es uno de los veinticuatro films de los año ochenta que la Biblioteca del Congreso Americano seleccionó para el Registro Nacional del Cine, y el American Film Institute la consideró en 2007 la cuarta mejor película de todos los tiempos.
Pero lo más significativo es que en esta película , la obra maestra de Scorsese, el realizador modela al protagonista de su cine por excelencia, que renacerá en Taxi Driver, un hombre de carácter obsesivo, inmaduro y muy subjetivo, apoyándose en la cámara lenta para hacer partícipe a su público de los sentimientos que invaden a este personaje; otro de los aspectos destacables es el contraste que establece entre la vida cotidiana y los terribles combates de boxeo, así las interrelaciones que se producen entre ambas esferas existenciales, de modo que la lucha en el ring acaba expresando la evolución psicológica de Jake, adquiriendo cada vez mayor oscuridad, crueldad y sadismo.
Tomás Fernandez Valentí se hace eco en su libro de ciertos rumores que circulaban en el mundillo del cine acerca de que los fracasos de taquilla que padecieron algunos directores, (Scorsese. John Millius, Steven Spielberg, Brian de Palma, Coppola o Cimino), respondieron a un denominado 'golpe de estado' encabezado por Hollywood con la intención de truncar el deseo de independencia de esta generación de directores,que sufrieron estos estrepitosos descalabros. Pero el tiempo pone cada cosa en su sitio, y no sólo las instituciones no financieras han restablecido la justicia en los juicios,sino que todos estos realizadores castigados se han convertido en la estrella polar de los jóvenes cineastas. Esto no evita el sufrimiento de los actores implicados en el proceso, pero las 'revoluciones', incluidas las culturales, son imparables.
Cmrl.
Comentario:
Paul Schrader organiza la historia con una estructura circular, volviendo en la secuencia final al principio, con el boxeador, obeso y demacrado, ensayando ante el espejo de su camerino en el Barbizon Plaza de New York en 1964; situando en el centro de esta espiral el recuerdo del pasado y utilizando como instrumento un gran Flashback, retrocede a 1941, y va informando al espectador de la carrera de La Motta y sus consecuencias en las relaciones con las personas de su entorno: su hermano Joey (Joe Pesci), su entrenador y manager; la brusca ruptura con su primera esposa; su segundo matrimonio con Vickie (Cathy Moriarty); su relación con la mafia y el amaño de algún que otro combate, o el inicio de sus fracasos.
Aunque el blanco y negro respondió a una elección estética y semántica, pues el único color del film se concentra en unas películas domésticas, que recogen los tiempos en que todos eran felices, Scorse encabezó una operación de denuncia contra Kodak y el deterioro de las películas tratadas en Eastmancolor, maniobra en la que le siguieron amplios sectores de la industria. Probablemente no tardaría en pagar cara su acción.
Si bien no obtuvo el reconocimiento que merecía de la Academia de Hollywood, como ocurre con demasiada frecuencia cuando priman intereses oscuros para el conjunto del mundo del espectáculo, -directores, actores y público necesario-, se da la paradoja de que Toro Salvaje es uno de los veinticuatro films de los año ochenta que la Biblioteca del Congreso Americano seleccionó para el Registro Nacional del Cine, y el American Film Institute la consideró en 2007 la cuarta mejor película de todos los tiempos.
Pero lo más significativo es que en esta película , la obra maestra de Scorsese, el realizador modela al protagonista de su cine por excelencia, que renacerá en Taxi Driver, un hombre de carácter obsesivo, inmaduro y muy subjetivo, apoyándose en la cámara lenta para hacer partícipe a su público de los sentimientos que invaden a este personaje; otro de los aspectos destacables es el contraste que establece entre la vida cotidiana y los terribles combates de boxeo, así las interrelaciones que se producen entre ambas esferas existenciales, de modo que la lucha en el ring acaba expresando la evolución psicológica de Jake, adquiriendo cada vez mayor oscuridad, crueldad y sadismo.
Tomás Fernandez Valentí se hace eco en su libro de ciertos rumores que circulaban en el mundillo del cine acerca de que los fracasos de taquilla que padecieron algunos directores, (Scorsese. John Millius, Steven Spielberg, Brian de Palma, Coppola o Cimino), respondieron a un denominado 'golpe de estado' encabezado por Hollywood con la intención de truncar el deseo de independencia de esta generación de directores,que sufrieron estos estrepitosos descalabros. Pero el tiempo pone cada cosa en su sitio, y no sólo las instituciones no financieras han restablecido la justicia en los juicios,sino que todos estos realizadores castigados se han convertido en la estrella polar de los jóvenes cineastas. Esto no evita el sufrimiento de los actores implicados en el proceso, pero las 'revoluciones', incluidas las culturales, son imparables.
Cmrl.
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