Luís Buñuel. El discreto encanto de la burguesía
Ficha técnica:
Título original: Le charme discret de la bourgeosie.
País: Francia.
Año: 1972.
Duración: 100 minutos.
Dirección: Luis Buñuel.
Guión: Luis Buñuel & Jean-Claude Carrière.
Música: no tiene.
Fotografía: Edmond Richard.
Compañias: Coproducción Francia-Italia-España. Greenwich Film Productions, Jet Films, Dean Films.
Intérpretes: Fernando Rey, Paul Frankeur, Delphine Seyrig, Jean-Pierre
Cassel, Stéphane Audran, Michel Piccoli, Bulle Ogier, Julien Bertheau,
Milena Vukotic, Maria Gabriella Maione, Claude Pieplu, Muni, François
Maistre, Pierre Maguelon, Maxence Mailfort
Premios: 1972: Oscar: Mejor película de habla no inglesa.
Sinopsis:
El
embajador de un pequeño país sudamericano, Miranda, trafica con drogas
con unos burgueses de Francia. Cada vez que intentan quedar tienen un
problema. Cuando finalmente se citan para cenar, una serie de eventos
extraordinarios les hacen dudar sobre si son reales o producto de la
imaginación.
Crítica:
A
Luis Buñuel, contemplado como el creador del cine surrealista, con
películas como 'Un perro andakuz', escrita junto con Salvador Dalí, le
atraen las acciones y las frases que se repiten. En sus memorias afirma
que estaban buscando un pretexto para una acción repetitiva, cuando
Silberman les contó lo que acababa de ocurrirle: invitó a varias
personas a comer a su casa, olvidó hablar de ello a su mujer y que ese
mismo día tenía una cena fuera de casa. Los invitados llegaron hacia las
nueve, cargados de flores. Silberman no estaba. Encontraron a su mujer
en bata, ignorante, cenada ya y dispuesta a meterse en la cama. Esta
escena se convirtió en la primera de El discreto encanto de la burguesía.
No había más que proseguirla, imaginando diversas situaciones, en las
que sin forzar demasiado la verosimilitud, un grupo de amigos intenta
cenar juntos, sin conseguirlo (...) El sueño vino en nuestra ayuda, e,
incluso, el sueño dentro del sueño Luis Buñuel. Mi último suspiro. Luis Buñuel y Jean Claude-Carrière.
A partir de la realización de este film, Buñuel comenzó a trabajar con
una instalación de video, por la comodidad que supone el nuevo soporte
en los ensayos. Son frecuentes en su narrativa los personajes atrapados
en el tiempo, en un círculo que se cierra constantemente y del que no
pueden salir (El ángel exterminador). En este film la única vía
de escape, y en cierta medida explicativa del contexto político en que
se desenvuelven estos burgueses, son los sueños, que plantean vías
alternativas de salida a sus personajes: el encarcelamiento por sus
trapicheos, la venganza de la mafia de la droga, el encuentro con el
sargento sangriento... Pero al fin y al cabo los sueños sueños son, y
los protagonistas continúan su marcha por una carretera filiforme, de la
que no se desvían jamás. El pueblo los contempla como mimos arcaicos
del teatro.
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