Mátalos suavemente. Andrew Dominik











Ficha técnica:

Título original: Killing them softly.
País: USA,
Año: 2012.
Duración: 97 minutos.
Director: Andrew Dominik.
Guión: Andrew Dominik, basado en la novela 'Cogan's trade'  de George V. Higgins.
Casting: Francine Maisler, C.S.A.
Dirección de Fotografía: Greig Fraser.
Música: Varios.
Edición: Brian A.Kates, A.C.E.
Montaje: Curtiss Clayton.
Producción: Dede Gardner, Brad Pitt, Paula Mae Schwartz y Steve Schwartz. Anthony Katagas.
Productor ejecutivo: Megan Ellison, Marc Butan. Bill Johnson, Jim Seibel. Bob Weinstein y Harvey  Weinstein; Adi Shankar, Spencer Silna.
Co-productores: Roger Schwartz, Matt  Budman, Will French, Douglas Salor Jr. 
Diseño de Vestuario: Patricia Norris.
Distribuidora: DeAPlaneta , Emon Home Entertainment., Plan B Entertainment Production, Chockstone Pictures, Inferno, Annapurna Pictures asociado con TWC Presentaction y 1984 Private Defense Contractors.



Intérpretes:

Brad Pitt: Jackie Cogan ,
Scoot McNairy: Frankie,
Ben Mendelsohn: Russell,
James Gandolfini: Mickey.
Richard Jenkins: Driver,
Ray Liotta: Markie,
Sam Shepard: Dilon,
Vincent Curatola: Johnny Amato.


Sinopsis:

Un par de criminales poco listos y recién salidos de la cárcel (Scoot McNair y Ben Mendelson) deciden  atracar una partida de cartas controlada por un mafioso (Ray Liotta). Jackie Cogar (Brad Pitt), un tipo sin miramientos, deberá encontrarles, acabar con ellos y, claro, sacar tajada del lío. 
Críticas:
¿Qué  hacen los mafiosos de medio pelo en tiempos de crisis? Según el australiano Andrew Dominik, director de Mátalos suavemente, lo solventan a golpe de pragmatismo y violencia. Con un ojo en el cine político y el otro en el noir estilizado, el director navega por la trastienda del sueño americano con Brad Pitt como guía ( Entrevista de Manu Yánez Murillo en Cannes. Fotogramas).

La crítica se divide entre los que priorizan la pureza del género puesta al servicio de la detección del  mal, la corrupción del ser humano, y la brillantez del guión y su ejecución; las dudas les surgen a algunos cuando, como afirma Salvador Llopart, crítico del diario La Vanguardia,  el director se mete en arena política y sitúa la acción en la actualidad realizando una larga y bien trabada metáfora del capitalismo. Y ésta es precisamente  la  cuestión  que atormenta a Luis Martínez del diario El Mundo:  "El problema está (...) en convertir cada plano en metáfora de nuestros días. (...) ese recurso se repite y repite con una insistencia tan cargante que acaba por desactivar las legítimas aspiraciones de una película salvaje por fuera, perfectamente domesticada por dentro."(Filmaffinity)

Dominik elige una novela  de serie negra de 1974 de George V. Higgins que  cuenta la historia de  un pequeño universo mafioso golpeado por una crisis económica  provocada por la falta de regulación, y ante el riesgo de colapso, los jefes en la sombra envían  a un negociador para solucionar el problema. Era imposible no conectarla con la crisis económica actual. Esta era la intención  de  su  director. El propio Noël Simsolo asume en el capítulo introductorio sobre el cine negro, -Cuestiones de estilo(s)-, que "algunos lo consideran el brusco revelador de la otra cara de los espejismos del sueño americano y otros piensan que esta forma de cine amalgama las complejidades del alma humana en todas las circunstancias y en todos los países del mundo. Unos rechazan las producciones que no tratan de una época contemporánea del rodaje y otros incluyen obras que e desarrollan en el pasado o incluso en el futuro...". Ambas posiciones tienen lugar en el más puro cine negro, ya aborden el crack de la Bolsa de New York de 1929 o la Ley Volstead ,  como la caída de Lehman Brothers o City Group  y sus consecuencias y en absoluto significa estar o no domesticadas, porque aceptar este criterio equivale a  admitir que, como  en el mundo de la delincuencia organizada el número de descamisados es mayor que el de los nacidos en el seno de las grandes familias norteamericanas, el alma de los favorecidos por la Fortuna es  mucho menos compleja  que la de los pobres, lo cual es una barbaridad. El hombre se introduce en el universo de la ilegalidad y el crimen por causas muy bien conocidas: la ambicion y la avaricia o la necesidad, y muy pocos por el puro placer de desafiar las normas, que también los hay.

Dominik no intenta reformular el capitalismo, sino realizar una película del gran género del capitalismo, el género más honesto porque está protagonizado por gente motivada únicamente por el dinero, confiesa el director a la periodista.  'Y debo decir, añade,  que, por mi experiencia  en Hollywood he conocido a bastantes americanos  que se ajustan a este perfil'. En el film, en el que las escenas de acción funcionan como musicales, un efecto de distanciamiento contundente para bajar la guardia del espectador, confluyen varios géneros (drama, comedia, thriller),con un tono que bordea la caricatura.


Comentario:

Andrew Dominik abre un espacio en el cine al mundo de los excluidos, de aquellos a los que no 'representan' ni MacCain ni Barak Obama, y que trampean para vivir confabulándose en unas calles sórdidas e inhóspitas, en las que desde una valla publicitaria los dos máximos dirigentes   les piden su voto. Nos viene al pelo un argumento que utilizamos cuando hicimos el comentario de  Moon de Duncan Jones: "Theodor Wiesengrund Adorno, de la Escuela de Frankfurt critica a Hegel y a los pensadores marxistas porque reducen la negación ( la antítesis) al papel de simple mediadora en el proceso dialéctico, que siempre acaba resolviéndose en positividad; es decir, si en el proceso tésis-antítesis-síntesis todo se encamina hacia el logro de una identidad y una superación, se pierde el papel revolucionario de la negación en cuanto negación Cualquiera puede entender este discurso, el dominante en  los medios de comunicación y  entre las masas del  mundo occidental, anti-político y ácrata, muy negativo con los políticos  que dirigen los paiíses y no resuelven sus problemas, discurso que cierra el film, pronunciado por  Jackie Cogan (Brad Pitt): "Estamos en América y por eso estamos solos. Esto no es un pueblo, es un negocio. ¡Ahora paga, joder!." Mientras en la televisión del bar Obama habla de recuperar el sueño americano, el de que todos los hombres son iguales, un sueño de Thomas Jefferson que dejó que sus hijos vivieran como esclavos. El público corea el slogan que lo llevó al poder: "Yes, we can!

Dos personajes negocian bajo  los cimientos de una autovia : Driver (Richard Jenkins) y Jackie (Brad Pitt), el primero enviado por la cúpula de las 'mafias' y el segundo un sicario  encargado de 'dar un impulso a la economía, matando a los que la llevaron a la quiebra, un reflejo de lo que está pasando en el mundo, un  microcosmos del macrocosmos global'. El cine negro es el máximo exponente de la eonomía capitalista y el público simpatiza con delincuentes motivados únicamente por el dinero, pero el director no quería asesinos glamurosos, sino empleados que se lamentaran de las condiciones en  que trabajan; asesinar, soportar las quejas y los ruegos de las víctimas, limpiar el lugar del crimen. En resumen kidiar con una percepción de la imagen, las ideas...El crimen, es decir el trabajo en sí no interesa, solo el dinero que se gana y las chicas que se van a 'comprar' con sus beneficios. El personaje de Brad es algo diferente; es un asesino a sueldo,un hombre ambicioso que quiere  ascender;  lo traen para averiguar cómo se originó el conflicto, aunque lo que le interesa es el problema económico subyacente, el de las timbas que se han desmoronado y debe arreglarlo para que el sistema vuelva a funcionar. Alguien ha creado una alarma social en torno al negocio, se señala a un falso culpable, y, aunque todo el mundo sabe que es inocente, hay que castigarlo para evitar que se difunda entre las masas,  convencidas de su culpabilidad, la idea de que reina la impunidad.

Lo que se impone es eliminar suavemente a los elementos que incordian, evitando el contacto físico; el personaje de Markie  evoca a Henry Hills en Uno de los nuestros de Martin Scorsese, aunque aquí , como afirma Ray Liotta,  se trata tan solo de chicos malos. El film recuerda  en sus diálogos y algunos personajes  a  la forma de trabajar de Quentin Tarantino ( Pulp Fiction ),  aunque la forma de hacer se aproxima a la de Nicolas Winding Refn,  (Drive), minimalista, distópica, con un filtrado verde que aproxima su estética a la del pintor norteamericano  Edward Hopper, con esos personajes vistos a través de un cristal, geométricamente dispuestos, respetando siempre las líneas rectas. Cuando Markie recibe la tremenda paliza, la acción transcurre ante una gran cristalera que cierra un enorme espacio iluminado con luz verde. La asociación de música  muy popular con las escenas de conducción y la utilización de las radios de los coches como un nexo entre la ficción  y la realidad, funciona como elementos que confieren cohesión a los diferentes discursos. La película se abre y se cierra con la misma canción de los Beatles: "Money  (That's  what I want), incidiendo en la idea que Dominik quiere transmitir: el dinero es lo que importa.


Uno de los filmes más interesantes que se han hecho hasta el momento sobre la crisis económica, en los que no prima la denotación en la narración de ciertos acontecimientos económicos y sociales; el director ha optado por un lenguaje poético, romántico, para trasladar a la pantalla los sentimientos de desesperanza, impotencia y pérdida de fe en las instituciones de  los sectores  marginales de la sociedad, que sólo tienen un camino: cruzar la línea de la legalidad y morir en el intento. Obama ha llegado tarde.




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